Gabriel Romero
Conocido como «el Cumbiambero Mayor» y como «el Piragüero», se convirtió en uno de los más importantes intérpretes de cumbias, porros, merengues, paseos y otros aires vernáculos de las costas colombianas.
El cantante y compositor Gabriel Alonso Suárez Romero nació en Sabanagrande, departamento del Atlántico, el 20 de septiembre de 1943. De esta prodigiosa tierra, asimiló el sabor que posee la música que compone e interpreta.
A los cinco años de edad, se inició en los carritos de helados: se subía a todos los que llegaban a su pueblo y se ponía a cantar. Ya a los 12 tenía un conjunto que lo respaldaba. Se presentaban en cuanta fiesta eran invitados, lo que forjó una escuela casi imperceptible de lo que sería su carrera y su afición en el futuro.
Una de sus primeras composiciones fue el bolero “La quiero ver”, pero en el género bailable su obra primigenia fue “Canto a Navidad”. Después llegaron “Mi compadre”, “Lamento marino”, “Dónde estás”, “Quién me quiere”, “Se varó”, “Charanga del amor”, “Pa’ ti, pa’ ti”, “Cumbia enamorada”, “Sabes que te quiero”, “Sara”, “Me voy mañana” y “Cereté”, entre otras, que marcaron su ruta musical en la década del sesenta.
Años más tarde ingresó a la universidad con el firme propósito de estudiar Prácticas Agrícolas y practicar lo que aprendiera. Pero no todo resultó como lo planeó ya que el llamado de la música no lo desamparó, un llamado que inclusive le venía por familia: Su padre también fue cantautor y se dió a conocer en el mundo artístico con el tema “El negrito fino”. Gabriel Romero nunca quizo surgir a la sombra paterna y forjó su carrera por aparte, sin presión alguna. Empezó con el vallenato, pasó luego a algunas presentaciones con La Sonora Sensación y luego con la Orquesta de Pacho Galán.
Cuando todavía estudiaba Prácticas Agrícolas, formó en Sabanagrande un conjunto de acordeón, se tecnificaron al máximo y llegaron a los primeros soñados contratos. En 1962 inició actuaciones en Emisoras Unidas, en un programa de aficionados, donde el locutor Alvaro Ruiz Hernández le sugiere que se cambie su verdadero nombre de Gabriel Suárez, porque sonaba a "ciclista", ya que en ese momento estaba en furor el ñato Javier Suárez. Para entonces Gabriel Romero contaba con 19 años, momento en el cual decide vivir en Barranquilla, en el viejo barrio Olaya.
Corría el año de 1964 cuando el famoso Pacho Galán conoció a este joven que pretendía dedicarse a las labores agrícolas, tarea que siempre se veía entorpecida por una que otra nota musical.
Con Pacho Galán y Rafael Escalona grabó “El villanuevero”. Más tarde “Lamento marino”, la primera composición suya que llevó al disco. Luego grabó “Lolita” y “El arriero”, temas de un tímido éxito pero que no dejaron duda del talento de este artista.
Al poco tiempo se graduó en la universidad y ejerció por algunos meses su profesión. En las escuelas radiofónicas presentó programas educativos y se convirtió luego en profesor del mismo centro docente, donde había estudiado.
Cuando todos creían que había sentado cabeza y que se dedicaría a su carrera, lo dejó todo y se marchó de su tierra. Allí empezó la época de las orquestas: primero estuvo con La Águila, de donde lo rescataron Los Hermanos Martelo y lo incorporaron a sus filas en 1967. En 1969, viajó a Medellín y con esta agrupación logró su primer éxito como cantante con esa estupenda versión de “La piragua”.
El cantante y compositor Gabriel Alonso Suárez Romero nació en Sabanagrande, departamento del Atlántico, el 20 de septiembre de 1943. De esta prodigiosa tierra, asimiló el sabor que posee la música que compone e interpreta.
A los cinco años de edad, se inició en los carritos de helados: se subía a todos los que llegaban a su pueblo y se ponía a cantar. Ya a los 12 tenía un conjunto que lo respaldaba. Se presentaban en cuanta fiesta eran invitados, lo que forjó una escuela casi imperceptible de lo que sería su carrera y su afición en el futuro.
Una de sus primeras composiciones fue el bolero “La quiero ver”, pero en el género bailable su obra primigenia fue “Canto a Navidad”. Después llegaron “Mi compadre”, “Lamento marino”, “Dónde estás”, “Quién me quiere”, “Se varó”, “Charanga del amor”, “Pa’ ti, pa’ ti”, “Cumbia enamorada”, “Sabes que te quiero”, “Sara”, “Me voy mañana” y “Cereté”, entre otras, que marcaron su ruta musical en la década del sesenta.
Años más tarde ingresó a la universidad con el firme propósito de estudiar Prácticas Agrícolas y practicar lo que aprendiera. Pero no todo resultó como lo planeó ya que el llamado de la música no lo desamparó, un llamado que inclusive le venía por familia: Su padre también fue cantautor y se dió a conocer en el mundo artístico con el tema “El negrito fino”. Gabriel Romero nunca quizo surgir a la sombra paterna y forjó su carrera por aparte, sin presión alguna. Empezó con el vallenato, pasó luego a algunas presentaciones con La Sonora Sensación y luego con la Orquesta de Pacho Galán.
Cuando todavía estudiaba Prácticas Agrícolas, formó en Sabanagrande un conjunto de acordeón, se tecnificaron al máximo y llegaron a los primeros soñados contratos. En 1962 inició actuaciones en Emisoras Unidas, en un programa de aficionados, donde el locutor Alvaro Ruiz Hernández le sugiere que se cambie su verdadero nombre de Gabriel Suárez, porque sonaba a "ciclista", ya que en ese momento estaba en furor el ñato Javier Suárez. Para entonces Gabriel Romero contaba con 19 años, momento en el cual decide vivir en Barranquilla, en el viejo barrio Olaya.
Corría el año de 1964 cuando el famoso Pacho Galán conoció a este joven que pretendía dedicarse a las labores agrícolas, tarea que siempre se veía entorpecida por una que otra nota musical.
Con Pacho Galán y Rafael Escalona grabó “El villanuevero”. Más tarde “Lamento marino”, la primera composición suya que llevó al disco. Luego grabó “Lolita” y “El arriero”, temas de un tímido éxito pero que no dejaron duda del talento de este artista.
Al poco tiempo se graduó en la universidad y ejerció por algunos meses su profesión. En las escuelas radiofónicas presentó programas educativos y se convirtió luego en profesor del mismo centro docente, donde había estudiado.
Cuando todos creían que había sentado cabeza y que se dedicaría a su carrera, lo dejó todo y se marchó de su tierra. Allí empezó la época de las orquestas: primero estuvo con La Águila, de donde lo rescataron Los Hermanos Martelo y lo incorporaron a sus filas en 1967. En 1969, viajó a Medellín y con esta agrupación logró su primer éxito como cantante con esa estupenda versión de “La piragua”.
En ese mismo año formó parte de los desaparecidos Black Star, agrupación con la cual se dió a conocer ampliamente. Es precisamente cuando convirtió en el suceso musical del momento una cumbia del famoso compositor Edmundo Arias, “A ve pa ve”. También pegó “Úntale picante”, y por estos éxitos el conjunto fue invitado a actuar en los Carnavales de Barranquilla de 1971.
Así regresó Gabriel Romero a la capital del Atlántico, donde fue recibido con mucha alegría por sus coterráneos. Se recuerda un mano a mano con Gustavo «el Loco» Quintero, líder entonces de Los Graduados, en un baile de precarnaval, además de sus sensacionales actuaciones en una fenecida caseta que se llamó precisamente La Piragua, donde alternó con El Gran Combo y sus estrellas Andy Montañez y Pellín Rodríguez.
Luego se produjo un corto descenso en su carrera porque Romero quiso incursionar en la balada, grabando un volumen titulado Imagínate conmigo que no tuvo mayor trascendencia. En 1975 volvió a lo suyo; defendió en Villavicencio una canción de Ester Forero, “Por qué llora José Modesto”, la cual resultó premiada.
Luego llegaron sus mejores momentos cuando formó una agrupación propia y logró extraordinarios éxitos como “El machete” –con el que obtuvo Congo de Oro–, “La caldereta” y muchos más.
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