La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

lunes, 27 de julio de 2020

La banda borracha - Los Xochimilcas

Los Xochimilcas

Los Xochimilcas nacen como agrupación musical de jazz bajo el nombre de Hot Boys, para evolucionar después como músicos-cómicos a Los Xochimilcas Boys y finalmente Los Xochimilcas.

Músicos excepcionales con gran instrucción y dominio de sus instrumentos fueron Francisco "Paco" Gómez García (El Glostora) quien ejecutaba magistralmente el contrabajo y "joteaba" en el escenario; Martín Armenta Tornero, trompetista excepcional, quien además era cantante y animador; César Sosa (El Patiño), acordeón (quien en realidad era concertista de piano y a su muerte fuera sustituido por Francisco Sosa "El Chino"), y el gran baterista Antonio Caudillo quien también fue sustituido, por problemas de alcoholismo, por Roberto Castro.

Los Hot Boys no sólo cambiaron de nombre y de género musical, además dejaron los trajes de etiqueta y los smokings por la vestimenta de "manta" y "cabeza de indio", con colores vistosos y usando pelucas. Por eso hay quien piensa que se adelantaron a su época y pusieron de moda el cabello largo y despeinado que se haría popular en los 60s.

En la década de los 60s fueron muy populares interpretando el género denominado "porro"...

Los Xochimilcas, además de parodiar a The Beatles ("Chilorius" en vez de She loves you), fueron los primeros en grabar la cara A de un disco de larga duración (LP) con la tonadilla "La bala".

Su vasto repertorio musical era original e iba de interpretaciones cómicas a cumbias, danzones, blues, rock y swing.
Fuente: Reincidente, Año VIII, No. 147, julio 2017.

La banda borracha al estilo de Los Xochimilcas, disfrútelo.

martes, 21 de julio de 2020

Llora su pena - Rita Fernández

 Rita Fernández

La samaria Rita Fernández Padilla (1946) es cantante, compositora, pianista y guitarrista.

Nació en una familia musical académica, pero adoptó el vallenato durante unas vacaciones. Esto le causó llamados de atención no solo de sus familiares, sino de la sociedad, que no veía con buenos ojos a una mujer integrada a una parranda.

Es fundadora de Las Universitarias, el primer conjunto vallenato conformado por mujeres. En 1968 fue la primera mujer en actuar –como invitada especial– dentro del primer festival vallenato.

Dentro de sus composiciones se cuentan canciones como "Sombra perdida", "Son del tren" y el "Himno de Valledupar". Podría decirse que fue la primera juglaresa.
Fuente: https://www.fundacionbat.com.co/

Y también interpreta cumbias. "Llora su pena" es de su autoría, disfrútela.

viernes, 17 de julio de 2020

Teresa la mesera - Mike Laure

Mike Laure
El Rey del Trópico
1937 - 2000

En nuestro país es típico escuchar las más diversas manifestaciones musicales. Cada mañana y durante el transcurso del día a través del sonido de un aparato reproductor de música nos invita a realizar las tareas del día desde una casa, un taller, una oficina, incluso algunos lugares poco comunes, y esa sensación de escuchar un poco de música hace la vida más llevadera a todo aquel que desarrolla una labor o que escucha la radio por simple disfrute.

Así como los lugares tienen sonidos característicos, también tiene una peculiaridad, desde los más monótonos hasta el extremo de rítmicos. ¿Quiénes de los que vivieron en la etapa de años 60s y 70s y muchos de los que nacieron en esa época, no recuerdan las fiestas, bailes o reuniones familiares, donde se escuchaba y se bailaba música? ¿Quiénes, también, no recordamos el swing, el mambo, el cha cha chá, el danzón, la música tropical que nos llegaba con influencias colombianas y cubanas, sobre todo?

En Guadalajara surgió un músico que interpretaba muy bien los ritmos juveniles de su época (el rock and roll, swing y el a go gó), pero a pesar de ello sus mayores éxitos los obtuvo con la cumbia, después de fusionar varios ritmos y con letras en doble sentido o con un humor muy peculiar. En los bailes populares, grabaciones musicales (alrededor de 76 discos LP en su carrera), televisión y centros nocturnos de la capital mexicana, fue donde más se notaron sus triunfos, mismos que lo llevaron a incursionar hasta en el cine: El agente 00 Sexy (1967). Se trata de Mike Laure, quien en realidad se llama Miguel Laure Rubio y nació un 29 de septiembre de 1937, en El Salto, Jalisco.

"Nací en El Salto, Jalisco y mi origen es humilde en todos los aspectos vivíamos muy mal, vestíamos peor y apenas si nos alcanzaba para mal comer. Apenas comenzábamos a hablar y ya trabajábamos, vendí dulces, chicles, pan; también trabajé en el campo, luego fui obrero textil, entre otros muchos trabajos".

Cuando tenía 8 años de edad le compraron su primera guitarra y, posteriormente, se hizo un buen baterista. Aprendió a tocar guitarra hawaiiana y el bajo para lanzarse como profesional en un casino de Guadalajara, donde fue descubierto y contratado por una firma disquera.

"Desde pequeño comprendí lo difícil que es vivir. Mi padre murió cuando yo era muy chico, mi mamá siempre estaba enferma, y los únicos ingresos de que disponíamos eran los de mis dos hermanos mayores, que eran ínfimos. Yo fui el más chico, pero nunca tuve niñez".

En la época que surgía el movimiento del rock and roll, Mike Laure logró fusionar los diversos ritmos provenientes de distintos lugares, creando un sonido muy peculiar con éxitos como "La rajita de canela", "039", "Tabaco mascado", o "La banda borracha", tomando los ritmos primitivos del África y mezclándolos con las influencias cubanas y latinas como la charanga, el son, la rumba, entre otros muchos, creando así un sonido muy característico.

"La afición por la música la heredé de mi madre, ella tocaba diferentes instrumentos, aunque nunca lo hizo profesionalmente, y también todos los miembros de mi familia tocaban algún instrumento".

Miguel Laure Rubio integró su primer grupo musical en 1951, y en 1958 formó el grupo "Los cometas", con sus primos Chelo Rubio (solista), Raúl Rubio (saxofón), José Rubio (batería y coros), Narciso de Anda (acordeón), su hermano Antonio Laure (batería) y Ramón Arreola (guitarra rítmica).

"Desde pequeño me dio por formar grupos musicales con mis hermanos o mis amiguitos, tan pobres como yo. Como no teníamos dinero para comprar instrumentos, los construíamos y así recorrimos todas las tiendas del pueblo cantando. A cambio recibíamos dulces y galletas, frutas o pan, y en ocasiones hasta dinero".

Laure, cantante con voz muy melodiosa, rítmica, sabrosa (como pocos), trató de sobresalir en su estado natal, Jalisco, sin lograrlo plenamente. Su nombre verdadero lo cambió por el de "Mike" cuando se presentó en Laredo, Texas, en su modalidad de cantante de cha cha chá.

Después de haber incursionado en el rock and roll (de hecho ejecutaba covers de éxitos de Bill Halley adaptados al español) y después en el twist, no teniendo el éxito esperado, con piezas de su autoría como "Manzanillo Twist", decidió cambiar al ritmo tropical, siendo la cumbia la que le dio más triunfos; el tema "Tiburón, tiburón" y después "Mazatlán", fueron los primeros que lo colocaron en el gusto del público. Poco después fue contratado para presentarse a trabajar en la capital de la República, en un centro de primera, llamando de inmediato la atención del público ya con el nombre Mike Laure. Realmente no tenía en su haber ningún hit musical, con excepción de "Tiburón, tiburón" y "Mazatlán".

"En lo personal no me considero un mal artista ni haberle hecho algún perjuicio a otro; sé que tengo varios defectos, como el de no poseer una buena voz, no tener una fuerte personalidad, entre otras cosas, pero lo único que pretendía es agradar al público que gentilmente me escuchaba. Yo toqué y canté lo que más les gustaba, por ejemplo, mi repertorio era bastante variado y eso es una gran ventaja, porque si salía a escena y veía que algunas personas estaban ‘alegres’ y me pedían determinadas canciones, no tenía ningún motivo para no complacerlos".

El inicio de su carrera lo hizo en Guadalajara donde comenzó a cantar en clubes exclusivos, siendo contratado por el "Beer Garden" de Chapala, en donde estuvo tocando mucho tiempo, es por eso que es considerado oriundo de Chapala.

Laure, desde la cumbia intercaló una que otra pieza con el a go gó, resultando una mezcla musical que fue aceptada por su público. No fueron pocos los que le dijeron que el éxito de sus canciones se debía exclusivamente a que estaban hechas en ritmo de cumbia, que tanto gustaba en los días que aparecieron sus grabaciones. Sin embargo, al poco tiempo, Mike Laure lanzó a la fama nuevas canciones con las que reafirmó su gran calidad artística, demostrando así que no era la "llamarada de petate" que muchos suponían.

"Por fortuna llegué a tener muchísimo trabajo, de teatro de revista pasé a centros nocturnos, después de haber filmado algunos programas de televisión, o haber grabado toda la mañana en la compañía disquera ‘Musart’. Los fines de semana ya tenía compromisos en fiestas, en salones de baile de provincia. Conocí el teatro, los discos, la televisión, etc., y por ninguno tuve preferencia, porque todos me gustaban mucho y me fue bien actuando en cada uno de ellos".

Otra etapa de Mike Laure y que se une fielmente a las manifestaciones culturales más populares era su afición a la Lucha Libre, a la que asistía como aficionado, para presenciar los enfrentamientos que sostenían sus grandes favoritos como "Ringo" y "El Cachorro" Mendoza, con los que mantiene una gran amistad. Prueba de ello, es el gusto de la música de Laure por los más famosos ídolos del pancracio mexicano.

La primera de sus canciones en hacerse famosa fue "Mazatlán", que alcanzó una gran popularidad en toda la República Mexicana, y no solamente, sino que traspasó las fronteras llegando a Centro y Sudamérica, desde donde reclamaban la presencia del cantante. Posteriormente y con la misma fuerza, aparecieron nuevas grabaciones que vinieron a encadenarse a la lista de éxitos del cantante "de Chapala"; éstas fueron, entre otras: "039", "No llores" y "Amor en Chapala"; canciones que por mucho tiempo fueron muy solicitadas en los programas de radio dedicados a las complacencias.

Al inicio de su carrera, algunos críticos decían que era imperdonable la audacia de Mike Laure, y no fueron pocos los que se equivocaron, al creer que después de "Tiburón, tiburón" bajaría totalmente su popularidad. Resultó lo contrario, ya que fue precisamente en ese tiempo cuando Laure y su orquesta "Los Cometas" fueron los más solicitados, tanto en la Capital como en el interior, y sus canciones ocuparon los mejores sitios en el cuadrante de la radio y en las listas de popularidad. Respecto a sus grabaciones, es por demás mencionar que sus éxitos predominaron en cualquier fiesta o reunión, ya sea familiar o festejo multitudinario.

"Puedo decir lo bonito que se siente ser aplaudido y conocido; una de mis grandes satisfacciones es haber actuado en Guadalajara, en la Plaza de Toros que se encontraba enfrente del Hospicio Cabañas (hoy Plaza Tapatía) y en grandes casinos. Pero el gusto que tengo, no es por el hecho de haber tocado ahí, sino que esos sitios nunca habían sido llenados a tal grado, por ningún artista, como lo hice en esas presentaciones. Fue algo que me emocionó mucho, por tanta gente que me aplaudía, que me pedía otra y otra canción".

Cuenta la prensa especializada de esa época, que el cantante era muy sencillo; a pesar de ello, el fanatismo por Laure quedó demostrado en más de alguna ocasión por el público, que asistía a sus presentaciones en un teatro de revista donde ocasionalmente tocaba. En alguna ocasión, Mike Laure tuvo un fuerte dolor de muelas y, para calmarlo, tomó un medicamento que lo intoxicó y tuvo que estar en reposo. El primer día que enfermó, el cantante todavía quería salir a actuar, pero al final no pudo. Cuando al público le fue comunicado que esa noche no se presentaría el cantante, estallaron las protestas, amenazaron con quemar el teatro e incluso llegaron a la audacia de introducirse a los camerinos y buscar al cantante que suponían estaría allí. Al convencerse, finalmente, de que no se encontraba allí, todavía siguieron protestando; para remediar esa situación, la empresa tuvo que devolver la mitad de las entradas a cerca de trescientas personas que se negaban a abandonar el lugar sin ver a Mike Laure.

"En esa ocasión de la Plaza de Toros también tuve una huella desagradable fueron tantas las personas que fueron a verme que hubo muertos, heridos y desaparecidos... Y siento que indirectamente tuve la culpa de aquellos incidentes tan penosos, en contraste con la felicidad que logré cuando pude cumplir una promesa hecha conmigo mismo y con el público tapatío, de que algún día triunfaría para ellos, cosa que creo haber realizado en esa ocasión".

Mike Laure continuó siendo el mismo de siempre. El éxito no se le subió a la cabeza (pese a que algunos opinaban lo contrario), siguió siendo amable y sencillo con todos. Le gustaba salir, caminar por las calles y saludar a todo aquel que lo reconocía, siempre dispuesto a autografiar su foto a quien lo solicitaba. Desde su retiro, en la Ciudad de México, comentó estar muy agradecido con la vida, por haber logrado una de las carreras más fructíferas en la música popular bailable de nuestro país.

Víctima de un derrame cerebral, falleció en la Ciudad de México el 17 de noviembre del año 2000.
   
Con este post brindo un homenaje a una de las celebridades de la música tropical nacional y, sobre todo, a un jalisciense, quien a pesar de estar dentro de un tan reñido campo de trabajo, como lo fue en su época la música tropical, logró sobresalir entre muchos músicos y cantantes de esa etapa de la historia musical de México. Sus canciones fueron bailadas por nuestros padres, tíos y hasta abuelos, mucha gente lo recuerda con gusto y nostalgia y, sobre todo, actualmente al escuchar cualquiera de sus piezas, uno no puede evitar moverse al compás de la música y, por qué no, con esa música y la forma tan peculiar de interpretarla, invita hasta al más arrítmico a, como popularmente se dice, "mover el bote".
Fuente: Internet

A continuación una pieza divertida con El Rey del Trópico, toda una joya: "Teresa la mesera".


viernes, 10 de julio de 2020

Tengo una Esperancita - Memo Salamanca y su Combo

Memo Salamanca
1924 - 2008

Memo Salamanca representa como pocos una de las épocas más importantes del son de origen cubano en México; una época en la cual el son nacido en las Antillas adquirió carta de naturalización en nuestras tierras debido al trabajo de muchos músicos mexicanos que se encargaron de aprender y recrear las estructuras musicales creadas en Cuba.

Memo Salamanca en su papel de arreglista y director musical contribuyó de muchas maneras a lograrlo gracias a la maestría y genialidad para manejar las sonoridades de la orquesta a la hora de ejecutar el danzón, una guaracha o un mambo.

Además de esto también participó en momentos importantes de nuestra música popular dentro del campo del bolero y de la balada demostrando que han existido muy pocas mentes a su altura en la historia de la música popular de nuestro país.

La trayectoria artística de Guillermo Salamanca Herrera -nacido un 12 de agosto de 1924- es muy singular y se destacan cuatro etapas en su vida.

Una primera es la de sus primeros años en la Perla del Papaloapan (1924-1942), periodo en el que nuestro personaje forja su carácter y, gracias a un propicio ambiente familiar, empieza a arrancarle, no sin tropiezos y contrariedades, las primeras melodías y armonías al piano, primero bajo la severa mirada de su padre, don Guillermo Salamanca Ramos, y luego bajo la batuta de doña Ana María Carvajal Cházaro de Silva, quien solía enseñar a sus alumnos los rudimentos de ese instrumento musical con el famoso método Bayer. La idea de que estudiara piano con la maestra Carvajal era que Memo superara su propensión de aprender las melodías y sus lecciones de memoria, tanto que una vez su padre acuñó una frase que sería profética y una especie de maldición gitana: “Estudias el piano en forma o no tocas más, que yo no quiero un músico orejero y bohemio”.

Pero ni así Memo entraría al redil, sino todo lo contrario, pues cuando tenía escasos 14 años el joven Salamanca aprende a tocar en banjo de cuatro cuerdas, “sin resonador, solamente tocando los acordes”, en el grupo de su tío Manuel Herrera Rodríguez que tocaba por las noches en El Congal, “un night club estilo la Cuenca”, con techo de palma, ubicado en los arrabales de Tlacotalpan. Esa actividad, poco propia para su edad, la combinaba mal con sus estudios formales en la Escuela de Artes y Oficios y con la tarea de revelar fotografías en el estudio de su tío paterno Manuel Salamanca Ramos. Sin embargo, contra lo que pudiera pensarse, en esa época a Memo le interesaba más convertirse en un distinguido tranviario o en un respetable tenedor de libros, actividades consideradas entonces más “decentes” y estables en términos económicos y laborales, que ser un músico profesional, cuyo trabajo era siempre azaroso, mal pagado y poco reconocido socialmente.

La segunda etapa de su vida (1942-1945), breve en tiempo pero prolija en experiencias, fue la que vivió en el puerto de Veracruz, luego de abandonar sus estudios de mecanografía y escapar sin el permiso de sus padres y con sólo un hatillo al hombro, siendo apenas un joven imberbe de 17 años, en la primera lancha que salía de Tlacotalpan a las cinco y media de la mañana. Sólo alcanzó a decirle a su ingenua progenitora, doña María del Carmen Herrera Rodríguez: “Madre, voy a Alvarado a dejar a Maruca [hija de su tío Ramón Herrera Rodríguez]”.

En el puerto de Veracruz, que entonces vivía una dura crisis económica y laboral como efecto de la Segunda Guerra Mundial, era casi imposible conseguir trabajo, y menos como taquimecanógrafo o contador, como pretendía Memo. Por azares del destino acabó trabajando como “pianista a razón de un peso por un programa diario de quince minutos” en la XEHV, estación de radio que era propiedad de Francisco Broissin Abdalá y Juan Palavicini y que entonces estaba ubicada en la calle de Aquiles Serdán. Al poco tiempo, don Fernando Pazos Sosa lo invita a la XEU a sustituir al pianista titular, Fernando Fonseca, donde acompañaba por lo menos a cuatro programas diarios por un sueldo de seis pesos. Pero ante las frecuentes quejas de cantantes como Marcos Luna y María Luisa Covarrubias por las evidentes limitaciones musicales de Memo, don Fernando Pazos, generosamente, le pagó a Salamanca unas clases de piano con la maestra Chefita de la Hoz para que se pusiera al día durante dos años.

Sin embargo, de nuevo Memo se  desvía del “buen camino” y se vuelve pianista, primero, de un grupo de son montuno, y después, del mejor grupo tropical de Veracruz, el Conjunto Copacabana, el cual amenizaba los bailes en los salones elegantes del puerto, como el Casino Español y la Lonja Mercantil. Esta buena racha de trabajo y de aprendizaje musical de Memo sería cortada de tajo por una tragedia familiar: luego de la gran inundación de Tlacotalpan de 1944, su padre murió de una pulmonía tras rescatar el piano familiar del fango —el mismo donde el niño Salamanca había hecho sus pininos—, el 13 de noviembre de 1944, cuando apenas tenía 52 años de edad.

La tercera etapa de la vida de Memo (1945-1975) es, sin la menor duda, la más importante y productiva, y tiene como escenario principal la Ciudad de México, cuya vida nocturna, que describiera magistralmente Carlos Fuentes en La región más transparente, vivía su época de oro. Al principio, Salamanca consiguió trabajo como pianista en el cabaret El 100 Flores, donde se tocaba música cubana o tropical, como ya se le decía entonces, por ocho pesos la noche. Poco después, invitado por el trompetista cubano Eduardo Periquet, se incorpora con un mejor sueldo (11 pesos) al Conjunto Habana de Heriberto Pino, que al principio tocaba en el Lobby Bar y posteriormente en El Tabarís. En el Habana, José Dolores Quiñónez le enseña “los misterios de la clave”, base esencial de la música afroantillana. Es la época también en que hace amistad con varios soneros de fuste, mexicanos y cubanos, que le enseñaron “mucho sobre el son cubano”, entre ellos por supuesto Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, relación musical que se fortalecería cuando Memo ingresa, en 1949, a la prestigiosa Orquesta de Arturo Núñez. Sobre su cercanía con Benny, Salamanca recordaba:

Moré me puso el apodo de Pistachito, no sé si por lo feo o lo chaparro. Nos hicimos grandes amigos… Nos llevábamos muy bien. Tuve la desgracia de hacerme partícipe de sus vicios. Moré tomaba mucho. Pero como artista, le aprendí mucho. Me enseño varias cosas empíricas. Los secretos que tiene cada músico popular. Tenía una forma especial de improvisar. Eso no se enseña en ninguna universidad.

Durante su estancia en la Orquesta del Caballero Antillano —como le decían a Núñez por su elegancia al vestir—, y con el apoyo del trompetista Nacho Soriano, así como de los maestros Juan León Mariscal y el mismísimo Gerónimo Baqueiro Foster, quienes le dieron clases formales de armonía y composición y de análisis musical, rítmica y métrica, respectivamente, Memo logró llenar algunas lagunas que tenía en el conocimiento técnico de la música, en particular en lo que refiere a la lectura musical, lo que le permitiría muy pronto empezar a hacer sus propias composiciones y arreglos. “Me acuerdo —recordaba Salamanca— que los primeros arreglos que hice se oían de la chingada, pero me tuve que aventar con las ideas que yo tenía y después a ir poco a poco aprendiendo”.

Así, compondría varios danzones, danzonetes, guajiras, boleros y mambos como Danzón 1950, Linda Jarocha, Serenata guajira, Mambo a la Núñez, Mambo en trompeta, Mambo en trombón, Mambo No. 6, Mambo No. 7, Mambo Isabel y su conocido Rumbambo. Mención aparte merece su Lindo Veracruz, que con el tiempo se convertiría, después de Veracruz de Agustín Lara, en el segundo himno del puerto...

Ante la bien ganada fama que adquiere como arreglista y compositor, la RCA Víctor lo contrata para dirigir su propia orquesta, siendo su primera grabación con el cantante cubano Kiko Mendive, a la vez que empieza a codirigir con el flautista cubano Domingo Vernier Mango, un grupo de charanga denominado Continental que cultiva un género que ya está triunfando en los salones de baile del Distrito Federal: el chachachá. De hecho, es el primer mexicano que grabó con este género (Desvelo de amor y Adiós mi chaparita), pero una estancia temporal de trabajo en Acapulco lo alejó de este prometedor ambiente, con todo y que Mariano Rivera Conde, director artístico de la RCA Víctor, le rogó para que no se fuera: “Imagínate —rememoraba Memo—, yo tenía 28 años y Acapulco era un lugar maravilloso en ese entonces, así que no me importó”.

Sin embargo, tiempo después, Salamanca regresó a la Ciudad de México por sus fueros. A propósito de ello...:

Gracias a su talento logró volverse un maestro en el arte del arreglo y trabajó para las orquestas de renombre de la época: Luis Alcaraz, Pablo Beltrán Ruiz, Carlos Campos, Gamboa Ceballos, etc. Prácticamente no existía orquesta que en su repertorio tropical no tuviera arreglos de Memo Salamanca. Asimismo se forjó un nombre en el campo de la dirección musical y dirigió una gran cantidad de sesiones de grabación con nombres muy importantes para el ambiente musical popular de la época.

Así, como director musical y arreglista grabaría discos con Vicentico Valdés, Blanca Rosa Gil, Nelson Pinedo, Orlando Guerra, Felipe Pirela, Chucho Rodríguez, Bebo Valdés, Celia Cruz, Antonia del Carmen Peregrino (Toña la Negra), Las Hermanas Velázquez, Yeyo Estrada, Raquel Domenech, Bienvenido Granda, Emilio Domínguez, Luis Demetrio, y un largo etcétera, incluido aquel disco que el Rey del Mambo, Dámaso Pérez Prado, había dejado incompleto al salir apresuradamente de México en 1953. Incluso se daría tiempo para componer, junto con el también compositor yucateco Sergio Esquivel, algunas canciones para José José como el éxito Alguien vendrá, así como Un verano más, Si me vas a dejar y Solamente amigos.

En la cuarta y última etapa de su vida (1975-2008), Memo se establece de nuevo en Veracruz. Las razones fundamentales: el cambio de director artístico en la RCA Víctor, que se encargó de boicotear todo lo que “oliera” al dúo Salamanca-Esquivel, y el inicio de lo que poco después se le llamaría peyorativamente chunchaca, pegagoso ritmo representado por los grupos Acapulco Tropical y Costa Azul de Rigo Tovar. Ante tamaño vendaval chunchaquero, nuestro hombre en México simplemente se dijo así mismo: “Memito, esto no es lo tuyo”.

Y, acto seguido, a las playas lejanas del puerto tuvo que volver… aunque eso implicara romper su promesa de no dar “un pianazo más para nadie”, por aquello de que se le apareciera, en el momento más inoportuno, el viejo “fantasma del piano” que lo había perseguido —y lo perseguiría— durante toda su vida.

Al principio y durante seis meses sólo iba a Veracruz los fines de semana a tocar el piano en el restaurant Mariscos El Rey de un tal Pinolillo, donde interpretaba boleros, danzones, música española, tangos y demás. Posteriormente, se instaló en definitiva en el puerto y empezó a tocar como pianista solista en el hotel Puerto Bello, propiedad de Andrés del Puerto y Vicente Rementería, trabajo que mantuvo casi hasta el final de su vida, aun cuando el hotel pasó a formar parte de la cadena Howard Johnson’s. Su amistad con Del Puerto lo llevó a participar, a partir de 1985, en el programa de televisión Rincón Bohemio, en Telever (filial de Televisa en Veracruz), donde Del Puerto era el comentarista y Memo comentarista y pianista; un programa, dice Figueroa, “que llegaría a llenar toda una época en la vida musical del puerto de Veracruz […]”. Esa experiencia en el ámbito de la televisión sería muy importante para que Salamanca participara en el programa Boleros, siempre boleros, que TV Más transmitiría desde el Casino Xalapeño cada semana a fines de los años noventa.

Un proyecto de tipo experimental muy interesante que impulsó Memo fue Son con Son, en el cual el objetivo era fusionar el son cubano y el son jarocho “de una manera novedosa, pero estéticamente válida”, apunta Figueroa. En el proyecto acompañaron a Salamanca, la actriz y cantante Ofelia Medina, el arpista Andrés Alfonso Vergara, el sonero Gilberto Gutiérrez y el percusionista César Córdoba, y se presentó con el nombre de “Otro fandango veracruzano” el 21 abril de 1987 al inaugurarse el IVEC. Esta introducción del piano en el son jarocho más tarde cristalizaría en el disco Soneros de la Cuenca, con la participación del grupo tlacotalpeño Siquisirí. Con este original trabajo, señala Figueroa, “el maestro Salamanca demuestra que el piano, si se sabe ejecutar como se debe, es perfectamente compatible con el son jarocho, a pesar de pertenecer a dos tradiciones musicales distintas”.

Un último momento de la vida de Memo que vale la pena mencionar, es el trabajo que realizó como director de la Casa Museo Agustín Lara desde 1999 hasta mediados de la década de 2000. En el estudio Azul y Plata, réplica del de la XEW, donde Agustín Lara transmitía su famoso programa La Hora Azul, Salamanca crea Los Miércoles Bohemios, conciertos de música romántica que “se convierten muy pronto en referencia indispensable para los amantes de la música romántica y la trova en el puerto de Veracruz, para los laristas en específico y para los boleristas en general”.

En los Miércoles Bohemios participaron cantantes como Enrique García Villa, Carmelita González, Matty Bello, las hemanas Laura y Carmen Rotstein, Jorge Balam y Aminta Ruiz Pazos.

Este periodo también representa el regreso de Memo al mundo del disco: en 2001, en el marco del homenaje que le rinde el Gobierno del Estado de Veracruz, a través de la Secretaría de Educación y Cultura y el IVEC, presenta Pianoson, grabado en vivo en el estudio Azul y Plata y que “ejemplifica muchas de las facetas de Memo en los últimos años de sus vida”; en 2005 graba, con la Orquesta Danzonera de la organización Tres Generaciones del Danzón Veracruzano, Danzoneando, y en junio de 2007, aparece el que sería su último trabajo discográfico: Grandes de Tlacotalpan: entre décimas y sones, en el que se aprecian “dos de las facetas que comunicaban a Memo Salamanca con su tierra natal: la parte jarocha y la parte rumbera”.

No puede dejar de mencionarse que Memo recibe en 2004, durante la realización del Forum 2004 Danzones en el Puerto, el Premio Nacional a la Preservación y Difusión del Danzón “Rosa Abadala Gómez”, y en 2006, en el marco del III Festival Danzón Habana, dedicado a Veracruz y organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, un homenaje “por su trayectoria dentro de la música cubana y en especial el danzón en México”... el enorme músico tlacotalpeño murió el 3 de agosto de 2008.
Fuente: ULÚA. Revista de Historia, Sociedad y Cultura, Año 10/Núm. 20, julio-diciembre de 2012, Memo Salamanca, por Horacio Guadarrama Olivera.

Disfrute Tengo una Esperancita, con Memo Salamanca y su Combo.


jueves, 9 de julio de 2020

Llegó la fiesta - Edmundo Arias y su Orquesta



Edmundo Arias, hijo de un viejo cantor y guitarrero antioqueño, nació en Tuluá, el 12 de diciembre de 1925.

Se instaló en Medellín en 1951, compuso más de mil melodías, más de cien fueron éxitos, interpretadas por agrupaciones famosas como la Billos Caracas Boys, Los Melódicos, el mismo Pacho Galán y Lucho Bermúdez, quienes fueron más protagonistas que él; modesto en su forma de ser.

Acompañó a grandes boleristas como Tito Cortés, Chepito Giraldo, Raúl López y Bobby Ruiz.

Su influencia fue la música cubana, especialmente la Sonora Matancera, el Trío Matamoros y la Orquesta Riverside.

Trabajó para Discos Silver, Codiscos, Sonolux y Discos Fuentes.

Se cuenta que tocaba el bajo en el Hotel Estación de Buenaventura, donde se dejó contagiar de las melodías de Pérez Prado, a quien admiraba mucho, Benny Moré, los diferentes cantantes de la Sonora Matancera y por esa música que se escuchaba en el puerto hasta que le dijo a su mamá que se iba para Medellín porque allá estaban las casas disqueras.

... Un músico que se oyó popularmente en la década de los cincuentas y sesentas. Murió en un enero de 1993. Hoy en día poco se le recuerda y escucha...
Fuente: Diario Occidente, viernes, 16 de diciembre de 2011, Sección Opinión, por Umberto Valverde

P. D. En la publicación fuente se menciona el 12 de diciembre de 1925 como la fecha de nacimiento del maestro Arias, seguramente sea un error ya que en muchas fuentes se afirma que tal fecha es el 5 de diciembre de 1925.

Fue un maestro en toda la extensión de la palabra. Edmundo Arias dejó tras sí una estela musical que está a la par de otros grandes artistas de la música tropical colombiana, como Pacho Galán, Lucho Bermúdez, Pedro Laza, Rufo Garrido y otros tantos que, por cuestión de espacio, no es posible mencionarlos en este momento. Llegó la fiesta, Disfrútelo. 


martes, 7 de julio de 2020

El negro José (Candombé para José) - Joe Rodríguez y su Grupo Latino

Esta canción la compuso el argentino Roberto Ternán, y la popularizaron los presos políticos en los campos de detención durante la dictadura chilena de Pinochet. Cuentan que "era cantada en distintas ocasiones: cuando llegaba un nuevo prisionero o alguno salía en libertad, para iniciar y terminar presentaciones artísticas, o para darle ánimo a alguien que era torturado o recibía un castigo".

Acerca del autor

Roberto Ternán, de madre salteña y padre tucumano, nació en Buenos Aires el 15 de Septiembre de 1943.


Su primer canción es “Bagualera de los valles” pero su primer éxito es, indudablemente,“Candombe para José” que graba aproximadamente en el año 1973. Junto con su disco aparecen simultáneamente diversas grabaciones de distintos conjuntos de esa época, pero son finalmente “Los Tucu Tucu” los que logran la mayor difusión para llevar al éxito a dicho tema.

En 1980, requerido por el éxito de “El Negro José” (título con el que se denomina en el exterior el “Candombe para José) viaja a México realizando recitales en el Distrito Federal, Jojutla, Monterrey, Puebla y otros lugares. En el año 1982 vuelve a México con la idea de radicarse para dedicarse exclusivamente a la composición; compone alrededor de veinte temas actualmente grabados por artistas mexicanos, pero el temor al desarraigo lo hacen regresar a su país a los cuatro o cinco meses.

¿Quién fue el negro José?

Cuenta el autor de esta obra: "Estando en Montevideo, un día fui a comer a un humilde club del barrio Buceo, poblado de pescadores. Ahí vi a José, un joven de 20 años, que bailaba un candombe. Me sorprendió su danza y cómo tocaba el bongó. Una hora después, ya tenía la letra. A los tres días, la musicalicé. Tres meses más tarde, recién le hice el estribillo".

El negro José era un joven uruguayo que el argentino Roberto Ternán se encontró bailando candombe en un humilde club del barrio Buceo de Montevideo, Uruguay. Ternán quedó sorprendido de su baile y de su manera de tocar el bongó. Esa fue la inspiración que tuvo hace más de 30 años el argentino Roberto Ternán para componer “Candombe para José”. Esta  canción ha recorrido el mundo entero, traspasando fronteras tanto geográficas como musicales. Ha sido musicalizada en distintas versiones, pasando de un género musical a otro, constituyendo diferentes significados en contextos sociopolíticos particulares, y especialmente popularizada como cumbia...

La internacionalización del negro José

En año 1978 la Sonora Palacios del Perú (conocida también como Combo Palacios y Los Virtuosos de la Salsa) edita su disco “Lo Mejor de Sonora Palacios” en el que se incluye su versión de “Candombe para José”, siguiendo el arreglo de Los Vikings en ritmo de cumbia, pero con la instrumentación propia de las sonoras. Esta versión cumbianchera del “Candombe para José” se popularizó en gran medida, especialmente por su ritmo festivo, la hizo recorrer toda América latina, siendo incluso incluida en el repertorio de la Sonora Dinamita de Colombia...
Fuentes:
https://postigodeorcasas.blogspot.com/2015/09/118-malena-entre-cumbias-y-cumbiambas.html
https://loscardones.wordpress.com/2014/11/27/biografia-de-roberto-ternan/

Por problemas técnicos no lo puedo publicar, pero aquí le comparto extracto del audio de una entrevista realizada a Roberto Ternán, de un programa emitido el 22 de septiembre de 2018 por Radio Nacional Salta y donde él habla en particular de "Candombe para José", como parte de su extensa obra. El programa completo se llama "Argentina canta Así con Roberto Ternán" y está en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=n_ZxurLZPPI&t=7139s

Aunque su título original es "Candombe para José" es más conocido como "El negro José", y una de las mejores versiones, si no es que la mejor ((en mi opinión, y cada quien tendrá la suya)), es la de Joe Rodríguez y su Grupo Latino, que aquí coloco para su disfrute.