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domingo, 2 de febrero de 2014

La cumbia


La cumbia

A menudo se considera a la cumbia de origen africano, a causa del parecido nominal con el baile cumbe practicado en Guinea. Pero el origen de la cumbia está tan enraizado en las tradiciones indígenas del norte de Colombia como en sus influencias africanas.

Numerosos musicólogos colombianos han afirmado que la cumbia evolucionó de la tradición de los indios taíno-caribeños del areito, un círculo en el que se bailaba, se interpretaba música y se recitaba poesía, practicado ampliamente por la población indígena de la zona caribeña. Algunas de las canciones del álbum Areíto (1992), de Juan Luis Guerra, en el que éste celebraba la cultura indígena prehispánica de la Hispaniola, siguen esa hipótesis. Los ritmos de las citadas canciones guardan un parecido razonable con la cumbia. 

Otra corriente de opinión defiende la hipótesis de una fusión entre las culturas africana e indígena que tenían lugar durante las fiestas de carnaval en Cartagena de Indias, el puerto colonial caribeño de Colombia. Allí se celebraban rituales parecidos a los areítos (la influencia de los taínos y del Caribe arraiga en el norte de Colombia mediante la interacción y las posibles relaciones de parentesco entre las tribus caribeñas y los chibchas, grupo del río Magdalena), y los africanos se unían a ellos, puesto que las poblaciones africanas gozaban de una tradición parecida de baile en círculo. Se dice que la artesanía africana era más avanzada que la de los indígenas, de ahí que los primeros ayudasen a fabricar unos tambores más eficaces, lo que obligó a que las flautas gaita de los indígenas tuviesen una orientación rítmica más marcada. La polirritmia africana influyó también en los estilos de baile.

La cumbia es un ritmo único en América Latina; al contrario que en países caribeños como Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, en Colombia la presencia indígena no había sido aniquilada y se deja sentir junto a las influencias africanas y europeas. La cumbia se desarrolló en Colombia a lo largo de las zonas costeras, producto del intercambio entre colonizadores europeos, esclavos africanos y población indígena, y los conquistadores españoles lo impulsaron en el interior del país.

La cumbia posee una luminosidad, una orientación que no se logra por la mera posibilidad de la improvisación, tal como sucede en la música cubana, sino mediante el ritmo, por la acentuación del tiempo débil en vez del fuerte, al contrario tanto de la música cubana como del blues. La cumbia puede llegar a ser hipnótica, cuando su ritmo sutil se hace presente en la pista de baile y la obsesiva gaita (una flauta larga), que supone la principal influencia indígena, produce su hechizo.

La primitiva forma de la cumbia, llamada a menudo como música de gaitero (en referencia a los intérpretes de las flautas gaita), lleva siglos tocándose en la región costera del Caribe. En su forma folklórica esencial, que se interpreta con tres tambores de tamaños diversos (con uno tan grande como el usado en el merengue), las maracas y la flauta gaita, la cumbia se remonta, como mínimo, a la época de Simón Bolívar, a inicios del siglo XIX. Las melodías etéreas del gaitero, que aún se escuchan actualmente entre los indios cuna y kogi, se tocan en contrapunto mutuo y se combinan con el ritmo fijo e hipnótico de un pequeño tambor, las improvisaciones alegres y diestras de dos tambores más, y los ritmos de adorno de la maraca. Uno de los gaiteros sostiene la gaita con una mano y la maraca con la otra, y con un ritmo y una agilidad asombrosos los toca los dos a la vez, y sólo quita los labios de la flauta para cantar.

En los siglos XIX y XX la cumbia se desarrolló de manera parecida a la música cubana. Se añadieron nuevos instrumentos modernos y las influencias de las técnicas de grabación y las tendencias en otros países latinoamericanos hicieron que la cumbia fuera más rápida y más moderna. A inicios de la década de los treinta del último siglo las orquestas de cumbia, como La Sonora Cienaguera, bajo la influencia de las orquestas norteamericanas de swing, añadieron saxos y trompetas.

A mediados del siglo XX, los directores de orquesta colombianos, como Lucho Bermúdez, trataron de combinar la cumbia con varias clases de música afrocubana, con poco éxito fuera de Cuba (seguramente debido a la carencia de sofisticación en las grabaciones y la ausencia de familiaridad que el resto del mundo tenía con los ritmos colombianos), y conjuntos de cumbia, como La Sonora Dinamita, adoptaron las formaciones de «orquesta» habituales en la salsa.

Hoy en día la cumbia es uno de los ritmos más populares de Latinoamérica, especialmente en México, que también comparte con Colombia el corrido, una especie de canción folklórica de protesta interpretada con guitarra (en Colombia siempre han triunfado los géneros musicales mexicanos y los han importado libremente; a menudo es más fácil encontrar mariachis en Colombia que en cualquier otro lugar, aparte de México y Centroamérica). Buena parte de lo que se conoce como música tejana —la música contemporánea de Texas y el norte de México que Selena hizo célebre—, no es más que una versión pop de la cumbia. Y tal vez, aún más importante, la cumbia es una de las influencias más destacadas en la música pop tropical contemporánea que se fabrica en los modernos estudios de Miami.
Fuente: Morales, Ed. Ritmo latino, la música latina desde la bossa nova hasta la salsa. 2006. 

Las cumbias

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