La Música Tropical: Patrimonio cultural intangible de la humanidad


La Música Tropical: Nuestro Patrimonio Músico-Cultural

martes, 11 de octubre de 2022

La murga - Héctor Lavoe y Willie Colón

Para el mundo de la salsa Héctor Lavoe representa un arquetipo difícil de superar. Gracias a su talento vocal fue llamado «El cantante de cantantes» y «La voz».
 
Fue bautizado como Héctor Juan Pérez Martínez y nació el 30 de septiembre de 1946 en Ponce, Puerto Rico, hijo de Leslie Martínez y de Luis Pérez. A sus tres años falleció su madre y este fue el comienzo de muchos golpes en su vida. Desde niño se interesó por la música y a la edad de 14 años ya cantaba por su pueblo. A la edad de 17 años viajó a Nueva York a buscar un mejor futuro donde pudiera sacar fruto de sus habilidades.




Allí conoció a Willie Colón y a Johnny Pacheco. Lavoe se integró a la banda de Willie Colón, The Bad Boys, surgiendo así uno de los binomios más importantes para la historia de la salsa. Entre 1967 y 1973 surgieron álbumes tan recordados como La gran fuga, Cosa Nuestra, Lo mato, El Juicio y los dos volúmenes de Asalto navideño con los hits Juana Peña, Barrunto, Calle luna, calle sol y La murga. En 1973 Colón le dejó la banda Héctor Lavoe y se lanzó como solista. Luego se unió al panameño Rubén Blades formó otro de los grandes dúos de la salsa.

Desde 1975 Lavoe publicó sus producciones La Voz, De ti depende y Comedia. En éstas surgieron éxitos como Periódico de ayer, de Tite Curet Alonso, y su himno, El cantante, obra escrita por Rubén Blades.



Durante esta época, Lavoe participó en las giras que realizaba la Fania All Stars junto con las demás estrellas salseras de esa época y durante las cuales recibió títulos como «La voz» y «El hombre que canta hasta debajo del agua», por su virtuosismo. También se ganó al remoquete de «El rey de la puntualidad», porque llegaba tarde a los conciertos.

En su carrera se recuerdan éxitos como Recordando a Felipe Pirela [1979], Feliz Navidad y El sabio [1980], Qué sentimiento [1981] y Vigilante [1983]. Hizo famosas canciones como El Todopoderoso, Paraíso de dulzura, Triste y vacía, La verdad, Un amor de la calle, La vida es bonita y La fama.



A pesar de sus triunfos, su adición a las drogas lo mantuvo en una profunda depresión. En los ochenta se fracturó las piernas al saltar por la ventana de su apartamento en Queens, que se estaba incendiando. En poco tiempo el talento de su voz mermó hasta llegar al extremo de cantar con una voz irreconocible y postrado en una silla en medio del escenario.

El domingo, 26 de junio de 1988, luego de un concierto en Bayamón, Puerto Rico, Héctor Lavoe, deprimido, se retiró al Hotel Regency de la Avenida Condado donde se hospedaba y se lanzó al vacío desde el noveno piso. La caída no le produjo la muerte, pero sí la parálisis de medio cuerpo.

Su situación económica, el crecer sin su madre, el asesinato de su hermano, la muerte de su padre, el asesinato de su suegra, la muerte accidental de su hijo fueron el empujón que faltó para que este artista cayera definitivamente. Desde entonces permaneció retirado en Nueva York, aunque el mismo año de su fallecimiento salió al mercado un último disco, Héctor Lavoe & Van Lester: The Master and the Protege.

Héctor Lavoe murió el 29 de junio de 1993 en el Memorial Hospital de Queens, cinco años después de su malogrado intento de suicidio, Héctor fue enterrado en el cementerio Saint Raymond de Queens, New York y nueve años después, tal como él mismo pidió, gracias a la gestión realizada por otro famoso cantante de salsa, compañero suyo, el señor Ismael Miranda, sus restos fueron llevados a su ciudad natal Ponce.

Su agitada vida personal y profesional fue llevada en 1999 a una obra teatral ¿Quién mató a Héctor Lavoe? producida por Pablo Cabrera y David Maldonado, con la personificación de Héctor Lavoe realizada por el salsero Domingo Quiñones. En el 2007 se llevó al cine, teniendo como protagonistas a Marc Anthony y a Jennifer López.

En el panteón donde hoy descansa Lavoe contiene también los restos de su hijo Héctor Pérez junior (1969-1987), quien falleció a consecuencia de una bala que se le disparó cuando estaba limpiando el arma, y el de su esposa Nilda Georgina (1950-2002).
Fuente: Discos Fuentes. 2007


La murga - Héctor Lavoe y Willie Colón

lunes, 10 de octubre de 2022

El preso - Fruko y sus Tesos canta Wilson ''Saoko'' Manyoma

 Fruko

 Quienes disfrutaron con la época dorada de la salsa en Colombia y quienes han recorrido el universo de los clásicos en este género, sabrán que la orquesta de Fruko y sus Tesos ocupa un lugar de privilegio por los éxitos que impuso, por la acogida internacional que tuvo y porque fue pionero en este país para su difusión.

El tiempo hace surgir recuerdos encontrados porque es artífice del olvido. Es él, el que hace que los orígenes de la música popular estén rodeados de una niebla, la cual muy pocas veces deja traslucir sus verdades ocultas. Sin embargo, en el mundo de la salsa, para el ámbito colombiano, los acuciosos investigadores han llegado a ciertos acuerdos sobre cómo empezó a incursionar este género en este territorio y qué orquestas locales empezaron a cultivarlo.

Una de esas verdades esclarecidas es el papel protagónico de Julio Ernesto Estrada, «Fruko», como pionero y uno de sus más exitosos representantes. Él fue el responsable de imponer el nombre de la salsa colombiana en amplios mercados internacionales, equiparándose, de igual a igual, con los grandes exponentes de este género.

Es cierto que Fruko y sus Tesos no fue el primer conjunto colombiano en explorar la salsa. Lo hizo otro grupo de Discos Fuentes, el Sexteto Miramar, dirigido por Hernán Builes. Su instrumentación constaba de un saxo, un xilófono, una guitarra eléctrica y la sección de ritmo, y su repertorio consistía en guarachas, sones montunos, guajiras y charangas. Su primera producción surgió en 1965 y en 1968 ya grababan salsa propiamente. Por la misma época también hicieron su ensayo Los Corraleros de Majagual y otros grupos que fueron cautivados por este género urbano. Sin embargo ninguno de ellos logró el éxito de Fruko y sus Tesos, por ello acuñarle el título de pionero tiene sobrados méritos.

Hugo Giraldo Marín, periodista de El Colombiano lo expresó de la siguiente manera: “El acetato con las grabaciones salseras llegó a la costa, se amplificó y bailó en las propias calles de Barranquilla. Pero en Medellín, cuidad donde se arraigó el tango y se arrulló el bambuco, el maestro Julio Ernesto Estrada fue el inspirador y ha sido el ejecutante, el arreglista y el divulgador del ritmo caribeño hecho salsa”.

Fruko y sus Tesos

Esta historia inició cuando Julio Ernesto Estrada, en sus años mozos, viajó a Nueva York como integrante de Los Corraleros de Majagual y tuvo la oportunidad de acercarse a los grandes protagonistas de un nuevo movimiento musical que apenas se estaba conociendo con el nombre de salsa. Fruko llegó a inquietarse por este género a mediados de la década del sesenta y empezó a proponer la idea a los directivos de Discos Fuentes, Pedro y José María, de crear una agrupación colombiana con este estilo.

La orquesta Fruko y sus Tesos, nació después que José María y Pedro Fuentes vieron en Fruko un futuro muy promisorio. Ellos creyeron en el proyecto y lo impulsaron con la grabación de un primer larga duración en 1970, el cual, como todos los ensayos que empiezan, apenas si tiene acogida. Esta eventualidad, ya prevista, hizo que Fruko y los señores Fuentes reanudaran sus esfuerzos, motivación que hoy agradece toda Colombia pues sin su trabajo, la salsa colombiana habría demorado mucho por nacer. A partir de entonces inició una carrera meteórica hacia el estrellato.

La nómina de músicos de la banda inicial estaba integrada por Julio Ernesto Estrada «Fruko», como director y a cargo del bajo; el pianista fue Hernán Gutiérrez, quien falleció en Miami; Jesús «Chucho» Villegas era el responsable de la campana y los bongóes, y Fernando, su hermano, en las congas; Jorge Gaviria como primera trompeta y Carlos Escobar «Pajarilla» como segunda; Mariano Sepúlveda en la guitarra eléctrica, ejecutaba el tiple para reemplazar la sonoridad del tres cubano y hacía los coros; el primer trombón estuvo a cargo de Gustavo García, «Pantera»; el segundo con Gilberto Hernández «Tripaseca»; en los timbales Rafael Benítez; y Germán Carreño en la trompeta bajo. La voz líder estuvo a cargo de Humberto Muriel.



En 1970 presentaron su primera grabación, en la cual actúo como ingeniero de sonido Mario Rincón «Pachanga». El álbum lo llamaron Tesura y con éste, su primer disco, recorrió todos los establecimientos nocturnos de la calle Palacé en Medellín, a ver quién lo ponía. Fue un disco experimental. La carátula mostraba a Julio Estrada con un chaleco brillante y un revólver colgando del cuello, los créditos anunciaban el nombre artístico del nuevo intérprete Julio Ernesto Estrada, Fruko.

Tesura no tuvo mayor éxito entre el público, todo porque nadie sabía qué era eso de salsa. El popular Hercovalle llegó a escribir algo muy diciente en la contracarátula del larga duración: “entre la música latina más excitante se encuentra esta que los discómanos llaman salsa, ritmo desbordante e indefinido que necesariamente, al escucharse, despierta alegría en todo corazón”. Pero el público no lo entendió. Pedro Fuentes lo llevó hasta Puerto Rico y volvió con una frustrante sentencia: en Colombia no saben hacer salsa.

En un segundo intento grabó A la memoria del muerto, donde cantó «Píper Pimienta» Díaz y un mayor número de taberneros lo pusieron en sus equipos. El reconocido vocalista «Píper Pimienta», fue quien protagonizó la interpretación de A la memoria del muerto y con este álbum y su primer éxito, Fruko y sus Tesos empezó a figurar en el mundo de la salsa.

En 1972 se unieron a la nómina dos voces más, que por muchos años se convirtieron en los talentos más visibles de la cultura musical del Caribe colombiano y cuya influencia llegó a muchas fronteras. Con Wilson Manyoma, conocido artísticamente como «Saoko» se conocieron éxitos salseros como Tú sufrirás, Tronco seco, Los charcos, El patillero, Barranquillero arrebatao, Cali de rumba, Descarga espectacular, El árbol que me daba sombra, Manyoma, La fruta bomba y El preso, el himno que los ha identificado desde 1975, año de su publicación. Con Álvaro José Arroyo, la orquesta impuso éxitos de la talla de El ausente, Nadando, Lloviendo, El caminante, Tania, Confundido, El árbol, El negro chombo, El cocinero mayor, Los patulekos, Ayunando, Bamboleo en el mar, Julia, Catalina del mar y otras más.

El preso

En el mundo en que yo vivo
siempre hay cuatro esquinas,
pero entre esquina y esquina
siempre habrá lo mismo.
Para mí no existe el cielo
ni luna, ni estrellas,
para mí no alumbra el sol,
pa' mí todo es tinieblas
.

Gracias a El preso, la obra de Álvaro Velásquez, Fruko y sus Tesos se convirtió en la orquesta más importante del país y logró rivalizar en sintonía y fama con gigantes de la canción urbana como Willie Colón y Ricardo Ray. Su orquesta, que hasta ese momento sólo había sido de grabación se amplió a 12 músicos y empezó a cumplir con sus primeras presentaciones en vivo. Primero estuvo en Cali, en donde el DAS les pidió pasaportes al considerar que eran extranjeros.

Luego visitaron Barranquilla y Medellín. La Biblioteca Pública Piloto fue el escenario donde se celebró la fiesta antioqueña que ellos amenizaron en homenaje a una promoción de bachilleres de la Academia Militar de Antioquia. El éxito resultó arrollador.

A fuerza de constancia Fruko logró abrirse camino. Para 1976 Fruko y sus Tesos era la mejor orquesta del país y estaba integrada por una constelación de estrellas salseras encabezada por sus cantantes Joe Arroyo y Wilson Manyoma, quienes ya eran ídolos de Colombia.

Internacionalmente sus primeros triunfos se ubicaron en Panamá. Luego conquistaron Ecuador, Perú, Venezuela y, en 1976, Fruko y sus Tesos hicieron su primera gira a los Estados Unidos. En el Madison Square Garden de Nueva York alternaron con Andy Harlow, el Conjunto Candela y Los Kimbos. Fue tal vez la primera presentación de un grupo colombiano en el templo mundial de la música.

De este viaje recuerda que regresó en febrero sin su pianista Hernán Gutiérrez, quien quiso quedarse. Después de ciertas dificultades logró dirigir su propia banda y en ella estuvo de vocalista el panameño Gabino Pampini. Murió en Miami. Hernán Gutiérrez fue reemplazado por Jorge Guarín.

Otro de los que perdió el vuelo de retorno fue Gustavo García, porque el taxi que había tomado para ir al aeropuerto se estrelló en el recorrido. Andy Harlow lo acogió en su orquesta y luego le siguieron otras agrupaciones.

También se retiró Rafael Benítez quien creó su Charanga y alcanzó a grabar dos producciones.

Su protagonista

Julio Ernesto Estrada ha forjado gran parte de la carrera artística de intérpretes como Joe Arroyo, Wilson Manyoma «Saoko», «Píper Pimienta» Díaz, May González, Juan Carlos Coronel, La India Meliyará, Joseíto Martínez, John Jairo Murillo y otras figuras de la canción nacional. Incluso tuvo en sus filas, como artista invitado, a Celio González. Hoy continúa esa labor, buscando nuevas posibilidades expresivas y nuevos talentos.

Nació en Medellín, el 7 de julio de 1951, en el barrio Naranjal en el seno del hogar conformado por Baudilio Estrada, mecánico ya fallecido, y Alicia Rincón, ama de casa y modista. Tiene dos hermanos Luis Alberto, la primera voz tenor en la ópera Boliviana y María Victoria, pintora egresada de Bellas Artes. Elizabeth López es decoradora de interiores y representante de sus orquestas. Ha tenido el privilegio de educar a tres hijos de los cuales algunos demostraron sus inclinaciones por la música y ya tiene la alegría de ser abuelo.

Sus ancestros llegaron a Medellín desde Cuba. Su bisabuelo Luis Felipe Rincón, fue uno de los ingenieros que acompañó a Francisco José Cisneros en la construcción del ferrocarril. Francisco Javier Cisneros, conectó a Medellín con Puerto Berrío, población ubicada en las riberas del río Magdalena. Luis Felipe Rincón se radicó en Antioquia. Su abuelo, Luis Emilio Rincón, fue director del Liceo Antioqueño y de La Voz Katía. En el Liceo Antioqueño, además de director fue profesor de música, de ahí que sus hijos Mario, Jaime y Jairo heredaran la vena artística. Ellos se convirtieron en productores musicales e ingenieros de sonido. Sus tres tíos primero trabajaron en Discos Ondina y luego se vincularon al sello Fuentes. Fruko era quien les llevaba los almuerzos.

Julio Ernesto desde muy pequeño, entre los cinco y siete años, despertó su espíritu tropical. Oía a La Sonora Matancera “Borondongo le dio a burundanga...”, y eso lo ponía feliz. También escuchaba tangos como el famoso “Cuando la lluvia entristeciendo está la noche...”, pero esa no era su música. Él buscaba donde estaba la rumba y conformó murgas, en las cuales él ejecutaba los tambores.

Un día le compró una flauta a Crescencio Salcedo, compositor de “Yo no olvido al año viejo...”. Con ella aprendió a interpretar La pollera colorá y otros temas que componían el repertorio de la murguita. Fue así como se ganó sus primeros 50 centavos con sus amiguitos.

Su abuela era lo que él llama negrera, porque no le gustaban los negros. Ella, doña Rosa de la Parra, fue la primera que le prohibió la ejecución de esa música indicando: “¡No, pero cómo te gusta esa música! ¡Esa música es del diablo, esa música es de negros! Tiene que gustarte otra música”. Su criterio cambió cuando Fruko, un poco a la fuerza, le metió en la casa a Los Corraleros de Majagual para que ensayaran. Después de uno o dos ensayos ya los esperaba con sancocho servido y todo.



En el colegio era rebelde, peleador y no duda que pudo ser un boxeador de gran triunfo. Aún parte cocos de un golpe de mano y con eso gana apuestas. Sin embargo esto no dejó de presentarle diversos problemas en su juventud... el más grave, es que fue expulsado del colegio y fue cuando su madre le dijo: “Bueno, te vas a poner a vender prensa o hacer alguna cosa, pero...”. Ante tan lúgubre futuro sus tíos salieron al rescate indicando: “No. Nos lo vamos a llevar para los estudios de grabación”.

En Discos Fuentes

Obligado a trabajar, ingresó a Discos Fuentes, con la colaboración de sus tíos Mario y Jaime Rincón. En 1963 firmó contrato, para cargar cables y hacer mandados. La primer gran estrella que conoció en los estudios de grabación fue al Jefe, el anacobero Daniel Santos. Con el tiempo compartió con Miguelito Valdés y otros artistas de talla mayor.

Lo empezaron a llamar Joselito y él aprendió a aprovechar esa oportunidad que le brindaba el gran desfile de estrellas por los estudios: “Yo estaba en el estudio y los veía. Y, cuando ellos se iban a almorzar, entonces yo agarraba los instrumentos, y me ponía a imitar los golpes que se habían hecho en las grabaciones, con las congas, con el piano, con el bajo, en fin...”.

Mientras desempeñaba sus labores se unió al combo de los maestros Juancho Vargas, Julio García y Augusto Zapata quienes se dedicaron a enseñarle los secretos de la profesión. A la edad de 13 años hizo sus primeras grabaciones A cumbiar con Anita, y La chichera con los Golden Boys. Luego estaría al frente de otras producciones.

Con Los Corraleros de Majagual

Como se indicó, cuando su oficio de mensajero o carga cables le permitía algún rato de ocio, tomaba los instrumentos y practicaba en ellos hasta el cansancio. Guitarra, piano, bajo, con todos formaba una gran algarabía y con ello les dio más de un dolor de cabeza a sus jefes, pues sólo veían a un niño metiendo la mano a equipos de gran cuidado. Por eso lo echaron de Discos Fuentes y le tocó irse a trabajar a un almacén de discos como vendedor.

Al jugar con los instrumentos, primero dominó los instrumentos de percusión como la conga, el güiro y el bongó. Luego se dedicó al piano y se aprendió sus tumbaítos, como él mismo lo indica.

En sus ensayos de percusión, creó un nuevo golpe con los timbales, lo que llamó la atención de Antonio Fuentes. Julio Ernesto se convirtió en la respuesta a la búsqueda de Antonio Fuentes por un nuevo sonido para Los Corraleros de Majagual, con lo cual intentaba combatir el éxito que tenían las orquestas venezolanas en Colombia. Y vaya que sí lo logró. Por ello regresó a Discos Fuentes.

En 1965 firmó su primer contrato como músico, con una de las orquestas de gran renombre internacional y además alternó con grandes maestros como Calixto Ochoa, Lisandro Meza, Eliseo Herrera, Julio Erazo, Abraham Núñez, Enrique Bonfante, y otros.

Pero no sólo se dedicó a la práctica de los instrumentos, sus tíos le enseñaron los secretos de la grabación. Y le fueron entregando más responsabilidades en este sentido, primero con los grupos amateur, luego, con los profesionales.

Cuando llegaban los artistas de prestigio y preguntaban quién les iba a grabar, él se les presentaba y por su juventud, pensaban que era una broma. Las dudas desaparecían cuando él les hacía una prueba de audio.

La nueva tecnología, para el proceso de grabación de un fonograma, permite el control de cada instrumento y de cada voz, y es usual que los sonidos se graben por separado para después integrarlos en un proceso de mezcla. Para la época en la que Julio Ernesto Estrada comenzaba con su profesión de grabador, la tecnología sólo permitía la grabación del conjunto total, lo que imponía múltiples restricciones, entre ellas, cualquier error obligaba a repetir todo el proceso. El naciente artista logró dominar una técnica de edición, cortando y empatando la cinta: “Si una nota fallaba, había que volver a repetir la canción completa. Pero conmigo no. Yo cogía una cuchillita en la edición y las empataba. Y hubo canciones éxitos hasta de 16 empates. Entonces me hice una clientela de músicos, y todos querían grabar conmigo, porque, si se equivocaban, yo empataba”.

Fue así como surgieron grandes éxitos de Los Diplomáticos, Julio Jaramillo, Los Corraleros de Majagual, Lito Barrientos y muchos grupos de cumbia y de acordeón. Desde tan temprana edad alternó entonces sus oficios como instrumentista y grabador. Cuando terminaba sus giras con Los Corraleros de Majagual o no había toque para el grupo, se metía a los estudios y desde ese momento aprendió a trasnochar.

Joselito antes que Fruko

Su similitud con un personaje de un anuncio publicitario de conservas, hizo que los que lo conocían le impusieron el sobrenombre de Fruko.

El periodista Juan Carlos Insignares indica: “Una tarde en la plazoleta Nutibara de Medellín, Lisandro Meza miró con detenimiento una valla de salsa de tomate Fruco en la que aparecía la tradicional muñequita que identificaba el producto”.



“¡A Julito!, se parece a Julito. Es exacto a Julio Ernesto, dijo. Sus compañeros, el combo de Los Corraleros de Majagual, soltaron la típica carcajada de aprobación. Todos encontraron en la muñequita los rasgos del pequeño Julio Ernesto, un aprendiz de músico que a los 14 años había terminado metido en el medio de los colosos de la música colombiana”.

Fruko es una orquesta completa ya que puede ejecutar por lo menos veinticinco instrumentos. Entre ellos bongó, tambores, conga, batería, güiro, cencerros, claves, maracas, guitarra, cuatro, tiple, bajo y teclados como el piano, sintetizador, órgano y vibráfono. También interpreta trombón y trompeta.

En su vida artística han pasado muchas cosas interesantes como cuando logró algunas grabaciones con la pianista clásica Teresita Gómez: “Te cuento que tengo grabaciones con Teresita Gómez donde interpretamos a Stravinsky. Ella hace las partes de piano y yo la percusión. A ella siempre le preocupa no saber hacer salsa y a mí no poder hacer lo clásico”.

Pasó de vivir como un profesional de la rumba y de las peleas a ser un productor musical serio, un hombre de empresa y por encima de todo ello un promotor a todo nivel del talento colombiano. En una entrevista publicada por la revista Viernes Cultural indicó: "A cualquier inconveniente sacaba la mano y golpeaba al que fuera. Eran tantas las peleas y tan seguidas que Absalón Vargas, un inspector del barrio el Bosque de Medellín me multó las manos, una noche de 1968. De toda esa época yo tengo diploma cinco estrellas de rumbero".

Por mucho tiempo su sede fue Discos Fuentes y así lo describió el periodista José Ignacio Murillo: “Su hábitat es Discos Fuentes: un piano, unos timbales, un equipo de sonido que suena como una orquesta en el escenario, un escritorio sobre el cual dobla su gruesa figura para subrayar los condimentos de una partitura de salsa o echarle un tanto de pimienta a un merengue que Los Ocho de Colombia están preparando para empezar el año”.

“De tanto en tanto, alguien se acerca para mostrarle un sonido de trompeta que encuentra perfecto para darle acabado a un mambo, y otro llega para cantarle a capella -con mucho trino caribeño- una canción que sería un éxito si fuera posible montarla con una buena instrumentación. ‘Eso es un guaguancó’, se le oye decir a él, en medio del bullerengue... Hace arreglos, opina sobre la calidad de las obras, supervisa las grabaciones, se transforma él solo en una orquesta que suena todos los días y con el mismo vigor...”

Fruko en orquestas de éxito:

The Latin Brothers: “The Latin Brothers nació como una necesidad de responderle a la Dimensión Latina de Óscar D’León, que en el éxito de Llorarás habían incluido dos trombones”, indica Fruko. En 1974 apareció el primer álbum de la orquesta The Latin Brothers, con la voz líder de quien impusiera los primeros éxitos de Fruko y sus Tesos, Edulfamit Molina Díaz, conocido artísticamente como «Píper Pimienta» Díaz, y con la dirección musical de Julio Ernesto Estrada. Después de ese primer éxito la orquesta se consolidó al imponer éxitos como Sobre las olas, Dime qué pasó, Las caleñas son como las flores, Patrona de los reclusos, Buscándote y Las cabañuelas, entre muchos más.

Afrosound: nació por la búsqueda de superar un nuevo sonido que se estaba imponiendo desde el Perú y a fe que lo logró cuando colocó en los primeros lugares de sintonía La danza de los mirlos, su primera producción musical que se programó el 5 de noviembre de 1973. Fue un primer trabajo orquestal, con las animaciones de Wilson Manyoma «Saoko», bajo la dirección y los arreglos musicales de Julio Ernesto Estrada.

Wganda Kenya: esta agrupación se creó en la década del setenta debido a una inesperada invasión de la música del Caribe. Fue una gestión de José María Fuentes, quien le dio el nombre a la agrupación y Julio Ernesto Estrada, uno de sus principales arreglistas, además del equipo artístico de Discos Fuentes: Javier García, Isaac Villanueva y Hernán Colorado Vallejo. Su primera producción musical se programó el 20 de septiembre de 1976.

La Sonora Dinamita: orquesta fundada en 1960 en la ciudad de Medellín. Después de múltiples éxitos, La Sonora Dinamita venía con problemas, pues sus principales músicos e intérpretes estaban adquiriendo compromisos con otras agrupaciones. Julio Ernesto Estrada, en 1975, logró reintegrarla nuevamente y con ella renovó las voces líderes de la agrupación permitiendo que La Sonora Dinamita viviera nuevamente en el gusto del público.

Fruko & Orquesta: En 1992, recordando las big band, Julio Ernesto Estrada se dio a la tarea de rescatar el repertorio internacional, en sus mejores expresiones, creando su propia gran orquesta. Reunió en el estudio a 22 músicos de la mayor trayectoria que había en el país, y en su primer volumen le hizo un merecido homenaje al gigante de Pérez Prado. Con Mambos, la acogida no se hizo esperar y el público agotó el producto en pocos meses. Julio esperaba el éxito, pero no en tales proporciones. Ya pisando camino firme, volvió a la carga a finales del año siguiente, esta vez con Pachangas y en 1995 presentó Sones y montunos.

Fruko y sus Tesos siempre vigente

La historia de esta agrupación no se quedó estancada en el éxito de sus primeras producciones musicales. Entre 1976 y 1989 la gloria de Fruko y sus Tesos fue total. La revista norteamericana Record World la declaró la mejor orquesta de música tropical del Continente. Publicaron 12 nuevas producciones, en 13 años de actividad. Obras como El patuleko, Anita tun tun y Catalina del mar se hicieron sentir con mucha fuerza.

En 1998 impuso un nuevo éxito, Mi libertad, tema que encabezó su producción Esto sí es salsa de verdad. Para el 2001, presentaron su producción número 25 con el título de Power Salsa, y le siguieron títulos como Wild salsa, Viva la rumba con salsa y La máquina del sabor, álbumes que impusieron éxitos de la talla de Cachondea, Gringo rumbero pachanguero y Salsero mayor.

En el 2007 presentaron una programación muy especial, primero porque en el mismo álbum se unieron dos orquestas de talla internacional que dan fe del éxito obtenido por el movimiento de la salsa en Colombia ante el mundo. Segundo porque al frente de cada una de las orquestas se confrontaron musicalmente padre e hijo, Fruko y Julio Ernesto Estrada Jr., dos talentos nacionales que siguen trabajando a favor de los amantes de este género, con gran éxito. El álbum se tituló Fruko y sus Tesos – The Latin Brothers, más unidos.

Fruko tiene más de treinta años de vida artística, innumerables largas duración en los que ha participado como director musical, como músico, como arreglista, como productor, y fácilmente sobrepasa las ciento cincuenta giras internacionales, pues al año viaja mínimo dos veces con alguna de las agrupaciones que dirige. El mundo lo sigue conociendo como Fruko, el embajador por excelencia de la música colombiana en el exterior.

Hoy trabaja en su casa y en sus propios estudios de grabación con el mismo ahinco y con la sabiduría que entregan los años. Su tranquilidad espiritual la encontró en las técnicas de la cienciología y dianética. Su amor indiscutible, su familia y la música por la que siempre ha trabajado.
Fuente: Información y prensa Discos Fuentes. 20 de diciembre de 2007.

Disfrute este tema "El preso". Es interpretado por Wilson Manyoma Gil, caleño conocido en el mundo artístico como Wilson Saoko, quien se destacó por los éxitos "Tronco seco", "Tú sufrirás", "Mosaico santero", "Los charcos" y el impacto más grande que ha tenido en su carrera artística, "El preso".


El preso - Fruko y sus Tesos canta Wilson ''Saoko'' Manyoma

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Se baila así - Rufo Garrido y su Orquesta canta Crescencio Camacho

Rufo Garrido
(1896 - 1980)

Una figura cimera en la música de Colombia, desde las arenas del Caribe...

Se trata de Rufo Manuel Garrido Gamarra, todo un ícono en la música caliente, bailable, que en el tránsito de su vida artística hizo de Barranquilla el escenario natural al haber escrito páginas memorables en los carnavales de aquella ciudad, en Mi Kiosquito de Víctor Reyes.

Este maestro de la cultura popular, saxofonista tenor, hizo del instrumento otro tipo de pincel para dibujar y colorear ideas musicales de hondo arraigo popular.

EL ARTISTA
Uno de los músicos colombianos de mayor expresividad con el saxo tenor. Compositor musical y artesano de oficio (pintor artístico y de brocha gorda). Nació el 14 de noviembre de 1896 en el callejón Garrido, donde estuvo ubicada la panadería de Víctor Manuel Garrido, su padre, de donde la gente bautizaría con el apellido paterno dicha calle; la madre Fermina Gamarra, dedicada a los quehaceres de la casa en el barrio El Espinal.

EL APRENDIZAJE
Autodidacto y en veces se asomaba por la Academia Musical de Eusebio Celio Fernández, donde él pudo cancanear algunas lecciones de gramática musical. Y en la Escuela Salesiana de Artes y Oficios al lado de un sacerdote español se enamoró de los instrumentos aerófonos. Pero el verdadero maestro lo fue Aureliano Tejada Gastelbondo, miembro integrante de la Orquesta Jazz Band Lorduy y saxofonista como él. Después se haría a pulso propio callejeando sones del trópico con bandas de músicas como parte de su escuela formativa con la complacencia del clarinetista Ceferino Meléndez. Tuvo actividad musical al lado de Carlos Gómez Padilla, un agente festivo del 11 de noviembre por su recurrencia a disfrazarse de mujer y con la certeza de que su virilidad no ameritó duda alguna.

Fue miembro de la Orquesta de Juan Pérez, bajista artesano (carpintero) en 1925, liderando la línea de saxofones. Participó en la creación de la Orquesta de Miguelito Herrera, banjista y artesano (peluquero) para la misma época. La tercera orquesta donde participa Rufo Manuel Garrido Gamarra, es la del artesano (peluquero) Domingo Zárate en 1937. El movimiento de artesanos músicos de Cartagena tuvo una gran actividad social y cultural a través de dos escenarios creados por los artesanos y obreros: Salón de Baile Estrella Roja, de clara filiación marxista en el barrio Getsemaní, calle del Carretero, y el Club Libertad en el Playón Grande.

EN LAS VIEJAS SABANAS DEL BOLÍVAR GRANDE
Miembro de la Orquesta del bajista Charles Boutler, músico haitiano asentado en Corozal, luego en Sincelejo, y orquestador de las sabanas de Sucre y Córdoba.

Butler visionario, supo enseguida que Garrido era otra clase de músico. Bastaba verlo emperifollar el saxo como un altar, chupar la boquilla como un pezón tenazmente deseado y soltar las amarras de la improvisación.

Conformó la Orquesta Unión Montería en la línea de viento con el saxo tenor, haciendo las delicias en cada improvisación, su alma de músico mulato daba la sensación de ser un espíritu errante de Nueva Orleans extraviado en el Río Sinú.

INICIOS COMPOSITIVOS
Las primeras composiciones de Rufo pasaron un largo tiempo sin llegar al disco, una de ellas, El Cebú, en ritmo de fandango, compuesto en 1941, ha logrado mantenerse en el gusto de los melómanos y es, quizás, uno de los temas más celebrados. En ese orden de idea, Bahía, una obra con gran influencia del jazz swing, donde Rufo Garrido muestra su sabor y maestría en la improvisación. El saxo tenor es la mediación entre el clarinete y los instrumentos metálicos como: trompeta, trombón de vara y bombardino, de cuyo enlace Garrido se vale para desarrollar los motivos melódicos en los instrumentos de alientos.

El clarinete, saxo tenor como enlace con el trío: trompeta, trombón de vara y bombardino, fue una constante en su esquema instrumental, tanto en lo compositivo y orquestal. Marcó un sonido basado en los aerófonos priviligiando la estructura bandística, escuela formativa de la mayoría de músicos populares colombianos, desde su etapa de músico al lado de Carlos Gómez Padilla "Piquinini" (artesano peluquero), con la Banda Cartagena.

Las primeras grabaciones las realiza en 1950 con Discos Fuentes, bajo el registro de la Orquesta A No. 1 y otras composiciones con la Orquesta Melodía y Orquesta Emisoras Fuentes, donde deja para los acetatos parte de su magisterio.

En 1952 grabaría otros temas para Discos Tropical de Barranquilla: El chinche y La mula, fandangos de rancio sabor placero con reminiscencia al mundo taurino y al escenario prostibular como era la costumbre de la época en la música popular costeña. Esconder el nombre de la dama de la noche o de su cabrón empedernido con la nomenclatura zoológica. Utilizaba la guitarra para confirmar tanto la línea melódica como la armonía para la escritura del score y luego de las partes.

En el año de 1953 conforma su propia orquesta de gran demanda en el Caribe colombiano, principalmente en Montería, Sincelejo, Barranquilla y Cartagena. Entre el mundo festivo novembrino de Cartagena, Ciénaga, Santa Marta y los carnavales de Barranquilla, Rufo Garrido adquirió prestigio y, desde luego, nombre artístico. La Orquesta de Rufo Garrido era de una demanda tal, que su esposa e hijos solo tenían noticias de él por la prensa y el noticiero Informando de Marcos Pérez Caicedo.



La Orquesta de Rufo Garrido (1953) integrada para la época por los siguientes músicos: Ausberto de Ávila y Sabas pacheco (trompetas); El Niño de Ávila (batería); Cristóbal García Vásquez, "Calilla" (bajo); Rufo Garrido, Nicolás de Ávila y Hernando Mendoza (saxofones); Victoriano León Marimón (cantante).

La ñeca y El cebú tuvieron notable divulgación con Discos Fuentes y la Orquesta de Pedro Laza, que catalizaron a Rufo Garrido gracias a la estrategia de Emisora Fuentes. La versión de El cebú con Pedro Laza es la primera grabación del fandango, con los solos del saxo tenor de Garrido en 1956. La sonoridad y prestigio de Pedro Laza y sus Pelayeros tuvieron la base a través de la escritura composicional e instrumentación, se debió a los siguientes músicos: Rufo Garrido, Edrulfo Polo, Manuel Villanueva, Nicolás De Ávila, Clímaco Sarmiento y Lalo Orozco, entre otros.

Con El cariseco, grabado en 1957, ratifica su fuerza expresiva de gran aliento en los pasajes de improvisación, le otorgaba a sus toques un entusiasmo contagioso y directo en el bailador. El tema El cariseco tuvo el respaldo de Pedro Laza y sus Pelayeros. Él hizo del instrumento un motivo identitario que el público gozaba al saberse que ese toque tenía nombre propio, el gran Rufo Garrido.

Grabó el mapalé Te con ten de Dionisio Páez (artesano: albañil y carpintero), donde la función rítmica soporta toda la construcción compositiva, apoyado en la tumbadora, güiro, maracas y el timbal, acentuando la parte percutiva en el cencerro con Clodomiro Montes, el popular "Puerto Rico". Sobre el tema en mención, se habla de un ritmo creado por Rufo Garrido, el teconté, que populizaría Crescencio Camacho. Otro tema en ese ritmo es Cuando te vayas. Mujer, ron y pastel, de Rosendo Martínez, en ritmo de fandango, lo graba Rufo con su orquesta, cantando "El Pibe" Isidro Velazco, dándole ese toque frenético en la marcación del 6/8 con acentos rápidos en el redoblante y los matices tímbricos de saxo tenor y bombardino para darle sabor a plaza y al mundo de los manteros pueblerinos.

El porro Diciembre 24 cantando Tony Zúñiga, expone la complejidad de dicho ritmo por su sincretismo musical y pasajes acompasados que remiten auditivamente a elementos contradancísticos. Dos movidas guarachas en la voz de Tony Zúñiga y composición de "El Pibe" Velazco, Mire usted y Con la lengua afuera, canta El Poly Martínez, con la orquestación de Rufo Garrido.

El debut musical del cantante Crescencio Camacho fue con la Orquesta Danubio Azul en Sincelejo, gracias a Rufo Garrido que era integrante de la agrupación. Camacho inmortalizó con su sandunguera voz temas orquestados por Rufo Garrido, entre ellos: Falta la plata a dúo con "El Pibe" Velazco, Que toque Rufo, Pachito te coge el toro, El queso, La carestía, Catana, No tengo la culpa, Cuando te vayas y La cumbiamba.

Entre otros cantantes de la Orquesta de Rufo Garrido, figuran: Campo Elías Medrano, Carmen Elguedo y Eliseo Herrera, que con sus voces dieron a conocer un catálogo compositivo del excelso tenorista bastante amplio y soportado en el archivo de SAYCO, entre sus obras: A la luna, amor con tambor, Ángeles somos, Arriba de la loma, Dos mantazos, El amigo, El arranque, Ese es mi disfraz, Con antifaz, Viva noviembre, La cumbia me gusta, Mapalé musical, María Manuela, Mi palenquera, Fiesta en Cartagena, Mi tití colorao, Arroz con cangrejo, Bocachica, Brincando el carro, Cara e piedra, El mochilero, El gallo flaco, Lamento negro, Las brujas son, Ñeque en totuma, No quiero zorra y Tráete media, entre otras composiciones.

El músico hizo de la ciudad de Barranquilla el escenario natural de su vida artística, dando la sensación que tuviera un contrato de exclusividad en Mi Kiosquito, donde se inmortalizó como un actor carnavalero amenizando los bailes de la Arenosa. El sonido alegre, entre duro, áspero y fluido en su expresividad le otorgó merecida fama en toda Colombia. Su estatura física de un metro con ochenta corrió paralela a su gloria artística siempre. Barranquilla, la ciudad y su gente lo acogieron como suyo, un verdadero ícono de la música costeña.

El talento creativo de Garrido se muestra en todo su esplendor cuando en los carnavales de Barranquilla en 1961 se aventura a mostrar a una cantante invento suyo, en el tema La palenquerita, haciendo su debut en Mi Kiosquito con Ceferina (Salinas o Cáceres, sus apellidos), y luego grabaría con ella, siendo la novedad.

La palenquerita (en ritmo de mapalé) la estrena en Mi Kiosquito donde él era el número uno en la exigencia de bailadoras y bailadores que lo escogieron y aclamaron siempre como el músico de sus predilecciones. Cabe señalar que, la foto de Rufo con Vicenta Palomino Herrera, mujer nacida en San Basilio de Palenque, marca un hito cuando lleva al escenario artístico a una mujer que nunca pensó en llegar al mundo del disco y dejar un testimonio sonoro de su voz (pregona el dulce de la alegría) y visual a través del documento fotográfico.

El buscapiés, motivo escrito para las fiestas novembrinas, no tuvo límites geográficos y convertido en éxito en los carnavales de Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta, donde fue el delirio y su estatura inmensa de músico se incrementaba en cada una de sus composiciones.

Escribió a punta de jarro (saxofón) estupendas páginas musicales como compositor e instrumentista esquisito, músico visceral de ingeniosas creaciones y un gran discurso improvisatorio con el saxofón tenor donde desbordaba imaginación y una alta emocionalidad en su sentir estético. Con él la música costeña adquirió fama y renombre y, poco a poco, con sus aportaciones ayudó a escribir el mapa sonoro de Colombia.

Al maestro Francisco Zumaqué se le esuchó expresar varias veces las sabrosuras musicales del saxo tenor de Rufo Garrido, este reconocimiento de una gloria musical de Colombia pone a Rufo Garrido en su justa dimensión.

Que toque Rufo Garrido era una exigencia del público expectante y un reconocimiento al músico por sus fraseos melódicos, que devino en título a una de sus composiciones.

RUFO EN LA VIDA NOCTURNA
... actor artístico en los oficios musicales de los prostíbulos de Tesca.

La mayor parte de su vida nocturna había trancurrido entre esos seres que se daban a la noche con un frenesí amargo, y mientras él tocaba el saxo podía verlos vomitar o llevarse un cliente a una pieza y despacharlo en tres patadas, regresando para pedirles una canción y recordarle que él era grande y que su garganta venía de alguna vecindad con el cielo. Garrido les creía y los amaba. Amaba además el Viejo Tesca con su molienda de música, sus coloretes de escándalo y sus cuchilleros. Y había pintado las paredes de las cantinas con murales de su propia mano e inocencia. Y cerca de esos murales, las parejas seguían apretujándose mientras el saxo maestro ofrecía perpetuos sones de monte.

AMABA SU FAMILIA
En un cassette, donde Rufo le tocaba el saxo tenor a una hermana que peleaba con la muerte, le cantaba y le decía cuanto la quería... que no se iba a morir porque ese vals que instrumentaba para ella era una manera de devolverla del camino de la muerte a la vida. No te mueras hermana mía, su nombre era Paulina, su hermana menor.

RECONOCIMIENTO
Rufo Garrido es una cifra mayor en la historia de la música popular de Colombia. Que toque Rufo Garrido desde la perpetuidad cuando se encamina el 3 de noviembre de 1980 a encontrarse con sus familiares idos hacia la otra orilla que lo comunica con el oriente eterno en la descarnadura del cuerpo y poner a volar el alma. Vino al mundo de Cartagena de Indias en el mes de noviembre y se fue en el mismo mes en la ciudad que lo viera nacer; hoy su obra compositiva lo mantiene vivo en el imaginario colectivo del pueblo colombiano.
Fuente: Revista Zetta, Marzo 2015.


Se baila así - Rufo Garrido y su Orquesta canta Crescencio Camacho


Con este sensacional tema musical a ritmo de cumbia, que también es legado de la música que antaño tocaban los sonideros de mi ciudad, termino mis actividades de este año en el Blog y espero continuar el año que viene, si Dios me lo permite, aportando mi granito de arena en la divulgación de esta hermosa y maravillosa música. El último año, por cierto.

No me resta más que agradecer al Señor por todas las bendiciones recibidas y a Usted por dedicarle un tiempo a la lectura y escucha del contenido del Blog. Le deseo que tenga una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo en compañía de sus seres queridos.

lunes, 13 de diciembre de 2021

Vicente Fernández... Una estrella más en el cielo


A la edad de 81 años de edad, Vicente Fernández falleció el día de ayer, 12 de diciembre, a las 06:15 horas en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

El más grande ídolo de la canción ranchera de los últimos tiempos ahora brillará en el firmamento junto con otros que le precedieron, como Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís, José Alfredo Jiménez, Antonio Aguilar y Lola Beltrán, grandes íconos de la canción vernácula mexicana.

Que el Señor colme de fortaleza a su familia para enfrentar esta lamentable pérdida.

He aquí uno de sus recuerdos musicales, con La Internacional Sonora Santanera...


Mi razón - Vicente Fernández y La Internacional Sonora Santanera

lunes, 22 de noviembre de 2021

El pulgón - Orquesta Ecos canta Tony Zúñiga

Tony Zúñiga

Una de las grandes figuras que contribuyeron con su voz al éxito internacional de la música tropical colombiana en su época de oro es, sin lugar a dudas, la del toludeño Tóny Zúñiga.

B
reve reseña de Tony Zúñiga

El pulgón es un clásico entre los clásicos de la música tocada por los sonideros en Monterrey, disfrútelo.

El pulgón