La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

viernes, 21 de agosto de 2020

Cumbia pa' bailadores (Ron, tabaco y esperma) - Celso Piña


Hoy se cumple un año del deceso del artista regiomontano Celso Piña Arvizu, el que desde sus inicios interpretó la música tropical colombiana en su forma más tradicional posible y con ello se convirtió en un ídolo popular a nivel local, aunque su trascendencia real ocurrió posterior a la grabación de su álbum Barrio Bravo, con el cual cual ganó reconocimiento internacional.

A un año de su partida rememoro su inicio musical, que él mismo nos compartió en una entrevista realizada por el periódico El Norte y publicada el domingo 16 de mayo de 1999, he aquí un extracto:

Sí me siento orgulloso, fíjate. Porque en un principio lo que menos esperaba yo, lo que menos me figuraba, es que fuera a levantar esta ámpula, ¿ves? Yo empecé para mí mismo, como un hobbie. Como te digo, gustándome a mí… ¡olvídate! Todo principio es difícil. Me acuerdo que una vez, en el 80-81, estábamos ensayando aquí y llegó un maistro: ‘Oiga, tengo una fiestecita dentro de 15 días, ¿cuánto me cobra?’. No, pues tanto, le dije. ‘Oiga, pero toca de todo, ¿verdad?’. Y yo: ‘sí señor, de todo’. Mentira, en mi vida he tocado otro ritmo. Nunca.

Y no fue el primero ni el único al que le dije eso, pero qué hacías, tenías que dar a conocer tu onda. Luego pasaban puras broncas, la gente se enojaba porque no tocabas lo que ellos pedían, ja, ja, ja, nomás les decía: “espérense, ahorita”, ¡y nada!

Antes de ser músico trabajé con unos tíos que se dedicaban al tapiz de muros, cuando tenía unos 12, 13 años. De allí me fui al Hospital Infantil, unos 6, 7, 8 años, ¿ves?, en la intendencia, barriendo, trapeando, tirando basura. Me metió mi jefe, él trabajaba en mantenimiento del Hospital Infantil. Fue ahí cuando empecé en la onda de la música.

Cerca de la casa había una explanada y por los años 70 venían sonideros (cintas) con música colombiana, de la Boquilla, de la Narvarte, de la Nuevo Repueblo, la Ancira y todo eso, y me empezó a gustar el acordeón, ¿no?, inclusive compré uno y me fui a tocar con los Jarax, pero no capeaban lo que yo quería tocar, ¿ves?, porque era muy diferente lo colombiano a lo tropical de ese tiempo; entonces, no coincidimos, y mejor me salí.

Luego estuve con los grupos Arcaico y Sentimiento, tocaban de todo: Rigo Tovar, Perla del Mar, el Acapulco (Tropical), baladitas de los Terrícolas, los Pasteles Verdes, los Chicanos… allí tocaba la batería, luego también el bajo y después las percusiones.

Cuando me salí de uno de esos grupos, porque yo quería tocar colombiano, uno me dijo: “¿sabes qué?, estás loco con esa pin… música, es muy corriente, nunca vas a hacer nada”.

Ensayaba colombiano aquí en la casa, con mis hermanos Enrique, Rubén y Eduardo, y mientras seguía jalando en el hospital. Fueron dos, tres años, pero no se veía nada. A ratos dejábamos de ensayar y luego nos volvíamos a animar, y seguíamos dizque ensayando.

De allí mismo del hospital empecé a juntar lana para comprar mis instrumentos: tumbas, tarolas, maracas, güiros, bongós, guitarra, acordeón, todo eso, y empecé mi conjunto ya más en forma, ¿ves? Tocábamos con los vecinos, a la vuelta de la casa, bodas, quinceaños, aquí en lugares cerca.

Los sonideros fueron los que trajeron a unos chavos de México para que nos vieran, así se hizo el contacto, y luego me trajeron a un maestro de la fábrica de discos Peerless y ya hicimos la primera grabación.

Era un maestro muy bueno, nos preguntaba que quién nos había enseñado, y pues, la práctica hace al maestro, ¿ves? Se fue con el material y dijeron que a los dos meses nos iban a avisar. Eso fue en el 81.

Y pasaron dos meses y nada; tres, cuatro, un año, y yo dije ¡olvídate! Pero como a medio año del 82 fue cuando, ¡zas!, “y ahora (lo dice con voz de locutor) la Ronda Bogotá con ‘Cumbia para Bailadores’”. Yo estaba acostado y que oigo y que me paro gritando: ¡levántense, estamos al aire!

Nosotros no sabíamos que ya había salido el disco; haz de cuenta que me sentí como si me hubiera sacado la lotería...


Y hoy lo recuerdo precisamente con esa cumbia: Cumbia pa' bailadores (Ron, tabaco y esperma); disfrute usted, a él le hubiera gustado que lo haga.


lunes, 17 de agosto de 2020

Esperma y ron - Los Guacharacos

Sólo bastó un solo éxito internacional para que Los Guacharacos –no confundir con Los Guacharacos de Colombia que grabaron para el sello Peerles en México–, se inscribieran entre los grandes de la música tropical, fieles representantes del folclor sabanero. Sucedió en 1975, con la batuta del folclorista Geño Gil, cuando se impusieron con el sencillo "Esperma y ron", la cumbia de Name Quecep que se publicó por primera vez en el álbum de Discos Fuentes Cumbias y Porros y que se identificó con la referencia 300022.


Ya antes habían publicado una producción completa en 1973 con el título de La negra saramuya, primer álbum que presentó la agrupación y que llamó la atención del público con temas como "La negra saramuya" y "Baila Rosita". Pero fue el hit de "Esperma y ron" el que realmente los ubicó en el panorama musical por siempre.

Eugenio José Gil Avilés, conocido como Geño Gil, nació en Betulia el 15 de noviembre de 1921. Su primer contacto con la música fue un acordeón, luego incursionó en el mundo de la composición al crear su primera obra "La despedida". Su primer conjunto musical lo organizó con sus hermanos Manuel, Francisco, Rodrigo y con otros amigos. Les fue bien, porque no tardaron en llegar los contratos para amenizar bailes en la región.

Recuerda, en 1953, cuando le ganó a Abel Antonio Villa en una piquería, en el Teatro Alameda de Sincelejo:

“Yo ya tocaba pero no me conocían mucho, entonces en la propaganda radial decía que se enfrentan el vallenato de moda Abel Antonio Villa y «El pollo sabanero»”. Cuando el público decretó como ganador al «Pollo betuliano», él, en agradecimiento, le legó al pueblo sincelejano una de sus obras más reconocidas, "Merenguito sabanero":

“Tengo un merenguito sabanero
tengo un merenguito que saqué
yo se lo dedico a Sincelejo
porque yo sé corresponder”.


La historia indica que fue el primer acordeonista sabanero en grabar sus composiciones y que Abel Antonio Villa fue quien propicio esta oportunidad al llevarlo a Discos Fuentes en Cartagena. Allí grabó "La despedida", "Palomita indiscreta", "Merenguito sabanero", "Cumbia sabanera" y "Betulianita".

En 1963, Geño se radicó en Sincelejo con su esposa y sus hijos.
Fuente: Discos Fuentes

Disfrute su emblemática cumbia, "Esperma y ron".

jueves, 13 de agosto de 2020

jueves, 6 de agosto de 2020

Adiós, Tony Camargo

Tony Camargo 
1926 - 2020

El día de hoy la mayoría de los mexicanos nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento de Tony Camargo, acaecido ayer en la ciudad de Mérida, Yucatán, y asociado a la operación de uno de sus pies, por complicaciones de la diabetes mellitus que padecía hace tiempo.

Antonio Camargo Carrasco -su verdadero nombre- nació bajo el cielo de Guadalajara, Jalisco, el 1 de junio de 1926 y tuvo éxito a nivel internacional gracias a su genial interpretación de "El año viejo", porro de la autoría del colombiano Crescencio Salcedo, el inolvidable "compae mochila". Tony Camargo declaró alguna vez que lamentó no haberlo conocido en vida para saludarlo y darle un abrazo, y externarle su agradecimiento eterno por haber compuesto la canción que lo inmortalizó.

Rafael de Paz hizo los arreglos de esta melodía y Camargo la grabó en 1953 en la RCA Víctor con la participación de "Las Tres Conchitas" en los coros, obteniendo el éxito internacional a partir del año siguiente. "El año viejo" llegó para quedarse y ocupa un lugar especial en las tradiciones de muchos hogares de la América Latina durante las fiestas de fin de año.

Sin embargo Camargo también mencionaba que, aunque "El año viejo" le dio muchas satisfacciones, no le gustaría que se le recordara solamente por esta canción y que había otras canciones asociadas a él, como "A Tabasco" de Pepe del Rivero y "Esta noche corazón" de Chucho Rodríguez. La segunda la consideraba mejor que "El año viejo" y la grabó con Beny Moré "El bárbaro del ritmo" en la segunda voz.

México pierde un hijo distinguido, pero su recuerdo permanecerá en la memoria colectiva del pueblo con el que fue contemporáneo durante 94 años. Y aunque ya no esté físicamente, las próximas generaciones también lo conocerán. Que descanse en paz.


Hace un año lo recordé con "Hay un hombre aparecido", hoy con una de las melodías con que le gustaría ser recordado: "Esta noche corazón".

miércoles, 5 de agosto de 2020

La solterona - La Sonora Cordobesa

La Sonora Cordobesa

Entre los años cincuenta y gran parte de los sesenta “El Indio” Chávez conquistó el gusto de los colombianos y se posicionó como uno de los grandes vocalistas de música tropical, en especial, por su participación en la legendaria Sonora Cordobesa. Esta es la historia de estas dos leyendas de la música tropical colombiana.

Rogelio Adriano Chávez Flórez, conocido artísticamente como "El Indio" Chávez, nació en Cereté, el 8 de septiembre de 1925. Su admiración por “El Jefe”, Daniel Santos, lo llevó al mundo del canto. Empezó por integrarse a un conjunto en el que estaban los hermanos Arroyo, en Ciénaga; luego, en Cereté, con el maestro Miguel Villadiego, que dirigía la Orquesta Municipal y también trabajó para el director hondureño Antonio López, que regía los destinos de la Orquesta Esperanza.

Estos pasos preliminares fueron una importante escuela que daría sus frutos profesionales en Montería. Después de su paso por algunos bares, fue contratado por un músico de Soplaviento, Bolívar que construyó su carrera musical en Montería, Simón Mendoza. Fue él quien lo invitó a ser el vocalista estrella de la naciente Orquesta Sinú. Ellos se presentaban, principalmente, en el radioteatro de la emisora que le dio nombre a la orquesta y que estaba integrada por artistas de la talla de Sabas Pacheco, Antonio María Mendoza y el propio Simón Mendoza como trompetistas; al frente de los saxofones estaban Francisco Zumaqué, Belisario Franco y "Manguelito"; Antonio Sánchez en el bajo; Rosendo Martínez con el trombón y el bombardino; Reynaldo Bello, en la tumbadora, y, Dionisio Tiburcio Romero quien fungió como compositor, arreglista, saxofonista, clarinetista y organista.

“Simón le había puesto ese nombre, apenas unos días atrás, en honor a la emisora llamada de la misma manera. Dicha emisora tenía un radio teatro, y ahí actuaba la agrupación. En ese mismo radio teatro empecé a cantar, bajo la dirección de Simón Mendoza, todos los sábados en el horario de 11 de la mañana a una de la tarde. Iba mucho público y había sorpresas. El espacio en el que participábamos se llamaba Weekend con béisbol. Se hablaba de música y de todos los deportes. Los presentadores eran Yesid Torres y Antonio Sánchez Charris. Varios años permanecí en esa agrupación”.

Indicó “El Indio”, y agregó:

“Simón Mendoza era el músico más experimentado de todos los que integrábamos la Orquesta Sinú. Ya había grabado, con la orquesta de Pedro Laza. Un día recibió un mensaje desde Cartagena para que se presentara a grabar de nuevo. Simón viajó y se puso a las órdenes de don Antonio Fuentes, pero no pudieron hacer nada porque los demás músicos se emborracharon y faltaron a la cita. Toño Fuentes se calentó y, como castigo, decidió suspender el proyecto. –No utilizaré músicos cartageneros en esta sesión. ¡Son irresponsables! Mejor iré a Barranquilla y traeré gente de allá, dijo molesto el dueño de Discos Fuentes. Entonces, Simón aprovechó la oportunidad para colocar a disposición la Orquesta Sinú. –Hombe, don Toño, yo tengo mi propia orquesta en Montería, con músicos buenos y serios, oriundos de Córdoba… Simón no terminó de hablar, pues Toño Fuentes lo interrumpió: –¿Y qué hacemos perdiendo el tiempo aquí? ¡Tráemelos! Para cantar tenemos a Crescencio Camacho, a Félix ´Chamaco´ Mattos y a Eustaquio 'El Turco' Amín. Fue entonces cuando Simón hizo las veces de mi padrino musical: –Don Toño, mi orquesta es completa y tiene su repertorio y su propio cantante: Rogelio Chávez… De nuevo fue interrumpido por Fuentes: "¡Tráemelo también! Si me gusta lo pongo a grabar, si no, le doy los pasajes para que se devuelva. Eso sí: te espero con tu gente en 15 días. Ponte a ensayar, y no se hable más del asunto”.

“Simón nos puso a ensayar día y noche. Dionisio Tiburcio, el negrito que traje de Lorica, fue fundamental en los arreglos y nos suministró varias letras. Él tocó el saxo y el piano y le dio mucha fuerza al grupo. Con el ánimo arriba arrancamos a Cartagena, dispuestos a escribir nuestra propia historia. Yo iba con un poco de miedo porque nunca había grabado, pero Simón me llenó de mucho valor. –Tú eres bueno y todo va a salir bien, me dijo en el camino”.

“Don Antonio Fuentes era lo más descomplicado del mundo. No era ceremonioso. Nos saludó sin mayores muestras de emoción cuando llegamos a los estudios de grabación en Manga, en Cartagena. Nos dijo: –Manos a la obra: a lo que vinimos. A la expectativa estaban los cantantes Crescencio Camacho y ´El Turco´ Amín, y yo le dije a Simón, casi en el oído: –yo, frente a estos monstruos, no tengo mucho que hacer. –No seas bobo, me respondió Simón. –Tú también tienes tu gracia. Los integrantes del grupo se pusieron todos frente a los micrófonos, y yo me quedé a un lado. Entonces, Toño Fuentes señaló: –Bueno, ¿y qué le pasa al 'Indio' que no ocupa su puesto. Yo miré a todos los lados y comprobé que Toño se refería a mí. Fue la inyección que me hacía falta. Cumplida la cuenta regresiva iniciamos nuestro accionar. El primer tema que grabamos fue Chiquichá, de mi autoría. Luego vino No me pongas cebo, una cumbia de Dionisio Tiburcio Romero (...) Después vinieron Pura paja, un porro instrumental del mismo Dionisio Tiburcio Romero, y otras cumbias, porros y paseaítos de Simón Mendoza. –A vaina, 'El Indio' la sacó del estadio, le escuché a Toño Fuentes, al final. A partir de esa primera sesión no volvieron a llamarme más por mi verdadero nombre. Todos se referían a mí como ´El Indio´ Chávez".

"Duramos casi un día entero metidos en los estudios y que meses después salieron dos long play. Al terminar la sesión, le preguntó a Simón Mendoza: –Bueno, ¿y qué nombre tienen?. Simón respondió: –Orquesta Sinú. –Qué Sinú ni qué nada, agregó Fuentes. –Ese nombre no vende. Pongámosle un nombre internacional. Y luego de varios minutos de meditación sacó la siguiente conclusión: –La base de nuestra orquesta está en Córdoba, ¿no es así? Entonces, los cubanos tienen su Sonora Matancera, nosotros tendremos nuestra propia sonora: La Sonora Cordobesa. Así fue como nació La Sonora Cordobesa. Eso fue a mediados de los cincuenta".

“Participaron Simón Mendoza, el líder, tocó la trompeta, al igual que Antonio María Mendoza; Dionisio Tiburcio, el piano, y Rosendo Martínez, el trombón. El maestro Pacho Zumaqué se había retirado porque formó su propia agrupación, Los Macumberos del Sinú, y fue reemplazado por Clímaco Sarmiento en el saxo; Adalberto Meléndez sustituyó a Reynaldo Bello en la tumbadora, y Pedro Laza, a Toño Sánchez, en el bajo. Los demás músicos vivían en Cartagena: el saxofonista Walberto Garcés; el tenorista José de Jesús Lara, y el baterista Antonio Ortiz. Hice la voz principal con el ´Mello Turco´. En los coros estuvo Crescencio Camacho. Años después se uniría a nosotros Eliseo Herrera, quien aportaría El pájaro picón picón y sus célebres trabalenguas Chula vende chicha y La mafafa".

Álvaro Ruiz Hernández afirma que en 1959 grabaron para el sello amarillo de Discos Fuentes temas tan exitosos como El gallo, un merecumbé de Simón Mendoza, Matacandela, una tremenda puya del maestro Simón también, Ron y cerveza, un porrazo; el gran fandango de Dionisio Romero, Pura paja –que se convirtió en el tema con que identifican la agrupación–, y el inmenso porro de Antolín Lenes, Roberto Ruiz. En 1960 sonó el exitazo de Eliseo Herrera, La mafafa; Bocachico sinuano de Dionisio Romero; Tumba cuchara, de Simón Mendoza, en tiempo de mapalé, y, Linda cordobesa, un porro de Kike Bonfante, todos ellos, números que hicieron parte de sus primeros larga duración titulados Linda cordobesa y La mafafa.

Al año siguiente impusieron éxitos de la talla de La cañandonga, San Carlos, La batatona, Porro viejo pelayero, El palito de Clemow, Paisaje sinuano y Gaita del 61. En 1962 volvieron a la carga con temas como El pájaro picón y La java y vela. Fueron invitados al Carnaval de Barranquilla, y en la caseta La Pachanga, se consagró como cantante “El Indio” Chávez. También apareció en este año, en una segunda producción musical, éxitos como No empujen, El cachureto, El buré y El breu.

Dos datos importantes que refiere Álvaro Ruiz Hernández:

“Mucha gente aún se rompe el cráneo indagango por eso del breu. Pues bueno, eso era el lenguaje llamado revesino, de las juventudes de la época en que decían las palabras al revés. Breu vino siendo una deformación fonética de hombre, que debía ser en consecuencia Brehom, pero que el uso popular, tal vez para facilitar la expresión, lo acuñó como breu (...) Cuando ´El Indio´ Chavez dice –Lerami la raca al breu, se traduce como –Mírale la cara al hombre”.

“...fue en 1964. La Sonora Cordobesa trabajaba para un sitio denominado Chop Suey, donde celebraban bailes de carnaval y que estaba situado en plena calle 72, esquina de la avenida Olaya Herrera –Barranquilla–. Este sitio fue escogido también por Felipe Pirela para hacer sus presentaciones y así, el sábado 8 de febrero de 1964, los músicos aquellos que se especializaban en porro, fandango, mapalé, etcétera, tuvieron que acompañar al Bolerista de América en aquella presentación. Para eso –es bueno acotarlo–, contaron con el refuerzo del pianista barranquillero Lucho Better, otro gran autor e intérprete desaparecido”.

“El Indio” Chávez también incursionó como compositor, campo en el que creó unas diez obras y dos de ellas le merecieron reconocimiento: El sopla tierra y La calle 13.

Luego de la maravillosa época creada por Simón Mendoza, Dionisio Tiburcio Romero y “El Indio” Chávez, llegó Abraham Núñez a la sonora. Chávez se vinculó a la orquesta Los Macumberos del maestro Francisco Zumaqué, hizo algunas grabaciones, pero sin la trascendencia que tuvo en La Sonora Cordobesa.
Fuente: Discos Fuentes

Aquí hay más información de La Sonora Cordobesa y fotografías de los integrantes de la banda, muy recomendable, visítelo.

Disfrute esta sabrosa gaita La solterona, de Simón Mendoza, canta "El Indio" Chávez.