En mi localidad, uno de los ritmos tropicales que menos
difusión tiene en la actualidad es la salsa.
En la radio son mínimos los espacios que tiene asignada y en
la televisión sólo aparece cuando de concursos de baile se trata. La cultura
salsera regia es escasa, esa es la realidad.
Las difusoras de mayor rating nos atosigan con la música de
banda que ha triunfado en todo el país gracias a la televisión nacional. En
cuestión de gustos se rompen géneros y se respetan, pero esta imposición de los
medios le resta espacio a otras músicas que se gestan en nuestra región y
mayormente a las que provienen del Caribe.
La música tropical del Caribe colombiano es una excepción y
un caso especial en nuestra ciudad: echó raíz con los sonideros, no necesitó de la radio para sobrevivir (de
cierto batalló para que le abrieran las puertas) y
ahora gusta de ella gran parte de la población. Que no tengamos acceso auditivo
a todas las obras de la época de oro de la música tropical colombiana y que la
discriminación a quienes gustan de ella persista son realidades que no se
pueden negar, pero el tiempo y el esfuerzo de muchos lo pueden contrarrestar.
Por eso es poco lo que se escucha en relación a la salsa Si
uno tiene curiosidad y desea conocer acerca de ella recurre al internet, donde
el material audiovisual y la información abundan. Pero no se la vive en un
concierto y a lo más que se puede aspirar es a bailarla en algún sitio privado
donde acuden otros que también son aficionados a ella.
Las generaciones anteriores disfrutaron ritmos caribeños como el danzón, el mambo y el chachachá entre otros, que fueron parte de la génesis de la salsa. Desafortunadamente, y por el interés comercial de los medios de comunicación, las generaciones posteriores ya no tuvieron la oportunidad de vivir la evolución de los ritmos antillanos que desembocaría en la salsa. En mi opinión, los encargados de la cultura en nuestro estado deberían tomar nota de esta situación y cimentar una educación musical, sin menoscabo de ninguno de sus géneros, para que todos los neoleoneses tengamos la oportunidad de acceder a ella y se nos asegure que las emisoras oferten una programación de calidad para todos los gustos. Quizá sea considerado un sueño guajiro, pero es nuestro derecho de acceso a la cultura y debería compaginarse con los intereses comerciales. He aquí una breve descripción de la...
Historia de la Salsa
Durante los años treinta, cuarenta y cincuenta, la música
afrocubana era consumida ampliamente por los sectores de origen «latino» (latinoamericano) en la ciudad de Nueva York. Los
cubanos en Nueva York, los puertorriqueños y otros músicos de otros países, fundamentan
su música en gran medida en los elementos de origen afrocubano.
Según algunos músicos e historiadores, salsa es un nombre
comercial dado a toda la música cubana en los años setenta. En esta corriente
se ubican Ray Barreto, Rubén Blades, Larry Harlow, Papo Lucca, Johnny Pacheco,
Tito Puente, Roberto Roena, Joe Arroyo, Bobby Sanabria y Bobby Valentín.
La salsa se expandió a fines de los años setenta y durante
los ochenta y noventa. Nuevos instrumentos, nuevos métodos y formas musicales
(como canciones de Brasil) fueron adaptados a la salsa. Nuevos estilos
aparecieron como las canciones de amor de la salsa romántica. Mientras tanto la
salsa se convirtió en parte importante de la escena musical en Cuba, Puerto
Rico, Colombia, Venezuela, Panamá y lugares tan alejados como Japón. Con la
llegada del siglo XXI, la salsa se ha convertido en una de las formas más
importantes de la música popular en el mundo.
La integración de las tumbadoras y el bongó en los conjuntos
que tocaban son montuno fue un elemento fundamental en la instrumentación de
orquestas de baile.
En los años treinta, los sextetos y septetos de son (que solo
usaban bongó) eran muy populares en cuba. Cuando Gerardo Machado prohibió el
uso del bongó, las charangas (que solo usaban timbales) incrementaron su
popularidad. La censura al bongó fue levantada a finales de los años treinta,
por lo que fueron utilizados nuevamente en la música popular cubana.
Cerca de 1940, el Conjunto Llave (de Rafael Ortiz) introdujo
las tumbadoras (o congas) en una orquesta, instrumentos que anteriormente solo
se usaban en música folclórica afrocubana. Arsenio Rodríguez popularizó el uso
de las congas al integrarlas a su conjunto, introduciendo el son montuno a
nivel comercial.
En los años cuarenta, Mario Bauza, director y arreglista de
la orquesta de Machito «Los Afro-Cubans», agregó trombones al son montuno
y la guaracha. Estas innovaciones influenciaron a músicos como José Curbelo,
Benny More y Bebo Valdés. En el álbum Tanga (de 1943), Bauza fusionó elementos
de la música afrocubana con el jazz.
La influencia del jazz afrocubano
y del mambo desarrollado por Pérez Prado en 1948, propició la introducción del
saxofón en las orquestas de son montuno y guaracha. En 1955, Enrique Jorrín le
agregó trompetas a las orquestas de charanga, que hasta ese momento solo usaban
violín y flauta.
Ya para los años cincuenta, la música bailable cubana, es
decir el son montuno, el mambo, la rumba y el chachachá, se constituyó en un
elemento de gran popularidad en los Estados Unidos y Europa.
En la ciudad de Nueva York, el «sonido cubano» de las bandas se
fundamentó en los aportes de músicos cubanos, puertorriqueños y dominicanos.
Como ejemplo, podemos mencionar a Machito, Tito Rodríguez, Johnny Pacheco, Tito
Puente o incluso figuras como el director catalán Xavier Cugat. Por otro lado,
y ya fuera del círculo de Nueva York, grupos como la Orquesta Aragón, la Sonora
Matancera y Dámaso Pérez Prado y su mambo lograron una importante proyección a
nivel internacional.
El mambo fue influenciado por el
jazz afrocubano y el son. Las grandes bandas de este género mantuvieron viva la
popularidad de la larga tradición del jazz dentro de la música latina, mientras
los maestros originales del jazz se circunscribieron a los exclusivos espacios
del bebop.
La música latina interpretada en
Nueva York desde 1960 fue liderada por músicos como Ray Barretto y Eddie
Palmieri, los cuales estaban fuertemente influenciados por ritmos cubanos
importados como la pachanga y el chachachá. Después de la crisis de los misiles
en 1962, el contacto cubano-estadounidense decayó profundamente.
En 1969 Juan Formell introdujo el
bajo eléctrico en los conjuntos soneros de Cuba.
El cuatro puertorriqueño fue
introducido por Yomo Toro en la orquesta de Willie Colón en 1971 y el piano
eléctrico en los años setenta por Larry Harlow.
En los años setenta se incrementó
la influencia puertorriqueña en el ámbito de la música latina en Nueva York y
los «nuyoricans» pasaron a ser una referencia fundamental. La palabra salsa
para designar la música hecha por los «latinos» en Estados Unidos, comenzó a
usarse en las calles de Nueva York a finales de los años sesenta y principios
de los setenta. Por esta época, el pop latino no era una fuerza importante en
la música que se escuchaba en Estados Unidos, habiendo perdido terreno frente
al doo wop, al R&B y al rock and roll. En ese contexto, el surgimiento de
la salsa abrió un nuevo capítulo de la música latina, especialmente en los
Estados Unidos.
El sello discográfico Fania
La historia de la salsa, en la
que participaron gran cantidad de músicos, puede rastrearse en cierta medida en
la trayectoria de algunas importantes compañías discográficas. En los años
setenta Fiesta Récord, Manhattan Recording Company, y en especial Fania
Records, lanzaron al estrellato una gran cantidad de «salseros» desde Nueva
York, realizando giras y conciertos por todo el mundo.
La Fania fue fundada en marzo de
1964 por el abogado y empresario Jerry Masucci y el flautista dominicano y
líder de banda Johnny Pacheco. Fania comenzó con Larry Harlow y la producción
El Malo de Willie Colón y el «Cantante de los Cantantes» Héctor Lavoe en 1967.
El sello Fania Records le dio el
espaldarazo definitivo al género al grabar y distribuir los discos de la gran
mayoría de las estrellas salseras de los años setenta. La Fania All Stars,
orquesta que agrupó una gran cantidad de músicos y cantantes de salsa como: Ray
Barretto, Willie Colón, Johnny Pacheco, Rubén Blades, Héctor Lavoe, Ismael
Miranda, Cheo Feliciano, Bobby Cruz, y artistas invitados como Tito Puente,
Celia Cruz y Eddie Palmieri, está considerada como una de las máximas
expresiones del género, llegando a presentarse en lugares como Japón y Africa y
los tradicionales clubes «latinos» en la ciudad de Nueva York.
Fuente: Revista World Salsa. Primera Edición. Recuperado de
internet.
Unos videos de youtube, salsaludos a todos los cocacolos de
la mata.
Oye como va – Tito Puente
Quimbara – Celia Cruz & Marc Anthony
Amor traicionero - Guayacán Orquesta / Carlos Brito
Por retenerte – Los Titanes
Micaela – La Sonora Carruseles
Caliventura – La Sonora Carruseles
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