La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

domingo, 9 de noviembre de 2014

A.M. Camacho y Cano - La más preciosa

Angel María Camacho y Cano
1901 - 1993

CAMACHO Y CANO CUENTA SU VIDA
Único autor colombiano sobreviviente que grabó en Brunswick.

Sobreviviente.

Hernán Restrepo dijo que Camacho y Cano es quizás, hasta donde llegan sus conocimientos, el único sobreviviente de los artistas colombianos que hicieron grabaciones en “Brunwick”. Y como este es el año del centenario de nacimiento de las industrias fonográficas, bien vale la pena contar lo que dijo Camacho y Cano a Gustavo Escobar Vélez, director del programa de música antigua “Evocación”, en el que trata de revivir canciones que fueron fruto de una buena inspiración y que tienen derecho a no morir olvidadas.  Anota el personaje central de esta crónica lo siguiente:

La Base.

Nací en San Estanislao (arenal) departamento de Bolívar, el 1º de agosto de 1901 a las 6 a.m. Mis padres fueron Carlos y Melania. Estudié en Cartagena en el Seminario San Carlos Borromeo durante 5 años de 1912 a 1916. En 1919 recibí el grado de bachillerato en el Colegio San Pedro Claver de Cartagena. En 1923 terminé estudios de derecho en la Universidad de Cartagena. ¿Mi carrera musical? Fue por carambola. Cuando mis padres aspiraban a que yo fuera ministro del Señor y me proporcionaron los 5 años de estudio en un Seminario, yo aproveché esos 5 años en música.  Los curas se dieron cuente de que el jovencito tenia buena musicalidad y el padre Masè (francés) me puso cariño y me enseñó a tocar armónium, y más tarde órgano. Me instruyó fuertemente en música teórica. De manera que esos 5 años que pasé en el Seminario constituyeron para mí la base de mi estructura musical.

El Maestro.

En 1920 empecé a estudiar leyes, pero al mismo tiempo me conseguí un puesto de maestro de escuela en el Cabrero de Cartagena. Mi actividad musical continuó en una forma práctica, porque llegué a ser el pianista de la Orquesta Lorduy, la mejor que había entonces. En ese lapso, desde 1920 al 23, conocí a Adolfo Mejía, de quien llegue a ser íntimo amigo. Los dos compositores tuvimos la gran oportunidad de una orquesta en la cual entrenábamos nuestras piezas, que eran siempre de mucho agrado para el público cartagenero. También en ese lapso fui muy aficionado a la literatura y a la  poesía y fui amigo de los mejores literarios y poetas que había en Cartagena. Recuerdo a Fernando de la Vega, a Pachìn Royo, a Donaldo Bossa Herazo, Juan Esquivia Vásquez y tantos que escapan a mi memoria.

Nace el Músico.

El himno de los estudiantes de Cartagena es música mía, con letra del famoso Pachin Royo, quien se interesó para que yo musicalizara sus versos.  El liderato en poesía lo tenía Carlos H. Pareja (Simón Latino). En 1924, después de haber terminado mis estudios de derecho, debía resolver mis actividades: dedicarme por completo a la abogacía o consagrarme a la música. Las dos cosas eran incompatibles y así lo comprendí yo. Los únicos partidarios de que me dedicara a la abogacía eran mis padres y el cura párroco.  Todos mis amigos decían que yo había nacido para la música.  Tomada la resolución, a disgusto de mis padres, me fui a Sincelejo y fundé mi Academia.

Etapa Inolvidable.

Fue mi compañera Hortensia, la de carne y hueso, muy bonita y de familia apreciada. La temporada en Sincelejo fue inolvidable. Tuve buen número de alumnas, especialmente en la colonia siria. El acontecimiento más importante de esta temporada en Sincelejo fue un concurso de poesía con tres permios, de los cuales me gané el primero, una violeta de oro, y el tercero, una flor natural. Los poemas premiados llevaban por título “la Vida”, el primero y “Ella”, el segundo. El segundo premio del concurso fue otorgado a Pompeyo Molina, un buen poeta.  Después fui contratado por el doctor Miguel Méndez  para que me fuera a Montería.  Estuve más de un año.  Volví a Sincelejo y en 1928 viajé a Medellín en compañía del cantante Jesús González, a quien llamaban romana porque en todas las serenatas siempre que cantaba ponía como primer número ese vals canción que estaba muy en boga.

En Medellín.

En Medellín estuve más de un año. Recuerdo a Pelón Santamaría, a Carlos Vieco, al maestro Nicolás Santamaría y su Orquesta, al pianista Jaime Santamaría. Pero yo estoy escaso de memoria y por eso no menciono otros. Me conecté con la casa Bedout, que tenía la agencia de Discos Víctor. Le vendí en total unas doce piezas a 25 pesos cada uno. Trataré de recordarlas: Óyeme Lorenza, El Gongoronchì, Hortensia, Adiós, Pobre Matilde, Rosendo, Cielo Azul, Perdón, Medellín. Este fox se lo dediqué al general Berrio, en ese entonces gobernador de Antioquia (un Varillazo y me resulto. El general me recibió en audiencia y se puso a mis órdenes. Más tarde me regaló los tiquetes para que yo pudiera viajar de Medellín a Barranquilla.

El Cuplé Rosendo.

Aproveché mi estadía en Medellín y me matriculé en el Conservatorio de Música para continuar mis estudios de solfeo y violín con el maestro Begue. Hice buena liga con la colonia costeña en dicha ciudad. Recuerdo a Juan Rosado y a los Buelvas, Jesús Antonio llegó a ser gobernador de Córdoba.  Antolín Díaz, un buen cronista, me impulsó para que abandonara Colombia y me fuera a los Estados Unidos.

Graba en Brunswick.

Don Ezequiel Rosado escuchó en Barranquilla algo del gran repertorio compuesto por mí e inmediatamente se convirtió en mi protector, facilitándome el dinero necesario para viajar a los Estados Unidos a grabar en Discos Brunswick 3 Piezas que él había escogido. A cumplir ese contrato me marche en noviembre de 1929 a la ciudad de los rascacielos. Organicé un conjunto con el nombre de Grupo Camacho y Cano y con el hice las 30 grabaciones. Pero Carlos Vásquez, mexicano, como gerente de la Brunswick vió que todas esas piezas musicales eran de éxito y fue así como no se contentó con grabarlas sino que hizo nuevos arreglos para que siguiera grabando más hasta que llegue a 88.

El Repertorio.

Algunas de aquellas piezas fueron, en distintos ritmos: Por lo bajo, Gaitán y Crispín, Lávate la cara, Arroz con Leche, El Caimán, El Corcovado, Por la Madrugada, Lo que puede Suceder, El Cascabel, Echa Pa`lante, El Doctor Basura, Agua de Panela, La Boulanger, El Prado, Sonrisas, Así Caliente, Con su Panela Melcocha, Los Ojos de Mi Mujer, Juanito Campo, Calentándose Va, Si Supiera Usted, Óigalo Usted, Mazamorra de Plátano, Si tú no me Quieres, El Ají, Esas son Bombas, Viva el Carnaval a Barranquilla, Enrique, Dale Tú, Entre Chanza, Agárralo por Detrás, La Bagatela, El Sapo, Los Patitos, entre otros. Muchos de estos discos fueron cantados por Alcides Briceño, panameño, Pilar Arcos cantó algunos que no eran aires criollos como Gaitán y Crispín y Chiquitina.  El primer disco parte de las piezas en Estados Unidos fue "Por lo bajo".  La mayor parte de las piezas fueron interpretadas por el grupo Camacho y Cano. El famoso compositor puertorriqueño Rafael Hernández colaboro mucho conmigo en la consecución de los músicos.

Rafael Obligado.

En lo relacionado con Rafael Obligado y su Orquesta Costeña, puedo informarle que utilicé ese seudónimo (Rafael Obligado) para grabar algunos temas (14 en total) para la Columna, sencillamente porque no podía usar mi nombre, ya que el contrato en la Brunswick era de exclusividad. Entonces estaba “Obligado” a ocultar mi verdadero nombre. De esas grabaciones recuerdo La Gaita y Este es puro cumbeo. Olvidaba decirle que de Brunswick, El Sapo y Los Patitos fueron dos huapangos lanzados especialmente para México y grabado por los cantantes Milia Domínguez y Rodolfo Hoyos, con mucho éxito.

Sus Grabaciones.

Dos veces estuve en los Estados Unidos. También en Cuba y Panamá. El número de grabaciones en discos fue así: 12 para la Víctor, 14 para la Columna y 88 para la Brunswick. Total: 114.  En USA me hice alumno de Lew White, uno de los más famosos organistas de entonces. Su Instituto era para millonarios y cada clasecita valía 25 dólares. En el 31 hubo crisis mundial. Me vine de los E.U. Esperaba y esperaba regalías de la Brunswick, pero hubo una mala “Jugarreta”. El registro de Brunswick Balke Collander Company fue cambiado por Brunswick Radio Corporation y esta última le había comparado a la primera lo relativo con billares, etcétera, pero no tenía nada que ver con los compositores ni mucho menos con las regalías. Este fue el triste final mío. Años después cuando la Peer Internacional Corporation me propuso encargase de mi música y grabarla, me negué rotundamente. Había quedado decepcionado desde 1931 y había resuelto dejar mi repertorio inédito. En 1937 me casé y tengo 4 hijas dedicadas a la música.

Grabó en Tropical.

En 1963, en Barranquilla, donde está la Academia de Música Camacho y Cano, dirigida por Ros Camacho Alandete, Discos Tropical me llamó para que grabara varios discos de larga duración en el órgano electrónico que había aprendido en USA. El primero se tituló "Típicamente Colombiano" con pasillos, danzas y valses de mi inspiración en órgano y batería; el segundo, "Óyeme Lorenza", con órgano y cantante en musical de la Costa, pero mía; el tercero "La Más Preciosa", con aires costaneros; y el cuarto, "Voces del Corazón", con boleros en mosaico por el conjunto Los Astrales, bajo mi dirección.

Camacho muere en el año de 1993, en Barranquilla, no sin antes dejar su legado de música colombiana, entre ellos porros como La Bagatela (diciembre de 1929 con la Brunswick), Ay, ay, ay que Gusto (con la Brunswick), interpretados con el grupo Camacho y Cano; y la cumbia A Medio Lao Colombia (mayo de 1930), interpretado con Rafael Obligado y su orquesta.
Fuente: por Carlos E. Serna en http://porroyfolcloronline.blogspot.mx/2012/05/camacho-y-cano-cuenta-su-vida.html#


A.M. Camacho y Cano - La más preciosa
 


"A mis numerosos amigos en todo el territorio colombiano: RECOMIENDO de manera especial este L.P. que es álbum número tres que he grabado para discos TROPICAL.

En él aparecen melodías favoritas del público en los últimos años, como son: Que Linda, Sonia, Gaita Universal, Cumbia Panorámica, La Brasilera, otras de vieja data: El Sapo Muerde, Caimán, De Cartagena a Barranquilla, y cuatro nuevas: Hagan Rueda, Pedro Juan, Que Siga la Parranda y La Más Preciosa, merecedoras éstas de una rápida popularidad.

Esta vez el órgano electrónico entra en diálogos cortos y graciosos con el piano y el trombón y las combinaciones felices y oportunas traen matices satisfactorios que permiten augurar un éxito doble: para el oído y para el baile.

La Colaboración eficiente y valiosa de Rosita Camacho, Rosendo Martínez y Pompilio Rodríguez es factor ponderante para el mayor triunfo de este álbum, que habrá de constituirse en un cofre de gratos recuerdos. Así sea para gloria de Colombia y de su música."
Fuente: portada trasera del L.P.

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