La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

domingo, 27 de octubre de 2013

La Sonora Dinamita - La Explosiva

La Sonora Dinamita

La Sonora Dinamita se convirtió en la primera embajadora de la música tropical de Colombia. Su nombre se sustenta gracias a éxitos como La vieron llorar, Cumbia barulera, Yo por ti, Se me perdió la cadenita, Maruja, A mover la colita, Ay Chave, Ya para qué, Del montón, El viejo del sombrerón, Mete y saca, Que te la pongo, Pobre muchacho y muchos más.


La Sonora Dinamita nació en 1960 por iniciativa de Antonio Fuentes. Cuenta Luis Bernardo Saldarriaga, quien fue director artístico de la empresa entre 1959 y 1962, como Toño Fuentes, que ya había creado las famosas agrupaciones de Los Pelayeros y La Sonora Cordobesa, gestó la idea de la formación de este conjunto. El propio Luis Bernardo y Lalo Orozco, con la colaboración de directores artísticos y compañeros, reunieron músicos de la costa Atlántica teniendo en cuenta las sugerencias de Antonio Fuentes, que dirigía todo el proyecto.

Las primeras grabaciones se hicieron en Medellín, donde se organizó en el estudio a los once músicos, para trabajar con el grupo en pleno. Esto exigió un mayor esfuerzo pues debía de antemano planearse la posición de cada instrumento, ensayar los números y no equivocarse en su interpretación al grabar, porque en caso de suceder, debía empezarse de nuevo.

A esto se le unió el que se trabajaba con muy pocos micrófonos dado que la tecnología a la que se tenía acceso no contaba con los actuales avances. Por ello fue necesario medir la distancia entre el micrófono, la voz y el sonido de los instrumentos, agruparlos por categorías, en fin, controlar hasta el mínimo detalle para obtener la mayor calidad. El resultado de la primera producción fue del completo agrado de Antonio Fuentes pues cumplió sus exigencias y reflejó el gusto del sabor tropical que quería imprimirle a cada tema.

Lo que no imaginó fue que la agrupación saltara a la cima de la popularidad inmediatamente. Sus primeras grabaciones protagonizaron el ambiente alegre de todas las festividades y aún se recuerdan sus dos primeros temas Yo la vi y Mayén Rayé.

El primer grupo que conformó La Sonora Dinamita estuvo integrado por Lalo Orozco en el piano, Clodomiro Montes en la batería, Saúl Torres y Ángel Mattos en las trompetas, Pedro Laza en el bajo, Guillermo Martínez en la guitarra, Gil Cantillo en el tres, Poli y «Mono» Martínez en los coros y Enrique Bonfante en las congas. Las primeras voces se hicieron con Lucho Argaín y El Chamaco.


Los inicios de Lucho Argaín

Desde que Antonio Fuentes escuchó a Luis Pérez Cedrón en 1956, no dudó un instante en conversar con él y vincularlo a Discos Fuentes. Las primeras grabaciones las realizó con Pedro Laza y sus Pelayeros. Posteriormente Lucho Pérez como vocalista y Toño Fuentes como productor, iniciarían la historia de La Sonora Dinamita.

El primer tema de Luis Pérez se llamó Si la vieran. Para esa época Luis Pérez Cedrón utilizaba su nombre de pila. Cuando se dieron cuenta de que en México existía un homónimo que también imponía sus éxitos, Antonio Fuentes, para evitar confusiones, le impuso el nombre artístico de Lucho Argaín. Vendría luego la idea de la sonora y por el éxito que había obtenido Lucho Argaín, Antonio Fuentes lo llamó para liderar la agrupación en la parte vocal.

El 22 de marzo de 1960, cuando se realizaron las pruebas iniciales, Antonio Fuentes llamó a su cantante estrella y a los demás integrantes de la agrupación y les preguntó el nombre que debía llevar la sonorita como la tildaba cariñosamente.

Su nombre y sus producciones

Surgió el de Sonora Buscapié, tratando de emular el nombre de esa pólvora inquieta y volátil. Pero aún no reflejaba la idea de lo explosivo que buscaba Antonio Fuentes. Entonces se sugirió el nombre de La Sonora Dinamita, grupo que viajó en ese año a Medellín, ya bautizado, para enfrentar la grabación de su primera producción musical. Este primer álbum recibió el nombre de Ritmo y los temas Yo la vi y Mayén Rayé fueron sus éxitos.

En 1961, se grabó el segundo producto de la sonora titulado Dinamita. En él se destacaron temas como Cola y hocico, Cumbia barulera, Para que bailes, Ritmo de tambo y Yo por ti. En 1963 publicaron Fiesta en el Caribe, del cual impusieron los temas Es un tiro, La negra Miguelina, La tienes tú y La vieron llorar.

Con estas tres producciones tuvieron una amplia acogida y su fama traspasó fronteras, especialmente en México. A través de ellas se lideró la difusión de la cumbia y se convirtió en el grupo abanderado de este ritmo en Colombia y en el exterior. En esa época el principal arreglista fue Lalo Orozco y su director artístico, Luis Bernardo Saldarriaga.

El año de 1962 marcó la desintegración de La Sonora Dinamita, mas no de su música, que continuó ocupando los diales de muchos países. Este receso se mantuvo por espacio de 14 años. En 1968 las solicitudes de México por la música de La Sonora Dinamita se hacían cada vez más reiterativas y por ello Discos Fuentes publicó una recopilación con sus mayores éxitos.

Luego, en 1977, Pedro y José María Fuentes se encontraron con Lucho Argaín y lograron convencerlo de volver a grabar.

México y la conquista del mundo occidental

En esta segunda etapa, la grabación de nuevos temas no se hizo esperar, presentando al mercado nacional y extranjero su cuarta producción musical titulada La explosiva Sonora Dinamita en la cual se destacaron los temas Del montón, Maicito a otro pollo, Guitarra amiga, Ave de paso, Negro maluco y Ja ja venao.

Las producciones musicales que le siguieron permitieron que esta agrupación hiciera un recorrido triunfal por todo el país y el exterior, cosechando éxitos y recogiendo aplausos resonantes en sus viajes a México, Estados Unidos, Paraguay, Guatemala, Canadá, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Ejemplo de ello es que en 1978, en el mes de abril, comenzaron a grabar su quinto elepé titulado El meneíto, donde incluyeron Se me perdió la cadenita, un rotundo éxito y con el cual su presencia en el mercado mexicano fue arrollador. Esta obra también le permitió a La Sonora Dinamita ubicarse por primera vez en el variado musical más importante del país, 14 Cañonazos Bailables, volumen 18.

Además, por este tema Lucho Argaín y el empresario Humberto Pabón Olivares, firmaron un contrato para presentar La Sonora Dinamita en México. Ésta fue su primera salida internacional. La agrupación dejó grabado su sexto larga duración y viajó a la tierra de los corridos.

Después le siguieron múltiples presentaciones en toda América y lograron conquistar el mercado europeo. En 1980 la sonora viajó a los Estados Unidos e hizo su debut en las fiestas de la Independencia, en Los Ángeles, donde fue aplaudida por el público hasta el delirio. En 1988 recibió el máximo premio discográfico de México cuando viajó a ese país, el Disco de Platino, por las ventas de El africano.

En 1989 de nuevo recibió el Disco de Platino en México, y en ese mismo año viajaron a Europa para realizar presentaciones muy aplaudidas en Madrid, Londres y las Islas Canarias. En el año de 1990 la agrupación viajó a los Estados Unidos, y en Dallas, fueron declarados ciudadanos honorarios. Se presentaron también en Los Ángeles y en San Francisco.

El año de 1991 fue trascendental para La Sonora Dinamita, que realizó una gira apoteósica por Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, países donde recibió nutridos aplausos y en los cuales dejó muy en alto el nombre de Colombia con sus ritmos. Viajaron nuevamente a los Estados Unidos y se presentaron en Nueva York, Washington, Dallas y Houston. Durante su permanencia en Nueva York realizaron su primera presentación en el Madison Square Garden, que los consagró.

En el año de 1992 tuvieron éxitos resonantes y por ello fueron invitados de honor en los más destacados programas televisivos de América Latina, como Sábado gigante, Siempre en domingo y El show de Verónica Castro.

En 1993 se destacaron sus producciones Chispeante y Las 30 pegaditas de oro; así mismo realizó de nuevo una presentación en el Madison Square Garden de Nueva York.

La trayectoria de La Sonora Dinamita en 1994 fue grandiosa. Se publicó su producción Esto sí es Dinamita y por primera vez se hicieron 12 videos musicales en un concierto organizado especialmente por Discos Fuentes sobre los temas de su nuevo trabajo.

El estilo

La Sonora Dinamita, permanentemente busca nuevas formas de expresión que le permitan competir con calidad en mercados nacionales e internacionales. Nombres como tecnomerengue, cumbia-rap, punta o lambada, aparecen en sus repertorios y han permitido combinaciones que gestan el nacimiento de nuevos géneros musicales y marcan una nueva era en la cultura musical colombiana.

Por ejemplo, en su producción de 1992 publicó un tema como Caldo de camarón que maneja el rap como gancho publicitario para conquistar las juventudes, sin perder obviamente el gusto por la cumbia.


Sus vocalistas

Los artistas que han pasado por La Sonora Dinamita, hoy son nombres consagrados en el mundo artístico. Algunas de estas voces han sido:

Armando Hernández: Nació en Magangué, Bolívar, el 4 de febrero de 1945. Se inició cantando rancheras y otros aires hasta que formó su primer grupo musical para acompañar las fiestas familiares. Aprendió a tocar el acordeón, la caja y la guacharaca. Entró a formar parte de prestigiosas agrupaciones con las que realizó giras al exterior.

Bibiana Marcela Ramírez: Nació en Itagüí, 11 de julio de 1973. Se inició en festivales, luego trabajó como corista con Fausto y con Jerónimo. Grabó después un elepé con cantantes antioqueños, para el Comité de Rehabilitación, titulado Un grito de esperanza. Luego grabó el villancico Mamá, dónde están los juguetes con Los Niños Cantores de Navidad, grupo de Discos Fuentes y fue llamada por esta compañía para participar en grabaciones de La Bocana, Los Tupamaros y La Sonora Dinamita, y su elección le permitió el contrato con la orquesta abanderada de la cumbia en el exterior.

Bobby Ruiz: Su nombre completo es Rafael Enrique Ruiz Romero y nació en Cartagena el 6 de julio de 1926.

Glenis Ramírez: Natal de Cartagena. Con La Sonora Dinamita impuso éxitos como La sombra, Recuerdos y Luna de Laredo. Trabajo con los Hermanos Lexama y la Orquesta de Juancho Álvarez.

Juliette: Es una cantante poseedora de hermosa voz, cuyo verdadero nombre es Myriam del Socorro Valencia Mazo y nació en Medellín el 25 de agosto de 1958. Juliette vocalizó El africano, la sensacional cumbia que fue todo un éxito y que seguirá siéndolo por largo tiempo. También interpretó éxitos como el son Electricidad y la cumbia Me duele el corazón.

La India Meliyará: Fabulosa cantante nacida en Natagaima (Tolima) el 16 de junio de 1956. Por sus venas corre sangre de los indios pijaos y su nombre es Mélida Yará Yaguma.

Leidy: Leidy Ballesteros nació en Medellín y desde temprana edad se destacó por sus cualidades artísticas. Fue esposa del maestro Edmundo Arias y su fuerte ha sido la interpretación de la música tropical, aun cuando también ha sobresalido en el canto de boleros. Hace continuas presentaciones en los mejores sitios nocturnos de Medellín.

Louis Towers: Nació en la población de Palenque, en 1962, una región donde se respira la influencia de las culturas africana, española y portuguesa, lo que generó en él una innata cualidad para hacer de su vida, puro ritmo y sabor antillano. A los siete años, en la escuela, organizó un evento en rescate del folclor y a partir de entonces, con pequeñas presentaciones, se afianzó su interés por el mundo artístico. Aprendió a tocar guitarra y se convirtió en un maestro de este instrumento, al tiempo que estudiaba las artes plásticas. Su carrera en el campo de la música ha ido siempre acompañada del éxito. En Discos Fuentes fue el vocalista líder de la agrupación KV33 y realizó algunas producciones con La Sonora Dinamita y otros conjuntos.

Lucho Argaín: Compositor y cantante, nació en Cartagena el 20 de febrero de 1927 con el nombre de Luis Pérez Cedrón. Argaín, siendo aún un niño quedó huérfano, por lo que tuvo que desempeñar varios oficios para colaborar con la manutención de su familia. Después de vivir penurias se enroló en el servicio militar donde inició su vida como compositor. De ahí empezó su incursión en la música hasta que fue presentado a Antonio Fuentes. Lucho Argaín murió el 15 de febrero de 2002 en la ciudad de Cartagena. En honor a su memoria Discos Fuentes publicó un álbum doble con el título de Historia musical de Lucho Pérez.

Luz Esthela Montoya: Natal de Medellín, empezó interpretando boleros y rancheras. Con La Sonora Dinamita ha impuesto éxitos como La frutera.

Margarita: Nació en Barranquilla. Hija de antioqueños, su nombre es Margarita Vargas. Logró un éxito sin precedentes con su vocalización de la cumbia A mover la colita.

Mónica Guzmán: Empezó estudios de música y guitarra a los 15 años de edad, en el municipio de Bello, de donde es nativa. Ha obtenido importantes galardones por sus cualidades artísticas.

Nando Malo: Barranquillero que ha desarrollado una actividad musical intensa en el género tropical. Nació el 3 de junio de 1960 y desde niño incursionó en el arte, pues tiene una vena musical heredada de su familia, donde su abuelo es poeta. Nando Malo es un músico que domina varios instrumentos, especialmente la guitarra. Ha viajado por muchos países con las diferentes orquestas a las que ha pertenecido. También se destaca como compositor de varias obras.

Rodolfo: Interpretó algunos temas para La Sonora Dinamita, pero se destacó más como bolerista, baladista y en la música tropical con el acompañamiento de la Típica RA7. Nació en Magangué, Bolívar, mayo 23 de 1946 y su nombre completo es Marco Tulio Aicardi Rivera. Rodolfo también ha incursionado en la composición y de su autoría es La cumbia de mi pueblo.

Óscar Luis Argaín: Hijo de Lucho Argaín, es natal de Cartagena. Ha impuesto éxitos como El salchichón y Son dos.

Zoila Nieto: Desde joven, Zoila ingresó a diferentes agrupaciones hasta que llegó al acetato y empezó giras por toda Colombia cumpliendo contratos y compromisos. Se consagró como cantante en la interpretación de temas tropicales con cortes modernos. Ingresó a Discos Fuentes con su propia orquesta y fue invitada por La Sonora Dinamita para algunas producciones.

Fuente: Discos Fuentes.






sábado, 26 de octubre de 2013

Lisandro Meza - Lejanía

Lisandro Meza



EL PIÑAL.
El Piñal, que suena a tierra de piñas y de jugos, era una población próspera y pacífica, que se abría paso entre los caseríos más famosos del país. El periodista Jaime Vides Feria (de ancestros en esas tierras) que transitó su calle larga cual la carretera en la infancia, recuerda la época del Médico de El Piñal, aquel hombre sabio que como El Indio Manuel María, curaba con vegetales. 

¿Quién no escuchó hablar de él? ¿Quién no tuvo a algún pariente curado por él? El hombre era un cotizado botánico, cuya fama cruzó las fronteras y llegó hasta Venezuela, desde donde arribaban buses cargados de pasajeros, que se hospedaban durante días en El Piñal, cazando una fecha en el complicado calendario de El Brujo. El Piñal se convirtió en un sitio de turismo, en que las casas se fueron convirtiendo en hoteles improvisados para atender a los pacientes, mientras esperaban su turno. El brujo sabía del sufrimiento de sus pacientes con sólo verlos parados en el quicio de la puerta del consultorio, pero luego les olía sus orines, para evitar no ser creíble su magia. Hay testigos y casos de personas vivas que dan fe de haber sido curados de males y desahucio. Cuando Lisandro Meza transitó esa calle que siempre ha sido el pueblo, El Piñal era una localidad próspera y vivible, agradable. Vides y Meza recuerdan que las cosas empezaron a dañarse, para el pueblo y para El Médico del Piñal, cuando al botánico le salió competencia. Un día el secretario de toda la vida abrió su propio negocio de consultas. Con el tiempo hubo tres brujos distintos y uno solo verdadero. La competencia le daba trabajo a los niños, que eran contratados por los brujos de menos experiencia en la labor de sanar. La táctica consistía en estar alerta en la carretera (que es el pueblo mismo) para agarrar a quienes llegaban de todas partes del mundo en busca de sanación y cuando preguntaban por el Médico de El Piñal los niños tomaban las maletas y los llevaban a casa del brujo que los contrataba, que en la mayoría de las veces eran los de menos sapiencia. El negocio así se fue dañando, pues el verdadero médico se fue quedando sin pacientes y los clientes fueron mermando para todos, pues los aprendices empezaron a quedarle mal a los enfermos, que ya no se curaban como antes, ni tampoco les acertaban en su diagnóstico. Los pacientes insatisfechos no regresaron y fueron regando la mala fama. Los brujos del Piñal se volvieron tramposos y la situación se volvió tan complicada que el verdadero emigró, muriendo años después en una tierra lejana, solitario, abandonado y sin pacientes. Dicen que murió del corazón y del olvido en el corregimiento de Atillo. Dicen que su mujer era una señora que él había curado de males imposibles, pero que también terminó dejándole. El negocio se acabó para los brujos y para los habitantes. El movimiento de “Turistas” se fugó, los negocios empezaron a vender poco y El Piñal pasó de moda.

LOS ANCESTROS.
Lisandro Meza Márquez, hoy tanto o más famoso que aquel recordado Médico de El Piñal, nació el 24 de diciembre de 1939 y alcanzó a vivir algunos años de aquella felicidad de los pobladores. Había nacido en medio de la música de sus ancestros. Rosa Barreto, su abuela, una mujer morena, alta y agraciada, tenía una bien ganada fama comarcal de ser una excelente cantadora de bullerengues y pajaritos. Era una eximia bailadora de cumbias. Cantaba versos, era la Emilia Herrera de El Piñal. Sus tíos Nica y Pribilerto Márquez, eran músicos, tambreros. Sus amigos eran músicos. El ambiente brotaba música, porque hasta los objetos que hoy son motivo de reciclaje y en algunas partes solo para la maldad de los niños, eran motivo musical. Hasta las piedras del camino se musicalizaban. La música estaba allí, en la sangre y en la naturaleza, de modo que se necesitaba sólo de un líder, que la sacara de la trilla. Las influencias estaban en el ambiente. Las bandas de vientos llegaban al pueblo a animar las fiestas populares y la música se esparcía graciosa por todos los patios comunes sin necesidad de pedir permiso. Los Márquez eran de por allí mismo y de Morroa y Los Meza de San Andrés, un pueblo cercano a Córdoba, Bolívar. De allá era su papá, Raimundo Meza. Su madre, Victoria Márquez de Meza, era piñalera.

Lisandro Meza fue el cuarto en una familia de ocho hermanos. En su orden: Regina Esther, Porfidio, Manuel, Lisandro, Luis, Hernando, Gladys y Jorge, éste último acordeonero radicado en Estados Unidos. Mélida Díaz, su madrina, que era de Los Palmitos, entonces corregimiento de Corozal, le impartió las primeras letras, hasta un día, a los 14 años, cuando su padre se lo llevó para El Difícil, Magdalena, donde tenía una finca de su propiedad, denominada La Armenia. Su padre era aserrador de madera y tenía una cuadrilla de 150 hombres. Lisandro cocinaba, vigilaba el rancho y acompañaba a su padre, quien le tenía gran confianza, pues el niño, con gran personalidad, “le cuidaba sus intereses”. Se quedaba en el rancho mientras el padre se iba con los peones a los aserraderos. Hasta ese momento, Lisandro no había tenido contacto directo con lo que sería su modus vivendi, con el instrumento con el que jamás se separaría y con el que recorrería el camino de la fama. Hacia el siglo XIX, en Ovejas había gaiteros, pero también habían acordeoneros, como Genaro Villamil. Joaquín Pizarro Mutis (quien murió en 1.903) de ascendencia cubana, llevaba tabaco al exterior y traía toda suerte de cacharros. Cuentan que en uno de esos viajes a Alemania trajo un acordeón. Era el año 1850. Sin embargo, si no es por Pedro Socarrás, uno de los peones de Raimundo, Lisandro no se encuentra con el acordeón y eso que Ovejas está un poquito más allá de las curvas de El Piñal, a unos kilómetros. Pedro era un acordeonero de San Angel, Magdalena, que combinaba los oficios propagandísticos de Francisco El Hombre con los jornaleos que se le presentasen. Había llegado a la finca con un acordeoncito de dos teclados, en una maleta pequeña. Cuando se iba al aserradero el acordeón quedaba en el rancho, hasta que Lisandro Meza se inventó una llave ganzúa y lo sacaba de contrabando. Con ella ensayaba sones que le nacían de improviso y cuando calculaba que los peones podrían regresar, lo guardaba. Así duró semanas, hasta que tuvo que ser descubierto, pues se regó en La Armenia que en el rancho había una especie de empautamiento, pues mientras Socarrás aserraba, el acordeón se escuchaba en el rancho, tocando sola. La hija de Amaranto, tema de Alejo Durán, la Cumbia Cienaguera de Luis E. Martínez y Altos del Rosario, también de Alejo, se empezaron a escuchar por los montes y a despertar sentimientos entre los campesinos. Había un empautamiento con el Diablo, que se desvirtuaría sólo un 24 de diciembre, cuando todos estuvieron juntos y no hubo tiempo para el arrepentimiento.

40 AÑOS DE ACORDEON.
Han pasado 40 años desde que se descubrió el contrabando musical que Lisandro hacía en el acordeón de Socarrás. Ahora “El Rey sin coronas” está en la tierra que más quiere, Los Palmitos, recordando aquella historia, 40 años y un día después de sucedida, repleto de éxitos y anécdotas.¿Cómo lo descubrieron? Fácil. Esa noche del 24 de diciembre de 1959, contando con 15 años, Raimundo Meza hizo una recepción campestre a sus peones, con el acordeón de Socarrás, quien se emborrachó temprano y el instrumento quedó tirado, sin alma, sin vida. Lisandro no tomaba aún, pero su padre le daba uno que otro traguito para que no se durmiera. Paradójico, Socarrás se durmió de mucho beber y Lisandro seguía despierto, con el ojo pendiente en el acordeón, bebiendo traguitos alterados. El acordeón había quedado en una cama, abandonado, pero Lisandro, que no le había perdido rastro, lo tomó en sus manos y sin vacilar le dijo a Edy, su primo, que cogiera la guacharaca, que iban a tocar. ¡Estarás loco!, fue la respuesta. Para probarle que si tocaba, Lisandro le interpretó “La hija de Amaranto”, que era la que estaba de moda y Edy no tuvo más remedio que seguirlo, se entusiasmó, lo veía y lo volvía a mirar, sin creer todavía, pero lo seguía con la guacharaca... y con la mirada... Lisandro tocaba y con la mirada seguía la reacción de su padre, temeroso de que lo regañara. Y Cabarcas, el cajero, quien también dormitaba, levantó cabeza y se sumó al conjunto. Al finalizar la pieza, todos lloraban, incluido el padre... ¡Ajá! ¿Y éste en qué tiempo aprendió a tocá?

La respuesta estaba en el fantasma que tocaba el acordeón de Socarrás en el rancho, meses antes. Vino una, dos, tres canciones y la parranda se volvió a cuajar hasta la madrugada. Socarrás podía seguir durmiendo, pues Lisandro se sabía el disco de moda y con este bastaba para amanecer. Pero Socarrás despertó y Lisandro al sentirse descubierto que era el fantasma del rancho, volvió a llorar, esperando ser reprendido, pero la reacción del viejo acordeonero fue correr a abrazarlo y apoyarlo en su gesta. Ese otro día, apenas amaneció, como regalo bueno de Pascuas y Navidades, el viejo Raimundo Meza ordenó a un hermano, Pribilerto Márquez, viajar a Plato, Magdalena, donde los turcos, para que comprara un acordeón a Lisandro. Fue el segundo acordeón en caer en sus manos, el primero propio. El 25 de diciembre de 1959 Lisandro tuvo su mejor regalo de aguinaldo navideño, pues antes había recibido sólo una morrocoyita y unas bolas de béisbol. Le hubiese gustado conservarlo, pero una vez, viajando en una chalupa desde Magangué, Magdalena arriba hacia Tacamocho, Bolívar, la embarcación zozobró y el acordeón también. Murió ahogada.

ALEJO DURAN EN EL CAMINO.
Alejo Durán, ese que venía abriéndose camino en la fama, contagiando con su estilo acompasado a los valores nuevos, llegó cuando Lisandro empezaba a estudiar su bachillerato en el Liceo Magangué, hasta donde había sido enviado por su padre “para que fuera un doctor”. Meza sólo demoró 8 meses en colegio, porque cuando se encontró con el maestro, su amor por el acordeón se le despertó, entonces se convirtió en su guacharaquero, acompañándolo en varias corredurías por pueblos y veredas. No sólo le aprendió ese sentimiento que se debe llevar cuando se toca un acordeón, sino la caballerosidad. En esas giras le fue tan bien, que Nafer, hermano mayor de Alejo, le regaló un acordeón. Sus padres se molestaron por el abandono del colegio, pero ya la decisión estaba tomada. En esas andaba, tocando en las corralejas de pueblo, cuando fue llamado por los hermanos Carlos y Roberto Román, quienes integraban el grupo “Los Vallenatos del Magdalena”, con los hermanos Anibal y Juan Velázquez. Los Velázquez salieron de discusión con los Román y se abrieron. A los ocho meses de andar con los Román, en donde reemplazó a Aníbal, grabó su primer disco. Era el año 1957, o sea que tenía 18 años. Recuerda que grabaron temas como “La aroma de las flores”, “Los cuatro ases de basto”, y “Adiós Dolores” (primera guaracha grabada en acordeón). La guaracha provenía de Cuba, pero jamás había sido tocada en acordeón. Lisandro dice que Juan Velásquez, tuvo que ver mucho, en el toque de la caja, cambiando el sabor de bongó, para interpretar este ritmo guapachoso, que identifica a Anibal Velázquez. Después de “Adiós Dolores”, Anibal Velázquez grabó el bocachico

"En los sitios de los buses donde cogen pasajero hay un dicho callejero ya se lo voy a decir" (bis). Así decían aquellos versos de Aníbal Velázquez con los que se dio inicio o se continuó uno de los estilos más celebrados de la música de acordeón, con la que se tomarían los Carnavales de Barranquilla. Fue un estilo que pasó de moda, pero que marcó toda una época, iniciado por Lisandro Meza y continuado por Aníbal Velázquez. Con sus primeros éxitos, Lisandro Meza fue invitado por una firma de gaseosas (Postobón) para promocionar la Kolcana, una bebida que iba a la par de la guaracha. La gira promocional lo trajo a su tierra Los Palmitos, donde le pasó algo gracioso. La propaganda en vivo consistía en que el presentador le entregaba una Kolcana al músico, éste se la bebía y le daba el concepto. Lisandro, ante una plaza a reventar, se bebió de un solo tirón la gaseosa. El locutor, inmediatamente, le preguntó: ¿Ajá, Lisandro y a qué le supo? Quizás para hacerse el gracioso con el pueblo, Lisandro respondió: “Me supo a jarabe de totumo”. La salida despertó aplausos del público, pero no de los directivos de la gaseosa, que le suspendieron el contrato.

LA NIÑA LUZ, UN AMOR DE PRIMERA VISTA.
Fueron los días en que una hermosa mujer, Luz María Domínguez le hacía sombra, se enamoraron y después se casaron. Lisandro recuerda que enfrente de la casa de los Padres de La Niña Luz, vivían otras muchachas y él se acercaba a mirarlas, pero por despiste, pues su interés era por ella.“Yo me iba donde ellas, pero miraba la que vivía en la casa del frente, que era la Niña Luz”, refiere. De ella le gustaba su figura, su manera de ser y cree que estaban destinados el uno para el otro. Por eso cree que a la vida se viene con el camino trazado. “Esta va a ser tu mujer, esta tu vida... y así”. Se casaron en 1957 y hasta ahora no han tenido un sí ni un no. Meza dice que el amor es ciego, pero que aquella vez pasó una muchacha y la miró. Su patrón de conducta ha sido Cristo y supo que como artista necesitaba una buena mujer, “porque no es fácil mantenerse”. La vida de corredurías lo ha mantenido casi siempre alejado de la familia, por ello aprovecha cualquier descanso para estar con los suyos, en algún lugar del mundo, pero si es en Los Palmitos, mejor. Tiene siete hijos y algunos de ellos los conoció cuando ya gateaban, o sea que no le ha sido tan fácil escalar la cima.

LOS CORRALEROS DE MAJAGUAL.
Hacia 1961 habían nacido en los alrededores de La Plaza de Majagual, los artistas más celebrados del país, pero Lisandro no había albergado la posibilidad de integrarse a ellos. Sin embargo, hacia 1966, Alfredo Gutiérrez se separa del grupo y lo llaman a él. Cuando Antonio Fuentes lo llama a conformar el grupo era como si le hubiese correspondido reemplazar al técnico de la Selección Brasil de Fútbol. “Sin embargo, yo sólo llegue a aportar algo, mis ideas”, recuerda Meza. Pensó en un estilo más internacional, que superara las barreras de la costa y del país. “Yo le cambié el estilo a Los Corraleros, pasando de las jocosidades y los trabalenguas famosísimos a una propuesta más rumbera”, dice, sin tapujos, Lisandro Meza. Para ello pidió los músicos que requería. Un bajista, un timbalero, una tumbadora, un güiro, etc. Las cosas se fueron dando en medio de la exceptitud de algunos. Se fueron a los estudios de Fuentes de Medellín a ensayar los nuevos formatos. Allí Lisandro Meza observó que Fruko era el muchacho que cargaba y limpiaba los micrófonos en los estudios. Esa vez no asistió a prácticas la persona encargada de interpretar el timbal y Lisandro lo invitó a que lo tocara y de allí el hombre empezó en el conjunto. Allí empezó a cambiar el viejo Tingo Tingo que Tingo al Tango por “Suéltala pa' que se defienda”. Nombres como Jhon Mario Londoño y Chelo Cáceres, le ayudaron en aquella maqueta que debía ser presentada como nuevo proyecto a don Toño Fuentes. “No había bajo eléctrico, entonces metimos una guitarra”, recuerda Meza, para hablar de aquel ensayo en la búsqueda de la modernización. Sin duda había opositores a lo que quería Lisandro Meza, pues no era fácil, ni reemplazar a Alfredo ni hacer algo novedoso que siquiera alcanzara los éxitos anteriores. Uno de los incrédulos era Chico Cervantes, uno de los cantantes, quien al reunirse a escuchar la propuesta, en plenos estudios dijo: “Vamos a ver que fue lo que nos trajo Bethoven”. Entre los opositores también estaba José María Fuentes, invitado a la reunión de presentación. “Cuando empecé con "suéltala pa' que se defienda" y noté que el viejo Fuentes movía su pie, vi que le estaba gustando”. Siguió el hijo que también aprobó y empezó a marcar el ritmo con el pie. “Lo oigo bueno, pero no son Los Corraleros”, sentenció Antonio, tras apobar la maqueta. El LP salió a la semana con rotundo éxito, entonces Fuentes contrató a Tony Zúñiga, quien se unió al grupo. Se fueron de giras por el mundo y hacia 1978, cuando se retiró del grupo, habían grabado 41 discos. En ese año, tras dejar a Los Corraleros de Majagual, monta su propio grupo, Lisandro Meza y Los Hijos de La Niña Luz, nombre que surgió de un empresario, que llegó a Los Palmitos a buscarlo y como no lo encontró dijo “Bueno, si no está Lisandro me llevo a los hijos de la Niña Luz”. Con esta agrupación ha grabado 107 discos de larga duración. En 1980 creó un cumbión denominado Las Tapas, con el que ganó uno de los tres congos de Oro de los Carnavales de Barranquilla.

LO DE VALLEDUPAR.
Desde 1969, a raíz de su derrota en el Festival Vallenato de Valledupar, Lisandro Meza fue denominado como “EL Rey Sin Corona”. La final fue con el consagrado Nicolás Elías "Colacho" Mendoza, que si bien es cierto es uno de los más grandes acordeoneros de estilo vallenato, en la época no era famoso ni tenía temas suyos pegados. Más bien su bulla era porque interpretaba música de Rafael Escalona. En cambio, Lisandro tenía varios éxitos sabaneros, como una puya denominada Upa ja', Vallenato Canta vallenato y Me mata mi Maye. En aquel Festival, todos los asistentes coreaban sus canciones y como a Andrés Landero, no les dieron el primer lugar. No regresó más al Festival. Aquella derrota no lo opacó. Lisandro Meza tiene el récord de mayor asistencia de público en Holiwood, con 10,300 espectadores, en el palacio de la música, en 1971. La máxima asistencia era de 9700 espectadores. Además, durante 12 años acaparó el 60 por ciento de los triunfos en la Feria de Cali, donde sigue siendo un ídolo. En Perú, Ecuador y México, Meza es un ídolo. Vende más música que el monstruo Diomedes Díaz. En El Perú fue secuestrado por una multitud, que lo mantuvo dos días, y en exigencia pedían la presencia del Gobernador de una provincia. Meza fue intermediario para arreglar el problema de una comunidad sin agua. Lo tuvieron que sacar con 12 policías, en helicóptero. Entre los aportes que Lisandro le hizo a la modernización de la música colombiana, muy en especial a la de acordeón, figura el introducir el bajo electrónico, la creación de El Cumbión. El cumbión se diferencía de la cumbia porque tiene dos golpes más.

ANÉCDOTA.
Una de las anécdotas más sonadas de este gran músico fue la famosa vez que a Alfredo se le dio por tocar el himno de Venezuela en acordeón. “Yo fui puesto preso primero que Alfredo, sin estar en la caseta”, dice Lisandro. La situación fue muy difícil, porque el jefe de la Policía Venezolana los iba colocando en fila india y les daban planazos en las nalgas. Los Policías llegaron al hotel y apresaron a todos los colombianos que allí estaban, en represalia, incluido Chane, su hijo, que era un niño. Meza estuvo a punto de matarse con un guarda, que intentó pegarle al niño. Lo más jocoso fue que Alfredo, una vez fueron deportados en un avión, se asomó en una ventanilla y tras hacerle mofa a los venezolanos, les gritó:“Tienen una facteda' con ese himno, que más bien se parece a un porro”.

Fuente: Internet.






domingo, 20 de octubre de 2013

México y Colombia: Evolución de dos culturas al compás del acordeón


México y Colombia:
Evolución de dos culturas al compás del acordeón

Dos naciones, dos regiones separadas geográficamente pero con un paralelismo cultural muy extenso. Tanto en la costa norte de Colombia como en el noreste de México se ha desarrollado un estilo de vida que va al ritmo del acordeón, que encuentra en la música una identidad, una distinción y una voz.

La música vallenata, tanto en México como en Colombia, comienza en las clases populares y desde allí se permea al resto de la sociedad. Los primeros exponentes de esta música se desarrollaron de manera similar a los juglares de la Edad Media, ya que expresaban alguna vivencia personal, un suceso que afectaba a todo un pueblo, incluso compartían el sentir de bienestar o inconformidad de una parte de la población. Esta cualidad también la comparte la música mexicana con el tradicional corrido. Dicho género musical, al igual que el vallenato, se caracteriza por ser un reflejo del pensamiento social, ya sea individual o colectivo.

Para poder comprender con más claridad este estilo musical, es necesario saber dónde se originó. La música vallenata proviene de Valledupar, al norte de Colombia. Hay quienes dicen que el vocablo “vallenato” surge cuando los españoles encontraron una epidemia de mal del pinto entre la población chimila, en Colombia, y compararon sus manchas con las que tienen las crías de las ballenas. En los escritos de algunos cronistas españoles ya se encontraba el uso de este vocablo en referencia a los nativos del valle de Upar. Pero es en los cantos de vaquería, con que los peones de las grandes haciendas acompañaban sus jornadas para recoger y encerrar los ganados, donde nacen los primeros atisbos del vallenato. Estas historias de los peones fueron la base de lo que más tarde se conocería como historias cantadas o narraciones musicales, que actualmente se conocen como vallenatos. Es, a fin de cuentas, en Valledupar, donde esta música encontró su verdadero hogar, donde la asimilaron a sus costumbres y la hicieron grande.

El vallenato auténtico se toca con tres instrumentos: el acordeón, la guacharaca y la caja, cada uno es una aportación de culturas diferentes. El acordeón es la influencia europea, la guacharca lo es de la indígena, y la caja es africana. Cabe destacar que el vallenato está compuesto por cuatro aires musicales: el paseo, el merengue, la puya y el son. En lo que respecta en la tradición mexicana, la música del noreste resalta el uso del acordeón, el bajosexto y el contrabajo, y se aprecia una herencia de la polka, la redova, los huapangos, el shotis y el paso doble.

Tomando en cuenta lo anterior, no hay duda alguna de que el acordeón es el instrumento que sobresale en este tipo de género, lo que llama la atención porque América lo heredó de Alemania, por los colonizadores que conquistaron el territorio. Con el tiempo, los españoles fueron imponiendo distintas formas musicales, estas formas fueron adoptadas por los nativos de las distintas regiones del continente, lo que dio como resultado una mezcla de estilos.

En el vallenato, el modo de tocar el acordeón es fundamental porque requiere usar simultáneamente ambos lados de éste, es decir, los tonos bajos y agudos. Lo anterior caracteriza al acordeonero colombiano, quien con su estilo, logra diferenciar al vallenato de los otros géneros musicales que utilizan acordeón. En Colombia, la forma armónica y rítmica con que el acordeonero maneja los bajos es un factor relevante que distingue a un buen vallenato.

El acordeonero es considerado un músico integral que ejecuta con precisa destreza el sonido del acordeón junto con la melodía de la voz y el ingenio de su inspiración. Este aspecto se puede apreciar en los artistas de ambas regiones. Por el lado colombiano, se distinguen exponentes de este folklore como Emiliano Zuleta Vaquero, Nicolás Elías Mendoza, Antonio Salas, Abel Antonio Villa, Alejandro Duran, Nafer Duran, Alfredo Gutiérrez, Lorenzo Morales, Emiliano Zuleta Díaz, Rafael Escalona, Emilio Oviedo, Luis Enrique Martínez y Tobías Enrique Pumarejo. Dentro de los exponentes mexicanos que dominan estas cualidades del arcordeonero se encuentran Ramón Ayala, Juan Villarreal, Beto Quintanilla, Luis y Julián, Eulalio González El Piporro y, por supuesto, el legendario Antonio Tanguma.

La música norteña no sería la misma sin Antonio Tanguma. Este nuevoleonés fue quien introdujo el acordeón al norte del país, para después abrir paso a lo que hoy se conoce como música grupera y, sin quererlo, aportó el instrumento que el vallenato necesitaba en esta zona para sugir en la sociedad regiomontana.

El sonido del acordeón tuvo una progresión particular en dichas regiones, México y Colombia, rasgo que de cierto modo contribuyó a que floreciera una conexión por el gusto de la música colombiana en México.

La música vallenata se ha extendido a diversos países del norte de América, pero donde se ha desarrollado con más fuerza es en la ciudad de Monterrey, México. Aquí, el folclor del vallenato se conjuga con la tradicón grupera y ranchera propia de la zona, al asimilar a la música colombiana como una música regional.

Actualmente se hace una diferenciación entre el vallenato tradicional y el son romántico o vallenato comercial, en este último se han destacado cantantes como Jorge Celedón e Iván Villazón o el famoso Carlos Vives. Lo mismo sucede en el territorio mexicano, donde se da una reconfiguración de esta música al combinar diversos ritmos. Un ejemplo de esto es Celso Piña y su Ronda Bogotá, quien ha enriquecido esta corriente musical a lo largo de varios años.

Fuente. Eliécer Jiménez Carpio. México y Colombia: Evolución de dos culturas al compás del acordeón. Quehacer Regio, Número 6, Año 2, Agosto 2007.

sábado, 19 de octubre de 2013

Los Teen Agers - Exitos de Los Teen Agers Vol.1

Los Teen Agers


Grupo colombiano de Medellín (Antioquia) formado en 1957 por:

Juan José Vélez: Guitarra
Octavio González: Acordeón
Luis Fernando Jaramillo: Tumbadora, percusión
Luis Fernando Escobar: Bateria


Fue el primer grupo juvenil de Colombia y el primero que combinaba boleros, música tropical y algunos temas de Twist y Rock N`Roll. A su vez estaba formado por amigos y compañeros del mismo colegio y salón. En 1957 firman con el sello Zeida y graban su primer albúm.

En 1958 ingresan Anibal Angel (piano), Hernán Vélez (Saxofón alto) y Francisco Zapata (Organo Solovox), también amigos y compañeros de colegio de los otros. Este mismo año graban su segundo album.

Originalmente era un grupo de música instrumental y posteriormente deciden incluir cantantes.

A principios de 1959 se retiran Anibal Angel, Luis Fernando Jaramillo y Octavio González. A la vez ingresa Gustavo Quintero (Vocales) y a partir de ahí se convierte en el mejor grupo juvenil de toda Colombia.

En 1965 después de grabar 14 álbums, se retira Gustavo Quintero e ingresan Edgar Burbano (Saxofón tenor) y Vicente Villa (Vocales) y en 1967 el grupo se retira del sello Zeida.

En los años 70s cuatro de sus integrantes se unen con otros músicos para formar otra orquesta llamada "Los Ocho de Colombia" y firman con otra disquera.

Dejaron para la posteridad 50 singles y 17 álbumes. De todo lo que grabaron solo 11 temas fueron éxitos certificados, entre los que se destacan: Isla de San Andrés, Color de Arena, La Gallina Twist, El Vaquero y El Chico Ja-Ja.

Notas: Federico Blodek.
Imágenes de http://musicademicoleccion.blogspot.mx





domingo, 13 de octubre de 2013

Pacho Galán - El Campeón 16 Exitos Instrumentales


Francisco Galán Blanco
(Soledad, Atlántico. Oct. 3, 1906 - Barranquilla, Atlántico. Julio 21, 1988)

Nació en Soledad el 3 de octubre de 1906 en el hogar de Adolfo Galán Niebles y Teresa Blanco. Además del merecumbé creó más de 10 ritmos bailables de los cuales trascendieron en menor grado: el chiquichá (Camino culebrero, Al mar, etc.); el bambugay, mezcla de bambuco y gaita del cual hizo un solo número con ese mismo titulo; Mecemece (El mecenlece, El vaivén, Linda Noche); el tuki tuki (El tuki tuki candeloso, Alegrías del Carnaval). Hizo también otros ritmos de menor importancia denominadas Caminaito y Ritmo Pa. Compuso en todas las modalidades, desde boleros hasta pasillo, pasando por valses y torbellinos y creó también una buena cantidad de porros tan famosos como: El brazalete (La butifarra de Pacho), El collar rosado, Marquitos Vanegas, Mario Jimeno y Barranquilla.

En 1952 a los 46 años de edad fue cuando se inició realmente el éxito nacional e internacional de Pacho. Había grabado por primera vez en Medellín con Discos Sonolux y con la colaboración musical de Luis Uribe Bueno Ay cosita linda, el merecumbé que le daría la vuelta al mundo. Además de conocer la gloria con esta composición se convirtió en el único músico costeño y colombiano en el presente siglo en crear nuevos ritmos bailables que trascendieron en el mundo de la música popular hispanoamericana.

"El Rey del Merecumbé" como se le conocía en esa época, había iniciado su vida musical desde muy niño haciendo su primera composición a los 14 años, un vals llamado Teresa. Posteriormente en junio de 1929, el tema Masato, una rumba, fue grabado por la Orquesta Panamericana en el sello Columbia de los Estados Unidos.

En ese mismo año se casa con Carmen Gravini, teniendo tres hijos, Francisco que reside en Bogotá, Carmen en los Estados Unidos y Armando Galán, trompetista, arreglista y profesor del programa de música de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.

Posteriormente ingresaría a la Banda Departamental, tocaría en algunas agrupaciones hasta hacer parte definitiva de la Orquesta Sosa, poniendo su talento creativo y de orquestador al servicio de Luis Felipe Sosa.

Cuando se muere Sosa y se crea la Atlántico Jazz Band en 1940, pasa a ser el arreglista de la mayoría de los porros, guarachas, cumbias y fandangos que interpretara o grabara la Atlántico Jazz Band.

Falleció el 21 de julio de 1988 en Barranquilla, ciudad donde había transcurrido gran parte de su carrera artística. Residía en ese momento cerca a una de las 14 esquinas de Siete Bocas en el Barrio Recreo. Antes de morir salió a recorrer las calles de Barranquilla. Algunas veces lo encontraban sentado a la orilla de las carreteras que comunicaban a esta ciudad con el resto del país, como queriendo salir o en una permanente búsqueda.

El maestro Pacho Galán tuvo muchas facetas en las diferentes formas de orquestar, utilizando saxofones, trompetas, trombones, clarinetes, piano, percusión, violines, flautas, cantantes, etc. Los instrumentos donde recargó su estructura musical dentro del contexto de la mayoría de sus arreglos de música popular, fueron los saxofones y la percusión; teniendo estos instrumentos una participación especial dentro de cada obra musical. De esta manera logró crear una identidad sonora y un estilo personal, para después continuar incorporando los demás instrumentos que componían su orquesta dentro de su propio estilo.

El merecumbé es una fiel muestra de estos conceptos, grandes éxitos como Cosita linda, Merecumbé en Bogotá. Merecumhé en saxofónTico Noguera, Río mar y demás, donde el uso de los saxofones determinaban el aire de merecuinbé que se quería expresar dando a este una marcación o su perfil cadencioso con "sabor" a merecumbé La participación de estos elementos instrumentales determinan con claridad la procedencia a la cual pertenece el concepto musical creado.

Es muy importante anotar que la divagación musical de la nueva melodía del maestro Pacho, estaría enmarcada dentro de la elegancia, timbre, sonoridad, articulación, color, resonancia y la parte más importante, la interpretación por parte del especialista, quien de una forma majestuosa logra una identidad, con su asimilación y compenetración con el creador, logrando así los resultados alcanzados. Este fue el caso del gran saxofonista Alex Acosta "El muñecón" quien entre muchos otros se lució en el tan pegajoso y acogido ritmo.

Paradójicamente aunque el saxofón marque el ritmo del merecumbé este nació en la percusión, parte importante también de este ritmo y llevado de la mano del excelente músico Pompilio Rodríguez quien viene a dar el toque final marcando una identidad definida como ritmo irrumpiendo así en el mundo tradicional del porro, la cumbia, el paseo, el pasillo, en donde la forma como se articula la percusión marca el aire interpretado.

Para el maestro Pacho Galán así como para el maestro Dámaso Pérez Prado las trompetas, los saxofones y el ritmo fueron parte definitiva para la identidad de sus creaciones musicales, como el clarinete para Lucho Bermúdez.

Otras composiciones del maestro Pacho Galán son: El monito, Ay que rico amor, El bombom, Vanidosa, Dámela Manuela, Ve lo que haces, Merecumbé para soñar, Mi amor es tuyo, Rico y sabrosón.
Fuente: http://www.banrepcultural.org/






sábado, 12 de octubre de 2013

Calixto Ochoa - Historia Musical de... Calixto Ochoa



Calixto Ochoa

Los sabanales, El calabacito, El viejo del sombrerón, El pirulino, La medallita, y muchos otros clásicos de la música tropical colombiana, tienen nombre propio, el de una leyenda del folclor como Calixto Ochoa.


Calixto Ochoa nació en la población de Valencia de Jesús, departamento del Cesar, el 14 de agosto de 1934. Sus inicios musicales se remontan a su niñez cuando se escapaba de la casa y se iba a las parrandas que se hacían en las fincas del Cesar, donde sus hermanos mayores, buenos acordeoneros, tocaban hasta el amanecer. Según sus propias palabras, le cogía a escondidas el acordeón a sus hermanos Juan y Rafael Ochoa y así aprendió el manejo de este instrumento de origen alemán.

“Con el tiempo y con esfuerzo compré un acordeón y comenzaron a buscarme para que tocara en las fincas y en los pueblos de por aquí. Hasta que en una ocasión un amigo me propuso que saliéramos a recorrer la Costa”. A los 19 años se marchó del hogar y estuvo en San Jacinto, Carmen de Bolívar, Ovejas, Corozal y otras poblaciones, en la época en que el conjunto vallenato sólo estaba compuesto de acordeón, guacharaca y caja.

De pueblo en pueblo, llegó a Sincelejo en 1956 donde realizó su primera grabación, que tuvo muy buena acogida y le abrió las puertas a las grandes disqueras del país. Tenía 21 años cuando grabó su primer disco titulado El lirio rojo para el desaparecido sello ECO. Esta canción, que tuvo muy buena acogida en toda la Costa, le abrió las puertas de las grandes casas disqueras del país. Discos Fuentes fue la primera en llamarlo y fue artista exclusivo de ésta por más de una década. Tras 13 años de trabajar para Discos Fuentes, ensayó con otras empresas, pero siempre volvió a la compañía con la que tantos triunfos construyó.

Se coronó Rey vallenato en el III Festival de la Leyenda Vallenata, que se llevó a cabo en 1970, con los temas El gavilán castigador y La puya regional. Ganó en reñida competencia con personajes de la talla de Náfer Durán y Emiliano Zuleta Díaz. En 1961 fue fundador de la famosa agrupación Los Corraleros de Majagual, junto con Alfredo Gutiérrez, Eliseo Herrera, César Castro, Lucho Pérez y Antonio Cavas. Todos ellos eran jefes de sus propios conjuntos y un buen día decidieron conformar un "conjunto de conjuntos" que agrupara a las principales figuras de ese momento, algo parecido a lo que había hecho la Sonora Matancera en Cuba.

El talento supremo de Calixto Ochoa se evidencia en éxitos como Los sabanales, Playas marinas, El pirulino, Todo es para ti, La india motilona, La reina del espacio y El africano, entre otros.

Calixto Ochoa creó su conjunto con el cual interpreta sus propias obras, que ha compuesto en ritmo de paseo, porro, son, cumbia y paseaíto. Este último, el paseaíto, fue un ritmo creado por él en Cartagena, que es un paseo con un poco de más movimiento.

Tanto con Los Corraleros de Majagual como con sus propios conjuntos, ha cumplido actuaciones en diferentes países del exterior de los cuales se destacan Venezuela, Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Nicaragua y República Domincana. 

Calixto Ochoa... ¡Uno de los grandes de la música tropical colombiana!
Fuente: Modificado de Discos Fuentes.

Disco 1
1. Charanga Campesina
2. Los Sabanales
3. Playas Marinas
4. Mata'e Caña
5. La Medallita
6. Diana
7. El Dentista
8. El Parquecito
9. Lirio Rojo
10. Marily
11. Chan Con Chan
12. El Calabacito
13. El Besito
14. La Ombligona
15. La India Motilona
16. Palomita Volantona
17. Pirulino
18. Recordando el Pasado
19. Remangá
20. El Niño Inteligente

Disco 2
1. El Viejo del Sombrerón
2. La Reina del Espacio
3. Las Mellizas
4. Charanga Costeña
5. Corazón Enamorado
6. El Ascensor
7. El Humanitario
8. La Empanadita
9. Manzanita en Guararé
10. Amparito
11. La Flaca Vitola
12. Gavilán Castigador
13. El Amigo Chan
14. El Muerto Borracho
15. El Machorrito
16. Si el Mar Se Volviera Ron
17. La Muerte de Marily
18. El Viejo Rema
19. El Yeri Yeri
20. La Bruja Tierrera



sábado, 5 de octubre de 2013

Linda Vera, Carmen Rivero & Sonia López - Las Reinas de la Cumbia



El callejón


El disco disponible en el Foro.


Nota luctuosa.
Hoy en la mañana dejó de existir Sergio Flores Mier, integrante del grupo musical Los Mier, a causa de un cáncer detectado hace apenas unos meses.
Nuestro más sentifo pésame a su familia, esperando que el Señor les dé fortaleza para superar este lamentable trance.