La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

martes, 15 de diciembre de 2020

Venga la esperanza - La Charanga Rubalcaba

Con la publicación de esta entrada termino la actividad del blog en el presente año, el que ha sido marcado por la mortalidad causada por la enfermedad global que nos afecta, el COVID-19.

Quizá esta no sea la peor pandemia que ha sufrido la humanidad en el transcurso de la historia, pero es la que nos tocó vivir y en la cual tratamos de sobrevivir.

Muchas familias están inmersas en la desesperación por haber perdido a uno o más de sus seres queridos y buscan el consuelo para su dolor... que solo El Señor nos puede brindar.

Y a pesar de la fatalidad que nos pueda embargar, siempre estará Él presente con su dulce compañía... y con su promesa de un nuevo día.

Con fe y con esperanza esperaremos la llegada de ese nuevo amanecer. Bendiciones para todos.

jueves, 22 de octubre de 2020

El ascensor - Orquesta Los Melódicos canta Verónica Rey

Verónica Rey

Una de las máximas exponentes de la música popular bailable es Verónica Rey, cuyo aval es el de haber logrado un éxito de primer nivel con Los Melódicos "La Orquesta que Impone el Ritmo en Venezuela" entre 1969 y 1976, al lado de artistas ya consagrados como Manolo Monterrey, Rafa Galindo, Oscar Santana y Chico "Sensación" Salas.

Nacida en Maracaibo en 1946, se inició en 1965 con la orquesta Super Combo Los Tropicales, en sustitución de su madre Marta Rey. Luego pasó por varias agrupaciones antes de marchar a Caracas, donde laboró en Venevisión como cantante en los programas Diluvio de Estrellas, Ritmo y juventud y Noches de Venevisión, para luego trasladarse a Radio Caracas TV con Renny Ottolina. Ingresó en El Combo Gigante de Renato Capriles y al disolverse éste en 1967, pasó a Los Melódicos.


De la Nueva Ola a la Cumbia

Los inicios profesionales de Verónica Rey fueron con el Super Combo Los Tropicales, en el que la cantante principal era su progenitora Marta Rey, pero no la tomaron en cuenta. Creyeron que era algo como para que se entretuviera la niña. Con ellos se mantuvo dos años, actuando en sitios estelares como el Hotel del Lago; después se fue a Caracas con la agrupación de Willy Pérez en un night club; la vocalista hace hincapié en ese hecho, haber sido cantante hasta de esos lugares. Verónica Rey acota: "Cuando ingresé a Los Melódicos no tenía idea de cómo cantar cumbia, ya que lo mío en el Súper Combo y con Willy Pérez era la música moderna, 'Despeinada' y esas cosas de lo que llamaban Nueva Ola. Me costó mucho entrar en ese tema de la cumbia. Lo primero que grabé fue Carmen de Bolívar y yo decía: 'a mí no me gusta esa canción'; y Renato Capriles manifestó: 'Eso es lo que va a grabar, si lo monta bien y si no, también'.

La canción generó una anécdota muy graciosa. La primera vez que fui a Colombia con Los Melódicos el tema estaba pegado en las emisoras de Santa Marta, Barranquilla y Cartagena; nos tocó alternar con Lucho Bermúdez, a quien pregunté quién era la persona de la que creía estaba dedicado el tema. El maestro se sorprendió y luego soltó una carcajada, indicándome que Carmen de Bolívar era el pueblo donde él había nacido.

Con los viajes Verónica Rey aprendió lo que es Colombia, su geografía, su gente, hasta el punto que dicen que es la máxima representante de la música bailable de esa nación".



Recuerda a Renato Capriles

A su llegada a Los Melódicos, Verónica Rey se topó con su creador y director general, Renato Capriles, de quien decían que era muy exigente. Renato no sólo atendía los asuntos inherentes al aspecto musical. "La primera vez que yo iba a viajar a Estados Unidos con Los Melódicos nos citó un día antes, a las 10:00 de la mañana en la oficina de la orquesta. Creíamos que iba a haber un ensayo, mas no fue así; nos dio un taller de cómo debía ser nuestro comportamiento en el avión y en el hotel. Él no permitía que anduviésemos con escándalos. Nos decía: 'Tenemos que respetar a las demás personas'. Con Renato estuve dos años con El Combo Gigante, luego me pasó a Los Melódicos y más tarde permanecí tres años en Los Solistas. Fue un gran maestro. De todas las orquestas de la época las de mejor conducta fueron las nuestras".

Un recuerdo de Luis María Frómeta "Billo"

Del maestro de la Billo's Caracas Boys guarda una anécdota: Estando una vez en la Feria Internacional de San Sebastián se levantó molesto y se dirigió a la tarima, cuando aún no nos habíamos bajado. Nos reclamó el haber tocado siete veces La Danza de la Chiva, que estaba súper pegada en San Cristóbal. Billo expresó: ¿Qué le pasa a ustedes? Tienen esto convertido en un ring de boxeo y tú..." refiriéndose a mí, "eres la culpable" (Risas).

Recuerdos de los carnavales

"En cualquier sitio que nos presentábamos, en Venezuela o en Colombia, la orquesta tocaba los siete días de la semana con todos los lugares techados con las entradas agotadas y los de al aire libre abarrotados hasta más no poder".
Fuentes:
1. Semprún Parra Jesús Ángel y Hernández Luis Guillermo, Diccionario General del Zulia Volumen 1, Sultana del Lago Edit., 2018.
2. Revista Todasadentro, No. 699, febrero 2018, año 14.


miércoles, 21 de octubre de 2020

Amalia Batista - Lobo y Melón

Lobo y Melón

Grandes personajes de la música, orgullosamente mexicanos, aunque muchas personas creían, al escucharlos, que eran cubanos porque en ese tiempo llegaron a nuestro país bastantes artistas y músicos de Cuba, además por el estilo de música que tocaban en el género afroantillano.

Pero grata era la sorpresa al saber que ambos eran mexicanos. Carlos Daniel “Lobo” Navarro, un gran percusionista y Luis Ángel Silva “Melón”, con un gran estilo propio para el canto, haciéndose acompañar en diferentes épocas del grupo por Mario “Cholito” González y Ángel Romero Donís "el chamaco Ángel" en los timbales, Mauro Enrique “Gallina” Chávez al piano, Andrés López Montenegro "Mucha Trampa" y Crescencio Paredes Guzmán “El Pajarito” en el bajo, Manuel Osorio (también se le conoce como Manolo Güido) "el Perrote" en la trompeta, Luis Ortega y Ángel “El Cucarachito” Martínez, entre otros.


La idea surge en el paradisíaco puerto de Acapulco, en el año de 1958, cuando Lobo le transmite la idea a Melón, después de terminar una actuación que tuvo en la agrupación musical donde en esos momentos tocaba y que se llamaba “Batamba”. El nombre no fue difícil de decidir, pues usaron sus sobrenombres o apelativos y que eran el de: Lobo y Melón, por lo que así se haría llamar artísticamente desde ese momento y para siempre en la historia de la música tanto en México como en el extranjero, donde tuvieron grandes éxitos con sus grabaciones como en sus presentaciones personales.

Lobo y Melón encarnaron unos años el clímax de la furia tropical y romántica que por décadas, y aun por siglos, había llegado a México proveniente de Cuba. Lobo era moreno y delgado, de perfectas orejas, barba cerrada y unos labios gruesos, sensuales, en medio del rostro largo y fino; tenía las cuencas profundas y los ojos grandes, subrayados en su expresión melancólica por unas pestañas tan largas y rizadas, que le sombreaban los pómulos. Melón era blanco, con una pinta de amateur que no se borraba de su apariencia ni cuando cobraba, pero era el arreglista del conjunto, el compositor y el empresario, la parte sobria, madrugadora, de aquel barco nocturno, borracho de rumba y fandango.

 
El mismo año de 1958 graban su primer disco L.P. que sale a la venta en junio de 1959, que incluía temas como: “No hay negocio”, “Margarito”, “El cumaco de San Juan”, “África” y “La bola” y el tema que todos consideraron como el patito feo o el llamado “de relleno”, fue el tema que les dio el gran éxito que buscaban, pero que nunca esperaron que fuera tan rápido y directo como lo lograron con “Amalia Batista”, esta canción de inmediato se colocó en los primeros lugares Este primer L.P. vendió un millón de ejemplares, obteniendo el cotizado Disco de Oro. De ahí en adelante siguieron una muy buena serie de éxitos que cubrieron casi toda la década de los sesenta.

En su primera presentación como Lobo y Melón, asistieron la gran señora Celia Cruz (Q.E.P.D.) y su inseparable esposo Pedrito, que era el que dirigía la orquesta que acompañaba a Celia en sus presentaciones, siendo todo un acontecimiento para Lobo y Melón.

En 1961 se internacionalizan, gracias al tremendo éxito de “Amalia Batista” y se presentan en Los Ángeles, California, con mucho éxito por lo que recorren diferentes lugares de California; en el año de 1964 logran llegar a presentarse en Nueva York y Chicago, gracias a que el empresario, músico y productor Chico Sesma, los firma para promoverlos en Estados Unidos.

Buena parte del éxito y relevancia de Lobo y Melón, se debe a la creación y consolidación de un estilo muy propio que se basa en el uso de sílabas por parte de los cantantes para sustituir a los metales. A este recurso musical se le dio el nombre de "chúa-chúa", así como en el campo del jazz se le llama "scat". Si bien Lobo y Melón no lo inventaron como recurso musical, sí fueron los primeros que basaron su sonido y su estilo en esta sabrosa manera de garigolear la melodía.

Tuvieron la dicha de alternar con Tito Puente, Machito, Mongo Santamaría, Johnny Pacheco, Tito Rodríguez, Vicentico Valdés, El Gran Combo y La Sonora Ponceña, entre otros. Entre sus más sonados éxitos están, desde luego “Amalia Batista”, “Niebla del riachuelo”, “Cosas del alma”, “En un bote de vela”, “Óyeme Cachita”, “La sitiera” y muchos más.

Se presentaban regularmente en muchos teatros y centros nocturnos de la capital mexicana, como el Teatro Blanquita, el Lírico, el Esperanza Iris, el Manolo Fábregas y el cabaret La Fuente en Insurgentes Sur. Durante cinco años actuaron todos los días sin interrupción en la XEW y la XEQ.

Lobo y Melón es el único conjunto mexicano de música afroantillana que ha trascendido de verdad internacionalmente. Avasallaron con todo lo establecido en ese género musical en México, y en Estados Unidos obtuvieron un triunfo arrollador sólo comparable con estrellas de ese momento, actuando en sitios famosos como El Palladium de Hollywood o de Nueva York, el Habana Club y el Virginia Club de los Ángeles, el Thunderbird de Las Vegas, el Mirador Club de Chicago o el Copacabana Club de San Francisco.


En 1971, Lobo y Melón se separaron, circunstancia que marcó el inicio de una carrera como solista de Melón.

Por un serio altercado con el entonces oscuro y conflictivo líder del Sindicato de Músicos, Venus Rey, quien le cerró las puertas de todas las fuentes de trabajo, a Melón no le quedó otra opción que marcharse a Estados Unidos para ejercer su carrera de cantante en solitario, la que  realizó exitosamente.

El 8 de febrero de 2016 dejó de existir Luis Ángel Silva “Melón” a los 85 años, a causa de un infarto, en la ciudad de México.
Fuentes:
1. https://www.elsoldehidalgo.com.mx/analisis/lobo-y-melon-4932364.html
2. Un grande de la salsa, en la sección Aquel Ayer, por Ramón de Flórez en la Revista Interjet, Agosto 2016.
3. Figueroa Hernández Rafael. Salsa mexicana Transculturación e identidad musical. Biblioteca Digital de Humanidades. Universidad Veracruzana. 2017.


martes, 6 de octubre de 2020

Desesperadamente - Lecuona Cuban Boys canta Fernando Torres

Lecuona Cuban Boys

Mucho se puede decir de la Orquesta Lecuona Cuban Boys, la que en sus comienzos se llamó simplemente Orquesta Ernesto Lecuona, aunque Ernesto Lecuona nunca la dirigió ni siquiera tocó en ella. Sí, tuvo su nombre, por el hecho que los músicos que la integraban, en un momento tuvieron el deseo de homenajearlo como gran exponente de la canción Cubana y como el amigo que tanto la apoyaba. Mientras Lecuona estuvo de alguna forma a ella vinculado, durante los espectáculos hacía un concierto en la primera parte, junto a su hermana Ernestina, al igual pianista y compositora. En la segunda parte, entonces, venía la orquesta, ejecutando, por supuesto, varias páginas de su autoría.

El núcleo inicial de la orquesta fue una derivación de otro conjunto, la Orquesta Los Hermanos LeBatard-Palau, alrededor de 1930. Algunos de los componentes de ésta, tuvieron en cuenta establecerse con una agrupación orquestal propia. Fueron ellos Armando “Fichín” Oréfiche (director, arreglador, compositor y pianista) y los hermanos Agustín (cantor y percusionista) y Gerardo Bruguera (sax-tenor y clarinete), que a su vez salieron a buscar a Ernesto “Jaruco” Vázquez y a los demás instrumentistas.

El nuevo conjunto fue denominado Orquesta Encanto, mismo nombre del recién inaugurado teatro de La Habana , donde en 1931 ocurrió su estreno. El éxito fue extraordinario desde el principio. Entonces ya Ernesto Lecuona disfrutaba de enorme prestigio, estando en Hollywood a escribir las músicas de la película  “The Cuban Love Song”, de MGM, que tenía como principales expresiones protagónicas al barítono americano Lawrence Tibbett y a la  mexicana Lupe Vélez. Aún lejano, Lecuona tuvo conocimiento del triunfo de la Orquesta Encanto, a través de su ya nombrada hermana Ernestina, ferviente admiradora del grupo.

Es aquí cuando Lecuona regresa a La Habana que de inmediato se acerca a la Orquesta, haciéndose muy amigo de los integrantes y comenzando las actuaciones conjuntas, incluso por las Provincias Cubanas. Es en ese momento que se produce el cambio de nombre de Orquesta Encanto a Orquesta Ernesto Lecuona.
Fuente: recuperado de internet.

viernes, 2 de octubre de 2020

Abran rueda - Juan Piña y sus Muchachos

Juan Piña

Juan De la Cruz Piña Valderrama, es su nombre de pila. Nació el 18 de junio de 1951 en el barrio San José de San Marcos, caluroso municipio perteneciente al Bolívar Grande, acariciado por el río San Jorge y por la Ciénaga de San Marcos.

Su primera grabación la hizo cuando tenía 10 años. Cantó a dúo con su prima Elvira el tema "Abran rueda", bajo el respaldo de la Orquesta de Juan Piña y sus Muchachos, dirigida por su padre. Años después se vinculó a la Orquesta Los Hermanos Martelo, con sede en la Capital de la Montaña, y empezó a crecer como cantante.

Estuvo en esa colectividad de 1969 a 1975. En ese año decidió independizarse musicalmente y, con su hermano Carlos, creó La Revelación, el combo con el que marcaría una época brillante nutrida de éxitos que conquistaron a los amantes de la música tropical, no sólo de la costa sino de Colombia y otros países.

"El emigrante latino", "El pilón", "Baila Simón", "La rama del tamarindo", "Amanecí llorando", "Graciela", "La canillona", "Luna barranquillera" y "La tumba catre" fueron algunas de las muchas canciones que lo llevaron a ocupar un lugar protagónico en el alma de una generación amante de la música popular colombiana.

Con algunas de esas canciones salió triunfante en el Festival de Orquestas, en cuatro ocasiones, obteniendo el Congo de Oro, en el ya desaparecido coliseo cubierto Humberto Perea. Fueron jornadas pletóricas de sabor, que se quedaron eternizadas en su memoria.

Hoy, Juan Piña tiene la seguridad, más firme que nunca de que seguirá cantando hasta que Dios le dé fuerza.
Fuente: por fausto Pérez Villarreal en la Revista del Carnaval de Barranquilla 2020.

Disfrute su primera grabación con la orquesta de su señor padre: "Abran rueda". 
 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Colegiala, eres mi amor - Pablo Atuesta y Los Concertistas

Pablo Atuesta

No es cuestión de azar el que Pablo Atuesta se haya convertido en una de las grandes figuras de la música tropical, porque quince de sus veinticinco años los ha dedicado a esa pasión que con el tiempo pasó a ser su razón de vivir.

Inicialmente se contagió del ambiente musical de su natal Valledupar y sus inquietudes infantiles lo llevaron a formar parte del conjunto de Diomedes Díaz, en donde hizo coros y tocó la guacharaca junto a su tío Hermes Rosado. Luego de esta inclusión prematura, siendo un quinceañero, pasó a integrar el grupo de Alfredo Gutiérrez y fue aquí cuando llegó el momento decisivo para su profesión, pues Alfredo descubrió en él ese talento propio de los grandes intérpretes y le brindó todo su apoyo.

De esta manera grabó en Discos Fuentes su primer larga duración que hallaría en "Indio Sinuano" de David Sánchez Juliao y "Apoteosis" de Alfredo Gutiérrez los temas más destacados. Posteriormente, cambió de disquera y conformó su grupo Los Concertistas para realizar el LP "Lamento Vallenato", (con) Wilfran Negrete, del cual saldrían éxitos como "No digas que no te quiero" y "Tu confidente", de la autoría de Octavio Daza y Mateo Torres, respectivamente. Así continuó el desarrollo de su carrera artística obteniendo éxito en sus grabaciones, entre los cuales podemos enumerar "Conquista fácil", "Mi novia juvenil", "El cansancio del poeta", "La musiquera" y "Colegiala te quiero".
 
Fieles a su filosofía de difundir el folclor colombiano por el mundo a través de sus temas, Los Concertistas han tenido en sus filas, además de los anteriormente mencionados, a acordeonistas de la talla de Ismael Rudas y Jorge Rojas, este último quien mejor se ha acoplado con Pablo Atuesta no sólo por innovar con el Son Menor de "Colegiala te quiero", sino por lograr la mejor interpretación de la Cumbia Son "Lucho Herrera El Conquistador", dedicado por Pablo al padrino de su hija Johana Catherine.
 
Todos estos antecedentes que enriquecen el curriculum de Pablo Atuesta y sus Concertistas nos permiten disfrutar sus interpretaciones polifacéticas. El presente trabajo discográfico es la mejor muestra de su consagración artística con temas del estilo de "Olor a café", "La otra eres tú", "Colegiala tú sabes que te quiero", "Déjame llegar a ti" y "Vil coqueta", principalmente.

Fuente: portada trasera del LP "Su nuevo estilo", 1988.

martes, 22 de septiembre de 2020

Fiel cariño - Gustavo Gutiérrez

Gustavo Gutiérrez

“El Poeta”, “El Seco”, “El Flaco de Oro” y “El Romancero del Vallenato” han sido algunos de los sobrenombres cariñosos que ha recibido a lo largo de su vida uno de los grandes letristas del género: Gustavo Gutiérrez Cabello.

Nacido en Valledupar el 12 de septiembre de 1940, el compositor Gustavo Gutiérrez Cabello ha determinado un antes y un después para las letras del vallenato. Su interés en las situaciones de orden romántico hizo que se desmarcara de la tradición juglaresca y descriptiva de buena parte de sus contemporáneos, para centrarse en letras que le cantan al amor, a las penas del alma, a la amistad y a la familia. Él mismo afirma haber sido siempre un amante de la naturaleza, de la introspección y de la soledad como inspiradoras de su obra.

Dice el investigador José I. Pinilla en su libro “Cultores de la música colombiana” sobre el compositor valduparense: “Es dueño de la rara vena romántica del vallenato puro que, mezclada con las notas de un acordeón, forman bellas y melancólicas canciones que saltan a los campos nacionales, rivalizando a veces con otros grandes del vallenato. Las engalana con flores y sentimientos propios, haciéndolas dulces y elegantes”.

Gutiérrez creció en el seno de una familia de arroceros y desde su niñez se familiarizó con el canto y la interpretación de la guitarra y el acordeón-piano. Luego de haber estudiados su primaria y su bachillerato en instituciones de Valledupar y Bogotá, en 1970 se graduó de la Escuela de Administración de Negocios. Y mientras se desempeñaba en cargos conexos a esa profesión, como el de director de la Oficina de Turismo de Valledupar al cierre de la década del 70, empezó a hacer sus primeras composiciones y a grabarlas en su voz para el sello Fuentes. Desde 1987 hasta 2005 fue además vicepresidente del Festival de la Leyenda Vallenata.

Creaciones en aire vallenato como “Confidencias”, “Sin medir distancia”, “Así fue mi querer”, “Mi niño se creció”, "Camino largo", "Alma herida", "A un ladito del camino", "Si te vas te olvido", "Lloraré", “Paisaje de sol", "Calma mi melancolía", "El cariño de mi pueblo" y “No sé pedir perdón” han hecho de Gutiérrez Cabello una figura imprescindible dentro de la pluma vallenata, a cuyas tradiciones dio un giro como pionero del vallenato romántico. Ello lo ha convertido en uno de los creadores favoritos de músicos como Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, El Binomio de Oro, Los Betos, Iván Villazón, Silvio Brito y Alfredo Gutiérrez.

A partir de la obtención del premio a Mejor Canción Inédita en el Festival Vallenato de 1969, su carrera ha ido de la mano con el devenir de la música de acordeón. En 2013, el administrador de empresas de profesión y poeta del vallenato por vocación, tuvo el honor de ser el artista homenajeado en el Festival de la Leyenda Vallenata, y sus canciones siguen haciendo parte del repertorio más requerido por todos los intérpretes del vallenato, tanto tradicionales como actuales.

Este 12 de septiembre llegó a sus 80 años de vida.
Fuente: https://www.radionacional.co/noticia/gustavo-gutierrez-artista

Disfrute este tema de su autoría: Fiel cariño.

 

lunes, 21 de septiembre de 2020

La Satélite - Los Satélites

Los Satélites

Fue en 1962 cuando Los Satélites presentaron al mercado su primer larga duración. Y aunque su historia fue muy corta, hoy siguen vigentes gracias a sus grabaciones que se siguen disfrutando, fiel reflejo de sabor costeño y de la juventud de los sesenta.

En la presentación de ese primer álbum, José Luis Logreyra escribió:

La moda es ahora, los grupos de estudiantes con inclinaciones artísticas se dedica a coquetear con la fama y los aplausos”.

“Que si son los Teen Agers (nombre original en los Estados Unidos), que si los Stereos (otro nombre original de los Estados Unidos), los Be Bops, Los Golden Boys, y toda una copiosa colección de extraños nombres de conjuntos que han arrebatado un verdadero fanatismo... una auténtica histeria juvenil en los escenarios norteamericanos y que hoy, en el colmo de la originalidad, muchos grupos jóvenes, de otros países, han tomado para sí, como cosas por ellos inventada”.

“La fábrica de Discos Fuentes, poseedora de ese escudriñador cerebro que es Toño Fuentes, se hace presente en esta época con ritmo acelerado, de la juventud dislocante, del nuevo sabor juvenil en la música y produjo un novísimo grupo con un nombre muy castizo... muy de esta era del jet y de los cohetes siderales. Un grupo de jóvenes del ritmo a la manera de los teen agers –nombre genérico que en buen romance castellano viene a ser quinceañeros– que presentan una sensacional colección del género popular, pero con los muy definidos acentos ardientes del litoral colombiano”.

“Casi todos los conjuntos juveniles de la actualidad recorren porfiadamente el casquivano pentagrama de la improvisación con temas marcadamente jazzísticos. Este, en cambio, es un grupo del ritmo joven, con una técnica realmente admirable que reúne el clásico patrón del género estudiantil, el excelente buen gusto y dominio de la música tropical y un raro perfeccionismo interpretativo solamente posible, claro está, a un constante estudio de las selecciones”.

“Este nuevo conjunto, formado en Discos Fuentes, ha sido llamado Los Satélites y por una extraña estrategia publicitaria de los directivos de la fábrica, sus nombres permanecerán en silencio hasta el tercer larga duración”.

“Discos Fuentes aspira cumplir un servicio al ritmo joven de la costa, con estos magníficos intérpretes y confía en que así, como los espectaculares Corraleros de Majagual se echaron al bolsillo a los públicos bailadores de todas partes, estos Satélites logren igual o mejor hazaña”.

“Ustedes notarán en este disco con estos nuevos astros melódicos Fuentes, la admirable técnica desarrollada... el perfecto manejo de los mejores trucos sonoros conocidos. ¡Y es tan sólo su primer ensayo!”

“Recomendamos especialmente para la juventud danzante este disco con los exclusivos intérpretes de Discos Fuentes, Los Satélites”.


Los talentos que pusieron la voz a este proyecto de Los Satélites fueron mega estrellas de la época, hoy verdaderas glorias del folclor. Ellos fueron Gustavo Rada, Poli Martínez, Toño Sinisterra y Lucho Argaín, el hombre que triunfó al lado de La Sonora Dinamita. Como se indicó, en 1962 publicaron su primer álbum con estas figuras estelares y para 1963 presentaron su álbum Vuelven Los Satélites. No lanzaron más producciones pero sí continuaron grabando varios sencillos, más o menos hasta 1965, los mismos que publicaron en distintos variados.

De la corta historia de Los Satélites se recuerdan obras como Vuelven Los Satélites, Ocaso marino y No me mojes, de 1963, y, de 1964 Patria querida y Oye ya.
Fuente: Discos Fuentes

Del primer Long Play y del conocidísimo Lucho Argaín, la sabrosa gaita La Satélite. Disfrútelo.
 

martes, 15 de septiembre de 2020

El Grito Mexicano


En México hoy conmemoramos el 210 Aniversario del Grito de Dolores, realizado en su momento por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, y que diera inicio a la lucha por la independencia en nuestro país del yugo español previamente establecido.


Tradicionalmente en esta fecha se desborda la alegría de las masas y la mexicanidad brota con orgullo y en torrente al ondear nuestro lábaro patrio. Y con generosidad mayúscula lanzamos emotivos vivas a nuestros héroes caídos que nos dieron la libertad y la patria (en nuestra bandera el color rojo simboliza la sangre derramada por ellos).


Pero el homenaje nacional que hoy se prepara es diferente en su protocolo, debido a la pandemia en la cual aún estamos inmersos, y es una oportunidad más para cerrar filas y unirnos como nación para hacer un frente común que nos permita liberarnos de este episodio obscuro que nos aqueja como país, igual que al resto del mundo.


Porque así lo exige la ausencia de muchos de nuestros seres queridos...

lunes, 14 de septiembre de 2020

San Fernando - Lucho Bermúdez

Lucho Bermúdez
1912 - 1994

Luis Eduardo Bermúdez Acosta, nacido en Carmen de Bolívar, el 25 de enero de 1912, se inició precozmente en la música con un familiar director de banda, y al comenzar su adolescencia ya tenía algunas composiciones e interpretaba varios instrumentos (flautín, piano y clarinete). Su formación con un músico de banda lo vinculó a una de las tradiciones más importantes de la Costa Atlántica, constituida por agrupaciones que desde el último tercio del siglo XIX se habían convertido en pilares de la cultura regional.

Aún muy joven Bermúdez viajó a Santa Marta y se vinculó a la banda militar de la ciudad, en donde recibió algunos conocimientos musicales de Guillermo Rico, quien había estado en Europa y estableció a su regreso una academia de música en aquella ciudad. De allí pasó a Chriguaná (Cesar), en donde se desempeñó como director, y poco después se estableció en Cartagena, a finales de la década de los treinta.

Después de la consagración de éxitos internacionales como El manicero, en 1930, la música de baile caribeña había comenzado a penetrar otros ambientes y a crear nuevos mercados a través del disco y la radiodifusión. En Colombia su tradición tenía ya más de un lustro, y gracias a la experiencia internacional de músicos costeños como Angel María Camacho y Cano y José Pianeta Pitalúa y a la visión empresarial de Toño Fuentes y otros más, se logró abrir la brecha para este género en el país.

Estrechamente ligadas a las fiestas populares y a la música militar y de baile, las bandas de la Costa Atlántica fueron el crisol donde surgieron los músicos que conformarían las orquestas de baile que le imprimían su personalidad a la música costeña en las décadas centrales del siglo. En Cartagena se vincula a la Orquesta A Número 1 y luego a Radio Cartagena y Emisora Fuentes y allí, como director de esa orquesta (posterior Orquesta del Caribe), graba sus primeras obras, porros como Marbella y Joselito Carnaval.

Los porros y fandangos constituían el repertorio de la Orquesta del Caribe cuando, dirigida por Bermúdez, se presentó en temporada en un lugar nocturno de Bogotá, a mediados de los años cuarenta. Allí comienza su asociación con Matilde Díaz, su intérprete por excelencia, de la cual nacen éxitos: Caprichito entre los porros y Danza negra como un primer y logrado experimento con la cumbia, concebida para la voz de Matilde. En 1946 viaja a Argentina y allí realiza grabaciones y populariza sus obras grabadas por reconocidas orquestas. A su regreso funda su propia orquesta, que de allí en adelante desarrolla una brillante trayectoria en Bogotá y otras ciudades. Muy pronto la orquesta obtiene su propio sonido, basado en sus lúcidas improvisaciones e ingeniosa orquestación. El porro San Fernando nace en ese momento como el primero de una serie de logros de lo que se conoce como la edad de oro de la música bailable colombiana.

Después de un viaje a Cuba en 1951 desarrolla una intensa actividad con su orquesta, asociado a un gran número de cantantes y con diversas compañías discográficas, incluyendo incursiones en el negocio del entretenimiento, como la fundación del Grill Candilejas. Su música se convierte en material obligado para los grandes intérpretes del país y, al tiempo que sigue con su repertorio tradicional, produce piezas de otro estilo como el pasillo Espíritu colombiano, buen ejemplo de su gran musicalidad y vena melódica. Poco a poco relega su control de la orquesta y se convierte en una leyenda viviente de la música colombiana, condecorado y retribuido artística y económicamente. Muere en Bogotá, el 23 de abril de 1994.

Su legado es original: la creación de un estilo propio para su música bailable, nutrida siempre de los elementos básicos de la tradición regional que brindó posibilidades a su talento.
Fuente: http://www.revistacredencial.com/credencial/historia/temas/luis-eduardo-lucho-bermudez-edad-de-oro-de-la-musica-bailable-en-colombia

viernes, 21 de agosto de 2020

Cumbia pa' bailadores (Ron, tabaco y esperma) - Celso Piña


Hoy se cumple un año del deceso del artista regiomontano Celso Piña Arvizu, el que desde sus inicios interpretó la música tropical colombiana en su forma más tradicional posible y con ello se convirtió en un ídolo popular a nivel local, aunque su trascendencia real ocurrió posterior a la grabación de su álbum Barrio Bravo, con el cual cual ganó reconocimiento internacional.

A un año de su partida rememoro su inicio musical, que él mismo nos compartió en una entrevista realizada por el periódico El Norte y publicada el domingo 16 de mayo de 1999, he aquí un extracto:

Sí me siento orgulloso, fíjate. Porque en un principio lo que menos esperaba yo, lo que menos me figuraba, es que fuera a levantar esta ámpula, ¿ves? Yo empecé para mí mismo, como un hobbie. Como te digo, gustándome a mí… ¡olvídate! Todo principio es difícil. Me acuerdo que una vez, en el 80-81, estábamos ensayando aquí y llegó un maistro: ‘Oiga, tengo una fiestecita dentro de 15 días, ¿cuánto me cobra?’. No, pues tanto, le dije. ‘Oiga, pero toca de todo, ¿verdad?’. Y yo: ‘sí señor, de todo’. Mentira, en mi vida he tocado otro ritmo. Nunca.

Y no fue el primero ni el único al que le dije eso, pero qué hacías, tenías que dar a conocer tu onda. Luego pasaban puras broncas, la gente se enojaba porque no tocabas lo que ellos pedían, ja, ja, ja, nomás les decía: “espérense, ahorita”, ¡y nada!

Antes de ser músico trabajé con unos tíos que se dedicaban al tapiz de muros, cuando tenía unos 12, 13 años. De allí me fui al Hospital Infantil, unos 6, 7, 8 años, ¿ves?, en la intendencia, barriendo, trapeando, tirando basura. Me metió mi jefe, él trabajaba en mantenimiento del Hospital Infantil. Fue ahí cuando empecé en la onda de la música.

Cerca de la casa había una explanada y por los años 70 venían sonideros (cintas) con música colombiana, de la Boquilla, de la Narvarte, de la Nuevo Repueblo, la Ancira y todo eso, y me empezó a gustar el acordeón, ¿no?, inclusive compré uno y me fui a tocar con los Jarax, pero no capeaban lo que yo quería tocar, ¿ves?, porque era muy diferente lo colombiano a lo tropical de ese tiempo; entonces, no coincidimos, y mejor me salí.

Luego estuve con los grupos Arcaico y Sentimiento, tocaban de todo: Rigo Tovar, Perla del Mar, el Acapulco (Tropical), baladitas de los Terrícolas, los Pasteles Verdes, los Chicanos… allí tocaba la batería, luego también el bajo y después las percusiones.

Cuando me salí de uno de esos grupos, porque yo quería tocar colombiano, uno me dijo: “¿sabes qué?, estás loco con esa pin… música, es muy corriente, nunca vas a hacer nada”.

Ensayaba colombiano aquí en la casa, con mis hermanos Enrique, Rubén y Eduardo, y mientras seguía jalando en el hospital. Fueron dos, tres años, pero no se veía nada. A ratos dejábamos de ensayar y luego nos volvíamos a animar, y seguíamos dizque ensayando.

De allí mismo del hospital empecé a juntar lana para comprar mis instrumentos: tumbas, tarolas, maracas, güiros, bongós, guitarra, acordeón, todo eso, y empecé mi conjunto ya más en forma, ¿ves? Tocábamos con los vecinos, a la vuelta de la casa, bodas, quinceaños, aquí en lugares cerca.

Los sonideros fueron los que trajeron a unos chavos de México para que nos vieran, así se hizo el contacto, y luego me trajeron a un maestro de la fábrica de discos Peerless y ya hicimos la primera grabación.

Era un maestro muy bueno, nos preguntaba que quién nos había enseñado, y pues, la práctica hace al maestro, ¿ves? Se fue con el material y dijeron que a los dos meses nos iban a avisar. Eso fue en el 81.

Y pasaron dos meses y nada; tres, cuatro, un año, y yo dije ¡olvídate! Pero como a medio año del 82 fue cuando, ¡zas!, “y ahora (lo dice con voz de locutor) la Ronda Bogotá con ‘Cumbia para Bailadores’”. Yo estaba acostado y que oigo y que me paro gritando: ¡levántense, estamos al aire!

Nosotros no sabíamos que ya había salido el disco; haz de cuenta que me sentí como si me hubiera sacado la lotería...


Y hoy lo recuerdo precisamente con esa cumbia: Cumbia pa' bailadores (Ron, tabaco y esperma); disfrute usted, a él le hubiera gustado que lo haga.


lunes, 17 de agosto de 2020

Esperma y ron - Los Guacharacos

Sólo bastó un solo éxito internacional para que Los Guacharacos –no confundir con Los Guacharacos de Colombia que grabaron para el sello Peerles en México–, se inscribieran entre los grandes de la música tropical, fieles representantes del folclor sabanero. Sucedió en 1975, con la batuta del folclorista Geño Gil, cuando se impusieron con el sencillo "Esperma y ron", la cumbia de Name Quecep que se publicó por primera vez en el álbum de Discos Fuentes Cumbias y Porros y que se identificó con la referencia 300022.


Ya antes habían publicado una producción completa en 1973 con el título de La negra saramuya, primer álbum que presentó la agrupación y que llamó la atención del público con temas como "La negra saramuya" y "Baila Rosita". Pero fue el hit de "Esperma y ron" el que realmente los ubicó en el panorama musical por siempre.

Eugenio José Gil Avilés, conocido como Geño Gil, nació en Betulia el 15 de noviembre de 1921. Su primer contacto con la música fue un acordeón, luego incursionó en el mundo de la composición al crear su primera obra "La despedida". Su primer conjunto musical lo organizó con sus hermanos Manuel, Francisco, Rodrigo y con otros amigos. Les fue bien, porque no tardaron en llegar los contratos para amenizar bailes en la región.

Recuerda, en 1953, cuando le ganó a Abel Antonio Villa en una piquería, en el Teatro Alameda de Sincelejo:

“Yo ya tocaba pero no me conocían mucho, entonces en la propaganda radial decía que se enfrentan el vallenato de moda Abel Antonio Villa y «El pollo sabanero»”. Cuando el público decretó como ganador al «Pollo betuliano», él, en agradecimiento, le legó al pueblo sincelejano una de sus obras más reconocidas, "Merenguito sabanero":

“Tengo un merenguito sabanero
tengo un merenguito que saqué
yo se lo dedico a Sincelejo
porque yo sé corresponder”.


La historia indica que fue el primer acordeonista sabanero en grabar sus composiciones y que Abel Antonio Villa fue quien propicio esta oportunidad al llevarlo a Discos Fuentes en Cartagena. Allí grabó "La despedida", "Palomita indiscreta", "Merenguito sabanero", "Cumbia sabanera" y "Betulianita".

En 1963, Geño se radicó en Sincelejo con su esposa y sus hijos.
Fuente: Discos Fuentes

Disfrute su emblemática cumbia, "Esperma y ron".

jueves, 13 de agosto de 2020

jueves, 6 de agosto de 2020

Adiós, Tony Camargo

Tony Camargo 
1926 - 2020

El día de hoy la mayoría de los mexicanos nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento de Tony Camargo, acaecido ayer en la ciudad de Mérida, Yucatán, y asociado a la operación de uno de sus pies, por complicaciones de la diabetes mellitus que padecía hace tiempo.

Antonio Camargo Carrasco -su verdadero nombre- nació bajo el cielo de Guadalajara, Jalisco, el 1 de junio de 1926 y tuvo éxito a nivel internacional gracias a su genial interpretación de "El año viejo", porro de la autoría del colombiano Crescencio Salcedo, el inolvidable "compae mochila". Tony Camargo declaró alguna vez que lamentó no haberlo conocido en vida para saludarlo y darle un abrazo, y externarle su agradecimiento eterno por haber compuesto la canción que lo inmortalizó.

Rafael de Paz hizo los arreglos de esta melodía y Camargo la grabó en 1953 en la RCA Víctor con la participación de "Las Tres Conchitas" en los coros, obteniendo el éxito internacional a partir del año siguiente. "El año viejo" llegó para quedarse y ocupa un lugar especial en las tradiciones de muchos hogares de la América Latina durante las fiestas de fin de año.

Sin embargo Camargo también mencionaba que, aunque "El año viejo" le dio muchas satisfacciones, no le gustaría que se le recordara solamente por esta canción y que había otras canciones asociadas a él, como "A Tabasco" de Pepe del Rivero y "Esta noche corazón" de Chucho Rodríguez. La segunda la consideraba mejor que "El año viejo" y la grabó con Beny Moré "El bárbaro del ritmo" en la segunda voz.

México pierde un hijo distinguido, pero su recuerdo permanecerá en la memoria colectiva del pueblo con el que fue contemporáneo durante 94 años. Y aunque ya no esté físicamente, las próximas generaciones también lo conocerán. Que descanse en paz.


Hace un año lo recordé con "Hay un hombre aparecido", hoy con una de las melodías con que le gustaría ser recordado: "Esta noche corazón".

miércoles, 5 de agosto de 2020

La solterona - La Sonora Cordobesa

La Sonora Cordobesa

Entre los años cincuenta y gran parte de los sesenta “El Indio” Chávez conquistó el gusto de los colombianos y se posicionó como uno de los grandes vocalistas de música tropical, en especial, por su participación en la legendaria Sonora Cordobesa. Esta es la historia de estas dos leyendas de la música tropical colombiana.

Rogelio Adriano Chávez Flórez, conocido artísticamente como "El Indio" Chávez, nació en Cereté, el 8 de septiembre de 1925. Su admiración por “El Jefe”, Daniel Santos, lo llevó al mundo del canto. Empezó por integrarse a un conjunto en el que estaban los hermanos Arroyo, en Ciénaga; luego, en Cereté, con el maestro Miguel Villadiego, que dirigía la Orquesta Municipal y también trabajó para el director hondureño Antonio López, que regía los destinos de la Orquesta Esperanza.

Estos pasos preliminares fueron una importante escuela que daría sus frutos profesionales en Montería. Después de su paso por algunos bares, fue contratado por un músico de Soplaviento, Bolívar que construyó su carrera musical en Montería, Simón Mendoza. Fue él quien lo invitó a ser el vocalista estrella de la naciente Orquesta Sinú. Ellos se presentaban, principalmente, en el radioteatro de la emisora que le dio nombre a la orquesta y que estaba integrada por artistas de la talla de Sabas Pacheco, Antonio María Mendoza y el propio Simón Mendoza como trompetistas; al frente de los saxofones estaban Francisco Zumaqué, Belisario Franco y "Manguelito"; Antonio Sánchez en el bajo; Rosendo Martínez con el trombón y el bombardino; Reynaldo Bello, en la tumbadora, y, Dionisio Tiburcio Romero quien fungió como compositor, arreglista, saxofonista, clarinetista y organista.

“Simón le había puesto ese nombre, apenas unos días atrás, en honor a la emisora llamada de la misma manera. Dicha emisora tenía un radio teatro, y ahí actuaba la agrupación. En ese mismo radio teatro empecé a cantar, bajo la dirección de Simón Mendoza, todos los sábados en el horario de 11 de la mañana a una de la tarde. Iba mucho público y había sorpresas. El espacio en el que participábamos se llamaba Weekend con béisbol. Se hablaba de música y de todos los deportes. Los presentadores eran Yesid Torres y Antonio Sánchez Charris. Varios años permanecí en esa agrupación”.

Indicó “El Indio”, y agregó:

“Simón Mendoza era el músico más experimentado de todos los que integrábamos la Orquesta Sinú. Ya había grabado, con la orquesta de Pedro Laza. Un día recibió un mensaje desde Cartagena para que se presentara a grabar de nuevo. Simón viajó y se puso a las órdenes de don Antonio Fuentes, pero no pudieron hacer nada porque los demás músicos se emborracharon y faltaron a la cita. Toño Fuentes se calentó y, como castigo, decidió suspender el proyecto. –No utilizaré músicos cartageneros en esta sesión. ¡Son irresponsables! Mejor iré a Barranquilla y traeré gente de allá, dijo molesto el dueño de Discos Fuentes. Entonces, Simón aprovechó la oportunidad para colocar a disposición la Orquesta Sinú. –Hombe, don Toño, yo tengo mi propia orquesta en Montería, con músicos buenos y serios, oriundos de Córdoba… Simón no terminó de hablar, pues Toño Fuentes lo interrumpió: –¿Y qué hacemos perdiendo el tiempo aquí? ¡Tráemelos! Para cantar tenemos a Crescencio Camacho, a Félix ´Chamaco´ Mattos y a Eustaquio 'El Turco' Amín. Fue entonces cuando Simón hizo las veces de mi padrino musical: –Don Toño, mi orquesta es completa y tiene su repertorio y su propio cantante: Rogelio Chávez… De nuevo fue interrumpido por Fuentes: "¡Tráemelo también! Si me gusta lo pongo a grabar, si no, le doy los pasajes para que se devuelva. Eso sí: te espero con tu gente en 15 días. Ponte a ensayar, y no se hable más del asunto”.

“Simón nos puso a ensayar día y noche. Dionisio Tiburcio, el negrito que traje de Lorica, fue fundamental en los arreglos y nos suministró varias letras. Él tocó el saxo y el piano y le dio mucha fuerza al grupo. Con el ánimo arriba arrancamos a Cartagena, dispuestos a escribir nuestra propia historia. Yo iba con un poco de miedo porque nunca había grabado, pero Simón me llenó de mucho valor. –Tú eres bueno y todo va a salir bien, me dijo en el camino”.

“Don Antonio Fuentes era lo más descomplicado del mundo. No era ceremonioso. Nos saludó sin mayores muestras de emoción cuando llegamos a los estudios de grabación en Manga, en Cartagena. Nos dijo: –Manos a la obra: a lo que vinimos. A la expectativa estaban los cantantes Crescencio Camacho y ´El Turco´ Amín, y yo le dije a Simón, casi en el oído: –yo, frente a estos monstruos, no tengo mucho que hacer. –No seas bobo, me respondió Simón. –Tú también tienes tu gracia. Los integrantes del grupo se pusieron todos frente a los micrófonos, y yo me quedé a un lado. Entonces, Toño Fuentes señaló: –Bueno, ¿y qué le pasa al 'Indio' que no ocupa su puesto. Yo miré a todos los lados y comprobé que Toño se refería a mí. Fue la inyección que me hacía falta. Cumplida la cuenta regresiva iniciamos nuestro accionar. El primer tema que grabamos fue Chiquichá, de mi autoría. Luego vino No me pongas cebo, una cumbia de Dionisio Tiburcio Romero (...) Después vinieron Pura paja, un porro instrumental del mismo Dionisio Tiburcio Romero, y otras cumbias, porros y paseaítos de Simón Mendoza. –A vaina, 'El Indio' la sacó del estadio, le escuché a Toño Fuentes, al final. A partir de esa primera sesión no volvieron a llamarme más por mi verdadero nombre. Todos se referían a mí como ´El Indio´ Chávez".

"Duramos casi un día entero metidos en los estudios y que meses después salieron dos long play. Al terminar la sesión, le preguntó a Simón Mendoza: –Bueno, ¿y qué nombre tienen?. Simón respondió: –Orquesta Sinú. –Qué Sinú ni qué nada, agregó Fuentes. –Ese nombre no vende. Pongámosle un nombre internacional. Y luego de varios minutos de meditación sacó la siguiente conclusión: –La base de nuestra orquesta está en Córdoba, ¿no es así? Entonces, los cubanos tienen su Sonora Matancera, nosotros tendremos nuestra propia sonora: La Sonora Cordobesa. Así fue como nació La Sonora Cordobesa. Eso fue a mediados de los cincuenta".

“Participaron Simón Mendoza, el líder, tocó la trompeta, al igual que Antonio María Mendoza; Dionisio Tiburcio, el piano, y Rosendo Martínez, el trombón. El maestro Pacho Zumaqué se había retirado porque formó su propia agrupación, Los Macumberos del Sinú, y fue reemplazado por Clímaco Sarmiento en el saxo; Adalberto Meléndez sustituyó a Reynaldo Bello en la tumbadora, y Pedro Laza, a Toño Sánchez, en el bajo. Los demás músicos vivían en Cartagena: el saxofonista Walberto Garcés; el tenorista José de Jesús Lara, y el baterista Antonio Ortiz. Hice la voz principal con el ´Mello Turco´. En los coros estuvo Crescencio Camacho. Años después se uniría a nosotros Eliseo Herrera, quien aportaría El pájaro picón picón y sus célebres trabalenguas Chula vende chicha y La mafafa".

Álvaro Ruiz Hernández afirma que en 1959 grabaron para el sello amarillo de Discos Fuentes temas tan exitosos como El gallo, un merecumbé de Simón Mendoza, Matacandela, una tremenda puya del maestro Simón también, Ron y cerveza, un porrazo; el gran fandango de Dionisio Romero, Pura paja –que se convirtió en el tema con que identifican la agrupación–, y el inmenso porro de Antolín Lenes, Roberto Ruiz. En 1960 sonó el exitazo de Eliseo Herrera, La mafafa; Bocachico sinuano de Dionisio Romero; Tumba cuchara, de Simón Mendoza, en tiempo de mapalé, y, Linda cordobesa, un porro de Kike Bonfante, todos ellos, números que hicieron parte de sus primeros larga duración titulados Linda cordobesa y La mafafa.

Al año siguiente impusieron éxitos de la talla de La cañandonga, San Carlos, La batatona, Porro viejo pelayero, El palito de Clemow, Paisaje sinuano y Gaita del 61. En 1962 volvieron a la carga con temas como El pájaro picón y La java y vela. Fueron invitados al Carnaval de Barranquilla, y en la caseta La Pachanga, se consagró como cantante “El Indio” Chávez. También apareció en este año, en una segunda producción musical, éxitos como No empujen, El cachureto, El buré y El breu.

Dos datos importantes que refiere Álvaro Ruiz Hernández:

“Mucha gente aún se rompe el cráneo indagango por eso del breu. Pues bueno, eso era el lenguaje llamado revesino, de las juventudes de la época en que decían las palabras al revés. Breu vino siendo una deformación fonética de hombre, que debía ser en consecuencia Brehom, pero que el uso popular, tal vez para facilitar la expresión, lo acuñó como breu (...) Cuando ´El Indio´ Chavez dice –Lerami la raca al breu, se traduce como –Mírale la cara al hombre”.

“...fue en 1964. La Sonora Cordobesa trabajaba para un sitio denominado Chop Suey, donde celebraban bailes de carnaval y que estaba situado en plena calle 72, esquina de la avenida Olaya Herrera –Barranquilla–. Este sitio fue escogido también por Felipe Pirela para hacer sus presentaciones y así, el sábado 8 de febrero de 1964, los músicos aquellos que se especializaban en porro, fandango, mapalé, etcétera, tuvieron que acompañar al Bolerista de América en aquella presentación. Para eso –es bueno acotarlo–, contaron con el refuerzo del pianista barranquillero Lucho Better, otro gran autor e intérprete desaparecido”.

“El Indio” Chávez también incursionó como compositor, campo en el que creó unas diez obras y dos de ellas le merecieron reconocimiento: El sopla tierra y La calle 13.

Luego de la maravillosa época creada por Simón Mendoza, Dionisio Tiburcio Romero y “El Indio” Chávez, llegó Abraham Núñez a la sonora. Chávez se vinculó a la orquesta Los Macumberos del maestro Francisco Zumaqué, hizo algunas grabaciones, pero sin la trascendencia que tuvo en La Sonora Cordobesa.
Fuente: Discos Fuentes

Aquí hay más información de La Sonora Cordobesa y fotografías de los integrantes de la banda, muy recomendable, visítelo.

Disfrute esta sabrosa gaita La solterona, de Simón Mendoza, canta "El Indio" Chávez.

lunes, 27 de julio de 2020

La banda borracha - Los Xochimilcas

Los Xochimilcas

Los Xochimilcas nacen como agrupación musical de jazz bajo el nombre de Hot Boys, para evolucionar después como músicos-cómicos a Los Xochimilcas Boys y finalmente Los Xochimilcas.

Músicos excepcionales con gran instrucción y dominio de sus instrumentos fueron Francisco "Paco" Gómez García (El Glostora) quien ejecutaba magistralmente el contrabajo y "joteaba" en el escenario; Martín Armenta Tornero, trompetista excepcional, quien además era cantante y animador; César Sosa (El Patiño), acordeón (quien en realidad era concertista de piano y a su muerte fuera sustituido por Francisco Sosa "El Chino"), y el gran baterista Antonio Caudillo quien también fue sustituido, por problemas de alcoholismo, por Roberto Castro.

Los Hot Boys no sólo cambiaron de nombre y de género musical, además dejaron los trajes de etiqueta y los smokings por la vestimenta de "manta" y "cabeza de indio", con colores vistosos y usando pelucas. Por eso hay quien piensa que se adelantaron a su época y pusieron de moda el cabello largo y despeinado que se haría popular en los 60s.

En la década de los 60s fueron muy populares interpretando el género denominado "porro"...

Los Xochimilcas, además de parodiar a The Beatles ("Chilorius" en vez de She loves you), fueron los primeros en grabar la cara A de un disco de larga duración (LP) con la tonadilla "La bala".

Su vasto repertorio musical era original e iba de interpretaciones cómicas a cumbias, danzones, blues, rock y swing.
Fuente: Reincidente, Año VIII, No. 147, julio 2017.

La banda borracha al estilo de Los Xochimilcas, disfrútelo.

martes, 21 de julio de 2020

Llora su pena - Rita Fernández

 Rita Fernández

La samaria Rita Fernández Padilla (1946) es cantante, compositora, pianista y guitarrista.

Nació en una familia musical académica, pero adoptó el vallenato durante unas vacaciones. Esto le causó llamados de atención no solo de sus familiares, sino de la sociedad, que no veía con buenos ojos a una mujer integrada a una parranda.

Es fundadora de Las Universitarias, el primer conjunto vallenato conformado por mujeres. En 1968 fue la primera mujer en actuar –como invitada especial– dentro del primer festival vallenato.

Dentro de sus composiciones se cuentan canciones como "Sombra perdida", "Son del tren" y el "Himno de Valledupar". Podría decirse que fue la primera juglaresa.
Fuente: https://www.fundacionbat.com.co/

Y también interpreta cumbias. "Llora su pena" es de su autoría, disfrútela.

viernes, 17 de julio de 2020

Teresa la mesera - Mike Laure

Mike Laure
El Rey del Trópico
1937 - 2000

En nuestro país es típico escuchar las más diversas manifestaciones musicales. Cada mañana y durante el transcurso del día a través del sonido de un aparato reproductor de música nos invita a realizar las tareas del día desde una casa, un taller, una oficina, incluso algunos lugares poco comunes, y esa sensación de escuchar un poco de música hace la vida más llevadera a todo aquel que desarrolla una labor o que escucha la radio por simple disfrute.

Así como los lugares tienen sonidos característicos, también tiene una peculiaridad, desde los más monótonos hasta el extremo de rítmicos. ¿Quiénes de los que vivieron en la etapa de años 60s y 70s y muchos de los que nacieron en esa época, no recuerdan las fiestas, bailes o reuniones familiares, donde se escuchaba y se bailaba música? ¿Quiénes, también, no recordamos el swing, el mambo, el cha cha chá, el danzón, la música tropical que nos llegaba con influencias colombianas y cubanas, sobre todo?

En Guadalajara surgió un músico que interpretaba muy bien los ritmos juveniles de su época (el rock and roll, swing y el a go gó), pero a pesar de ello sus mayores éxitos los obtuvo con la cumbia, después de fusionar varios ritmos y con letras en doble sentido o con un humor muy peculiar. En los bailes populares, grabaciones musicales (alrededor de 76 discos LP en su carrera), televisión y centros nocturnos de la capital mexicana, fue donde más se notaron sus triunfos, mismos que lo llevaron a incursionar hasta en el cine: El agente 00 Sexy (1967). Se trata de Mike Laure, quien en realidad se llama Miguel Laure Rubio y nació un 29 de septiembre de 1937, en El Salto, Jalisco.

"Nací en El Salto, Jalisco y mi origen es humilde en todos los aspectos vivíamos muy mal, vestíamos peor y apenas si nos alcanzaba para mal comer. Apenas comenzábamos a hablar y ya trabajábamos, vendí dulces, chicles, pan; también trabajé en el campo, luego fui obrero textil, entre otros muchos trabajos".

Cuando tenía 8 años de edad le compraron su primera guitarra y, posteriormente, se hizo un buen baterista. Aprendió a tocar guitarra hawaiiana y el bajo para lanzarse como profesional en un casino de Guadalajara, donde fue descubierto y contratado por una firma disquera.

"Desde pequeño comprendí lo difícil que es vivir. Mi padre murió cuando yo era muy chico, mi mamá siempre estaba enferma, y los únicos ingresos de que disponíamos eran los de mis dos hermanos mayores, que eran ínfimos. Yo fui el más chico, pero nunca tuve niñez".

En la época que surgía el movimiento del rock and roll, Mike Laure logró fusionar los diversos ritmos provenientes de distintos lugares, creando un sonido muy peculiar con éxitos como "La rajita de canela", "039", "Tabaco mascado", o "La banda borracha", tomando los ritmos primitivos del África y mezclándolos con las influencias cubanas y latinas como la charanga, el son, la rumba, entre otros muchos, creando así un sonido muy característico.

"La afición por la música la heredé de mi madre, ella tocaba diferentes instrumentos, aunque nunca lo hizo profesionalmente, y también todos los miembros de mi familia tocaban algún instrumento".

Miguel Laure Rubio integró su primer grupo musical en 1951, y en 1958 formó el grupo "Los cometas", con sus primos Chelo Rubio (solista), Raúl Rubio (saxofón), José Rubio (batería y coros), Narciso de Anda (acordeón), su hermano Antonio Laure (batería) y Ramón Arreola (guitarra rítmica).

"Desde pequeño me dio por formar grupos musicales con mis hermanos o mis amiguitos, tan pobres como yo. Como no teníamos dinero para comprar instrumentos, los construíamos y así recorrimos todas las tiendas del pueblo cantando. A cambio recibíamos dulces y galletas, frutas o pan, y en ocasiones hasta dinero".

Laure, cantante con voz muy melodiosa, rítmica, sabrosa (como pocos), trató de sobresalir en su estado natal, Jalisco, sin lograrlo plenamente. Su nombre verdadero lo cambió por el de "Mike" cuando se presentó en Laredo, Texas, en su modalidad de cantante de cha cha chá.

Después de haber incursionado en el rock and roll (de hecho ejecutaba covers de éxitos de Bill Halley adaptados al español) y después en el twist, no teniendo el éxito esperado, con piezas de su autoría como "Manzanillo Twist", decidió cambiar al ritmo tropical, siendo la cumbia la que le dio más triunfos; el tema "Tiburón, tiburón" y después "Mazatlán", fueron los primeros que lo colocaron en el gusto del público. Poco después fue contratado para presentarse a trabajar en la capital de la República, en un centro de primera, llamando de inmediato la atención del público ya con el nombre Mike Laure. Realmente no tenía en su haber ningún hit musical, con excepción de "Tiburón, tiburón" y "Mazatlán".

"En lo personal no me considero un mal artista ni haberle hecho algún perjuicio a otro; sé que tengo varios defectos, como el de no poseer una buena voz, no tener una fuerte personalidad, entre otras cosas, pero lo único que pretendía es agradar al público que gentilmente me escuchaba. Yo toqué y canté lo que más les gustaba, por ejemplo, mi repertorio era bastante variado y eso es una gran ventaja, porque si salía a escena y veía que algunas personas estaban ‘alegres’ y me pedían determinadas canciones, no tenía ningún motivo para no complacerlos".

El inicio de su carrera lo hizo en Guadalajara donde comenzó a cantar en clubes exclusivos, siendo contratado por el "Beer Garden" de Chapala, en donde estuvo tocando mucho tiempo, es por eso que es considerado oriundo de Chapala.

Laure, desde la cumbia intercaló una que otra pieza con el a go gó, resultando una mezcla musical que fue aceptada por su público. No fueron pocos los que le dijeron que el éxito de sus canciones se debía exclusivamente a que estaban hechas en ritmo de cumbia, que tanto gustaba en los días que aparecieron sus grabaciones. Sin embargo, al poco tiempo, Mike Laure lanzó a la fama nuevas canciones con las que reafirmó su gran calidad artística, demostrando así que no era la "llamarada de petate" que muchos suponían.

"Por fortuna llegué a tener muchísimo trabajo, de teatro de revista pasé a centros nocturnos, después de haber filmado algunos programas de televisión, o haber grabado toda la mañana en la compañía disquera ‘Musart’. Los fines de semana ya tenía compromisos en fiestas, en salones de baile de provincia. Conocí el teatro, los discos, la televisión, etc., y por ninguno tuve preferencia, porque todos me gustaban mucho y me fue bien actuando en cada uno de ellos".

Otra etapa de Mike Laure y que se une fielmente a las manifestaciones culturales más populares era su afición a la Lucha Libre, a la que asistía como aficionado, para presenciar los enfrentamientos que sostenían sus grandes favoritos como "Ringo" y "El Cachorro" Mendoza, con los que mantiene una gran amistad. Prueba de ello, es el gusto de la música de Laure por los más famosos ídolos del pancracio mexicano.

La primera de sus canciones en hacerse famosa fue "Mazatlán", que alcanzó una gran popularidad en toda la República Mexicana, y no solamente, sino que traspasó las fronteras llegando a Centro y Sudamérica, desde donde reclamaban la presencia del cantante. Posteriormente y con la misma fuerza, aparecieron nuevas grabaciones que vinieron a encadenarse a la lista de éxitos del cantante "de Chapala"; éstas fueron, entre otras: "039", "No llores" y "Amor en Chapala"; canciones que por mucho tiempo fueron muy solicitadas en los programas de radio dedicados a las complacencias.

Al inicio de su carrera, algunos críticos decían que era imperdonable la audacia de Mike Laure, y no fueron pocos los que se equivocaron, al creer que después de "Tiburón, tiburón" bajaría totalmente su popularidad. Resultó lo contrario, ya que fue precisamente en ese tiempo cuando Laure y su orquesta "Los Cometas" fueron los más solicitados, tanto en la Capital como en el interior, y sus canciones ocuparon los mejores sitios en el cuadrante de la radio y en las listas de popularidad. Respecto a sus grabaciones, es por demás mencionar que sus éxitos predominaron en cualquier fiesta o reunión, ya sea familiar o festejo multitudinario.

"Puedo decir lo bonito que se siente ser aplaudido y conocido; una de mis grandes satisfacciones es haber actuado en Guadalajara, en la Plaza de Toros que se encontraba enfrente del Hospicio Cabañas (hoy Plaza Tapatía) y en grandes casinos. Pero el gusto que tengo, no es por el hecho de haber tocado ahí, sino que esos sitios nunca habían sido llenados a tal grado, por ningún artista, como lo hice en esas presentaciones. Fue algo que me emocionó mucho, por tanta gente que me aplaudía, que me pedía otra y otra canción".

Cuenta la prensa especializada de esa época, que el cantante era muy sencillo; a pesar de ello, el fanatismo por Laure quedó demostrado en más de alguna ocasión por el público, que asistía a sus presentaciones en un teatro de revista donde ocasionalmente tocaba. En alguna ocasión, Mike Laure tuvo un fuerte dolor de muelas y, para calmarlo, tomó un medicamento que lo intoxicó y tuvo que estar en reposo. El primer día que enfermó, el cantante todavía quería salir a actuar, pero al final no pudo. Cuando al público le fue comunicado que esa noche no se presentaría el cantante, estallaron las protestas, amenazaron con quemar el teatro e incluso llegaron a la audacia de introducirse a los camerinos y buscar al cantante que suponían estaría allí. Al convencerse, finalmente, de que no se encontraba allí, todavía siguieron protestando; para remediar esa situación, la empresa tuvo que devolver la mitad de las entradas a cerca de trescientas personas que se negaban a abandonar el lugar sin ver a Mike Laure.

"En esa ocasión de la Plaza de Toros también tuve una huella desagradable fueron tantas las personas que fueron a verme que hubo muertos, heridos y desaparecidos... Y siento que indirectamente tuve la culpa de aquellos incidentes tan penosos, en contraste con la felicidad que logré cuando pude cumplir una promesa hecha conmigo mismo y con el público tapatío, de que algún día triunfaría para ellos, cosa que creo haber realizado en esa ocasión".

Mike Laure continuó siendo el mismo de siempre. El éxito no se le subió a la cabeza (pese a que algunos opinaban lo contrario), siguió siendo amable y sencillo con todos. Le gustaba salir, caminar por las calles y saludar a todo aquel que lo reconocía, siempre dispuesto a autografiar su foto a quien lo solicitaba. Desde su retiro, en la Ciudad de México, comentó estar muy agradecido con la vida, por haber logrado una de las carreras más fructíferas en la música popular bailable de nuestro país.

Víctima de un derrame cerebral, falleció en la Ciudad de México el 17 de noviembre del año 2000.
   
Con este post brindo un homenaje a una de las celebridades de la música tropical nacional y, sobre todo, a un jalisciense, quien a pesar de estar dentro de un tan reñido campo de trabajo, como lo fue en su época la música tropical, logró sobresalir entre muchos músicos y cantantes de esa etapa de la historia musical de México. Sus canciones fueron bailadas por nuestros padres, tíos y hasta abuelos, mucha gente lo recuerda con gusto y nostalgia y, sobre todo, actualmente al escuchar cualquiera de sus piezas, uno no puede evitar moverse al compás de la música y, por qué no, con esa música y la forma tan peculiar de interpretarla, invita hasta al más arrítmico a, como popularmente se dice, "mover el bote".
Fuente: Internet

A continuación una pieza divertida con El Rey del Trópico, toda una joya: "Teresa la mesera".